México aún tiene que implementar, en la práctica, sus reformas; todavía persisten las dificultades en las áreas de seguridad y Estado de derecho.     En diciembre, el congreso mexicano aprobó un proyecto de reforma transformador del sector energético que podría aumentar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) potencial hasta en un 1.6% al año en la economía del país, el cual genera  1.2 billones de dólares, es por esto que México es la segunda economía más grande en América Latina, después de Brasil. México también es el tercer socio comercial más importante de Estados Unidos y posee la cuarta reserva de Shale Gas (gas de esquisto bituminoso) más grande del mundo. La legislación que se analiza permitiría que el país se una a los estadounidenses en la revolución energética del Shale Gas. Con esta reforma, además de otras medidas recientemente adoptadas, México se sitúa a la cabeza de una lista reducida de países que buscan intensamente mejorar su competitividad en un momento en el que el mundo y la competencia por el capital global va en aumento y se están abandonando las políticas del Banco Central que promueven la abundante liquidez. Al efectuar esta reforma, los legisladores mexicanos pusieron fin a un viejo tabú que desde hace 73 años impedía la inversión del sector privado en la industria de exploración, extracción y refinación de gas y petróleo. En lo que constituye un signo de la época, las manifestaciones en la calle y la oposición al proyecto fueron relativamente débiles. Actualmente, el Congreso tiene 120 días para redactar las leyes secundarias relevantes, pero la mayoría absoluta con que cuenta el proyecto en ambas cámaras, gracias al respaldo del PRI y del PAN, prácticamente garantiza que todo estará listo para el primer trimestre. Dada la profundidad y amplitud de la reforma energética, este proyecto es mucho más ambicioso que el presentado por el presidente Enrique Peña Nieto en los últimos meses y superó las previsiones más favorables. La variedad de estructuras mediante las cuales las empresas del sector privado podrían participar en la perforación de pozos de gas y petróleo fue la sorpresa positiva clave. Las modificaciones constitucionales prevén concesiones de servicio, así como contratos de participación de ganancias y de producción (y permite a las empresas contabilizar las reservas). Asimismo, en Pemex, el gigante petrolero nacional, los representantes sindicales de sus trabajadores dejarán de formar parte del consejo de administración; se abrirá el sector eléctrico a la inversión privada y se creará un fondo de inversión soberano administrado por el Banco Central para la gestión de los ingresos energéticos. Esta reforma tiene todos los ingredientes necesarios para materializar el potencial energético del país. La revolución del Shale Gas en Estados Unidos ha aumentado considerablemente la producción de gas, reducido el costo de la energía y mejorado la competitividad económica de las empresas estadounidenses, al tiempo que ha creado decenas de miles de empleos y fortalecido el saldo de la cuenta corriente del país. México está decidido a adoptar rápidamente los conocimientos y la tecnología que se necesitan para explotar las formaciones de esquistos. Debido a los estrechos lazos comerciales que tiene con Estados Unidos y a las ventajas competitivas esperadas, también estaría en condiciones de incrementar aún más la participación en el mercado de manufactura estadounidense en desmedro de competidores como China, que recientemente anunció planes ambiciosos de reforma. La venta masiva de activos de mercados emergentes tras el famoso discurso de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el 22 de mayo, sobre la retirada del estímulo monetario, debería haber servido como llamada de atención para todos los países en desarrollo. En un mundo en el que la colocación de capitales internacionales comienza a ser más selectiva, las reformas estructurales añadirán una prima de valor a la cotización. México aún tiene que implementar, en la práctica, sus reformas, y todavía persisten las dificultades en las áreas de seguridad y Estado de derecho. Aun así, los políticos mexicanos y los responsables de la formulación de políticas han entendido que, en la competencia por un capital global escaso, sólo los mejor preparados obtendrán una rentabilidad superior. Según estimaciones de los analistas, tras la reforma, la inversión en el sector energético podría aumentar a razón de 10,000 y 20,000 millones de dólares por año, de los cuales las tres cuartas partes tendrían origen en la inversión extranjera directa. Esperamos que los activos mexicanos en general se beneficien de todos estos sucesos.   Contacto   Microsite: http://www.ubs.com/platiquemos E-mail: [email protected]     Consideraciones legales. El presente artículo ha sido preparado por el equipo de análisis de Wealth Management Research de “UBS A.G.” y adaptado por Adolfo Acebrás, Analista para México de UBS Asesores México, S.A. de C.V. (en adelante, “UBS Asesores” y en conjunto con UBS AG, “UBS”).   UBS expresamente rechaza cualquier responsabilidad derivada del uso del presente artículo y no garantiza de manera expresa o tácita, la fiabilidad o integridad de la información, así como tampoco garantiza que estas estimaciones o proyecciones serán cumplidas. 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