Antes de integrar una Reforma Fiscal, algo que con frecuencia se hace al inicio de un nuevo gobierno, es necesario tomar en cuenta el panorama empresarial y los retos que presenta los cambios en materia tributaria llevados a cabo en Estados Unidos. “Deben tener en contexto de su plataforma todas estás coyuntura que están surgiendo hoy en día, no es lo mismo cuando inició el sexenio de Enrique Peña Nieto a como ellos tomarían la administración con todos estos indicadores a nivel internacional. La reforma Fiscal sí o sí debe de existir”, apuntó Ricardo Castro, consultor estratégico y de innovación en tecnología impositiva para Latinoamérica de Thomson Reuters. Lee también Reforma fiscal, buena para los negocios en EU: Domino’s Pizza Con la entrada en vigor de la Reforma Fiscal en Estados Unidos en enero pasado se prevé una desaceleración en las inversiones por el ajuste que tendrán que hacer las compañías, mismas que ya se encuentran paralizadas por las elecciones en México. “En realidad no se espera una salida masiva de compañías dado que esto pudiera ser muy complejo, básicamente ya las inversiones que se tienen en el país la infraestructura, los capitales que están inmiscuidos en este país provenientes de Norteamérica su salida es muy complicada”, detalló el consultor en conferencia de prensa. Mientras en países como Brasil, Argentina y Chile ya se han efectuado o se preparan cambios en materia fiscal, en México no hay una postura manifiesta por parte de las autoridades. “Los reflectores están en otros aspectos como la contienda electoral y los candidatos están enfocados en otro tipo de temas que no tienen que ver propiamente con una reforma fiscal, al parecer están muy cómodos con la propuesta que a partir de 2014 el presidente enrique Peña Nieto hizo de la reforma fiscal. En ese punto no hay ni siquiera una propuesta de la autoridad fiscal”, detalló Castro. Pero no sólo el gobierno mexicano debe prepares ante un ambiente impositivo cambiante, las empresas deben de contar con un plan de rediseño de optimización de procesos y políticas de operación, mayor vigilancia, medir e identificar riesgos y contar con información precisa de los cambios en el mercado. La reforma, conocida como “Tax Cuts and Jobs Act” recorta impuestos a las empresas y a las personas con mayores ingresos del país, ofrece una desgravación fiscal mixta y temporal a contribuyentes de clase media, además de disminuir el impuesto corporativo de 35 a 21%. Entre los sectores más afectados por estos cambios son el automotriz, la farmacéutica, construcción inmobiliaria y los servicios.

 

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