“Eppur si muove” es la hipotética frase que, según la tradición, Galileo Galilei pronunció en voz baja, después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición.

Galileo tenía razón: La Tierra es la que se mueve alrededor del Sol, el Sol alrededor de una Galaxia y la Galaxia alrededor del Universo, y ninguna estupidez oficial podrá cambiarlo.  

En el Renacimiento así se fijaba la batalla entre dogma y la ciencia. De ahí vendría la Ilustración y, más tarde, la democracia y la economía de mercado. Todo ello derivaría en nuevas reglas de convivencia que liberarían el ingenio, la creatividad y la riqueza de los individuos.

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Pero la batalla no ha terminado, constantemente se enfrentan los individuos a las sociedades y las sociedades a los gobiernos. Unos quieren actuar en libertad, otros quieren controlar, unos quieren generar riqueza, otros extraerla de los demás.

El fin de un gobierno no debe ser el controlar, sino administrar las reglas para permitir que el sistema se auto-ordene. Todo sistema complejo, todo sistema social, requiere reglas básicas de convivencia. En los mejores sistemas, las reglas son claras y racionales, y se aplican con esa intención. En los peores sistemas, las reglas son oscuras y le dan poder a los burócratas, los políticos o los autócratas. En los mejores sistemas se crea riqueza, en los peores se extrae riqueza de unos a favor de otros.

Entender que los sistemas se auto-ordenan no es fácil. Es muy común creer que los sistemas se controlan y que alguien debe controlarlos: un dios, un político, un jerarca, un macho alfa.

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Como la información es básica para el auto-ordenamiento, los sistemas deben procesarla con eficacia. Un mercado es capaz de hacerlo con efectividad, pero requiere libertad de flujo. Por eso a los autócratas no les gusta el libre flujo de información ni la libertad de mercado.

Desde esa perspectiva, la Web 1 vino a liberar el flujo de la información, pero de manera pasiva para el receptor.  La Web 2 permitió la interacción, pero concentró el poder y el valor en unos cuantos (Facebook, Twitter, Google). La Web 3, la tecnología blockchain (criptomonedas, contratos verificables por todos, códigos abiertos, finanzas descentralizadas, bienes digitales) permite la interacción de manera descentralizada, y no solo de información, sino de activos.

Lo que es obvio para unos pocos aún es incomprendido por las mayorías y, sobretodo, por los reguladores de los gobiernos. La Web 3 asusta a los políticos porque viene a liberar al individuo y, por tanto, trastoca el poder de los gobiernos sobre las sociedades: ya no se requiere la presencia de una autoridad central para darle validez al sistema, la comunidad es la que fija y administra las reglas. Las reglas son claras y verificables por todos, el poder es de cada uno. Además, no hay una sola comunidad, sino muchas y no están supeditadas a lo geográfico.

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Esto apenas empieza, pero es una nueva era que viene a contraponerse al control del individuo por el “Estado”, es decir, por el gobierno.

El Renacimiento nos liberó del dogma, la Ilustración masificó el conocimiento con la imprenta, la Revolución Industrial lo tradujo en generación de riqueza y en libertad política, la Web 3 viene a liberarnos de las autoridades gubernamentales como las conocemos hoy en día. 

Habrá quienes aún piensen que el gobierno es y debe ser el centro del universo, pero no lo es. El individuo es el nuevo centro y el paradigma no es de control, sino de auto-ordenamiento. Esto no solo se mueve, sino que se mueve con rapidez a pesar del deseo de control y los dogmas de la era industrial que aún prevalecen.

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Contacto:

*Santiago Roel R. es Director y fundador del Semáforo Delictivo, herramienta de rendición de cuentas, evaluación y análisis del comportamiento de la delincuencia y violencia en México. www.semaforo.mx

Twitter: @semaforodelito

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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