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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
Las reformas económicas en México atravesarán por un momento crucial en los comicios locales el próximo domingo pues podría quebrar la delgada línea que mantiene la alianza entre oposiciones.   Reuters   MEXICO DF – El futuro de las reformas económicas del presidente de México, Enrique Peña Nieto, pasará por una prueba de fuego el domingo con elecciones en casi la mitad de los estados del país que podrían quebrar una delicada alianza con la oposición. Los comicios en 15 de los 31 estados del país caldearon los ánimos entre el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Peña y las dos principales fuerzas de oposición: el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). En los últimos siete meses los tres partidos lograron sacar adelante algunas reformas clave en el marco de un llamado Pacto por México. Y paradójicamente para mantener contenta a la oposición al Gobierno le convendría que el PRI no tuviera demasiado éxito en los comicios para renovar más de 1,300 cargos entre alcaldes y diputados locales además del crucial gobierno del estado de Baja California, un bastión del PAN. El PAN, inmerso en disputas internas desde que perdió el poder el año pasado, ha denunciado la injerencia del PRI en los comicios estatales y analistas creen que su apoyo a las reformas mermaría si pierde el gobierno de Baja California y se debilita su presidente Gustavo Madero. La votación llega justo cuando Peña prepara dos proyectos seguidos de cerca por los mercados y vistos como cruciales para el despegue de la segunda economía latinoamericana: una reforma fiscal para elevar la débil recaudación y un plan para aumentar la producción petrolera mediante una inyección de capital privado en el monopolio estatal Pemex. Son las principales reformas en la amplia agenda de cambios del Gobierno. El jefe del PRI, César Camacho, las llama “el plato fuerte del Pacto” y dice que deben ser aprobadas por las tres principales fuerzas políticas. El problema es que el PRI no tiene una mayoría absoluta en el Congreso bicameral y necesita del pacto con la oposición para concretarlos. El Pacto por México -donde Madero y del líder del PRD, Jesús Zambrano, han sido clave- ayudó a Peña a sacar adelante reformas para modernizar el rezagado sector educativo y aumentar la competencia en el mercado de las telecomunicaciones. Pero si el PAN pierde el domingo Baja California, Madero sería probablemente relevado en diciembre por una corriente vinculada con el ex presidente Felipe Calderón, y eso complicaría al gobierno la negociación de las reformas. “Al PRI le conviene un Madero fuerte, porque ya tiene una ruta larga de negociaciones”, dijo el analista político Fernando Dworak, especialista en temas legislativos. “Un Madero débil implica que la disidencia interna del PAN gane terreno. Una disidencia fortalecida implicaría (para Peña) renegociar desde cero muchos temas en la agenda”, agregó. Para el PRI, que actualmente gobierna en 20 estados, el poder local es clave. Fue eso en parte lo que le permitió recuperar la presidencia que había perdido en el 2000 tras 71 años seguidos en el poder donde a menudo fue acusado de corrupción y autoritarismo. En los 15 estados donde se votará el domingo el PRI tiene mayoría relativa o absoluta en todos los congresos locales, menos el del central estado Puebla.   Una aduana para el pacto Las campañas electorales estuvieron plagadas de denuncias de irregularidades y acusaciones de corrupción, además de ataques del narcotráfico contra candidatos a alcaldes y regidores que dejaron varios muertos en distintas regiones. La oposición se queja de supuestos apoyos ilegales a los gobernadores del PRI, que mientras tuvo la presidencia fue acusado a menudo de manipular elecciones a su antojo. El caso más sonado fue un escándalo sobre el presunto uso de fondos sociales con fines electorales en el estado de Veracruz, gobernado por el PRI. El caso llevó al PAN y al PRD a amenazar con abandonar el Pacto. Para el analista Roy Campos, director de la encuestadora Consulta Mitofsky, las negociaciones de reformas no tendrían un impacto directo si se aceptan claramente los resultados. Pero si no es así “todo se va a complicar, porque mientras viene la discusión de reformas también se estaría discutiendo en el tribunal (electoral)”, agregó. Un negociador de oposición en el Pacto por México dijo que si bien el resultado de las elecciones no debería influir en las reformas, en caso de que haya anomalías evidentes en la votación las negociaciones del pacto podrían contaminarse. “Queremos resultados electorales sin trampas, sin las mañas del PRI”, dijo la senadora del PAN, Mariana Gómez del Campo. “Si no, va a ser muy difícil que podamos sentarnos a negociar (las reformas) después de las trampas”. Zambrano, del PRD, lo puso así: “El 7 de julio es una aduana muy importante por la que el Pacto tiene que transitar”.   ¿El pacto? Una canica En Baja California, un estado de intensa actividad económica por ser fronterizo con Estados Unidos, las acusaciones de corrupción arreciaron en las últimas semanas. Ernesto Ruffo, que fue el primer gobernador del estado por el PAN de 1989 a 1995, comparó al Pacto con una canica posada sobre una mesa inestable que se mueve con los vaivenes de los partidos y las elecciones y que puede caerse en cualquier momento. “Peña no está logrando romper con el lastre de su partido, la historia de corrupción”, dijo Ruffo, actualmente senador. “No puede con la inercia de su propio partido”. El PRI ha dicho que las acusaciones son parte de una “campaña negra” de la oposición y que la mayoría de sus denuncias sólo fueron presentadas ante la prensa y no ante la fiscalía de delitos electorales. Una encuesta publicada la semana pasada dio como favorito al candidato del PAN para el gobierno de Baja California, aunque otro sondeo pronosticó una cerrada contienda. Analistas han dicho que el escenario más favorable para el Pacto por México es que el PAN retenga el gobierno de Baja California y gane además algunas capitales que están en manos del PRI. Por eso la campaña se ha desarrollado entre rumores de una supuesta negociación para que el PRI pierda la elección en Baja California, algo que el partido desmiente. “Nosotros no vamos a negociar ningún cargo por el Pacto por México porque tenemos claro que son dos pistas diferentes”, dijo el secretario de Acción Electoral del PRI, Samuel Aguilar.

 

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