Aprobar reformas no será en sí mismo un factor que combata la desaceleración, es importante que los cambios estructurales sean suficientes y de fondo.     México se ha librado de las crisis de fin de sexenio, pero no ha logrado escapar de las desaceleraciones que tradicionalmente se presentan el primer año de un nuevo gobierno. Este año de transición política no es la excepción. El crecimiento perdió aceleración de forma significativa durante la primera mitad del año a pesar de la euforia de los mercados ante la posibilidad de nuevas reformas. La añeja y crónica debilidad estructural sigue siendo el lastre de la economía. El país no superará su anémico crecimiento potencial sólo con la aprobación de reformas. Se necesita que dichas reformas produzcan cambios estructurales significativos y suficientes para aumentar la capacidad productiva de la economía. Durante la segunda mitad del año, la economía seguirá desempeñándose a tasas moderadas, aunque ligeramente más altas. El impacto de la transición política se desvanecerá y la economía global seguirá avanzando, lo que será de ayuda para la economía mexicana. Sin embargo, la baja capacidad potencial del país y la falta de flexibilidad fiscal y monetaria serán elementos que limiten el crecimiento. La posible aprobación de reformas hacia el cierre del año podría tener un impacto indirecto ante el potencial arribo anticipado de algunos flujos de inversión. No obstante, se espera que el crecimiento se sitúe alrededor de 1.5% este año, menos de la mitad del 3.9% del año pasado. La inflación se ajustó a la baja durante la primera mitad del año, sobre todo como resultado del impacto aritmético generado por la base de comparación. Dado el innecesario e inefectivo relajamiento de tasa de interés implementado a principios del año, la probabilidad de una mayor inflación ha aumentado. En estas circunstancias, se espera que la inflación termine por encima de 4% este año. A fin de evitar el  deterioro de expectativas y una posible contaminación de precios, el banco central podría verse obligado a actuar mediante aumentos en la tasa de interés antes de que termine el año o a más tardar a principios del 2014. El país necesita reformas que generen cambios estructurales significativos. También requiere de la modernización de la política económica para generar la flexibilidad necesaria que permita reducir la volatilidad del crecimiento alrededor de la tasa potencial. México necesita con urgencia implementar cambios estructurales para fortalecer el ahorro y la inversión, la productividad multifactorial y, el cambio tecnológico por medio de nuevas reformas. No obstante, la sola aprobación de las reformas no será suficiente para aumentar la capacidad de producción. Las nuevas reformas deberán satisfacer los requisitos que demanda la economía. Por esta razón, el futuro de la economía depende de la calidad de las reformas, no de su aprobación en el Congreso. El país debe entender que la aprobación de reformas es solo una condición necesaria, pero no suficiente para aumentar la capacidad productiva del país. Para ello se necesitan reformas de fondo y de buena calidad.   Contacto:   Twitter: @AlfredoCoutino http://www.alfredocoutino.com   *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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