Los empresarios mexicanos que se encuentran avecindados en EU se preparan para aprovechar las oportunidades de negocio derivadas de la reforma energética.     La inseguridad en el país ahuyentó hace tres años a los empresarios mexicanos. El clima de violencia, las extorsiones y los constantes secuestros hicieron que muchos se refugiaran en estados fronterizos como Texas, en Estados Unidos, pero hoy sus inversiones se preparan para regresar a México y aprovechar las oportunidades que les ofrece la reforma energética. “Hay una gran oportunidad en la frontera para pequeños y medianos empresarios mexicanos en las cadenas de suministro de la industria energética”, dice en entrevista con Forbes México Eduardo Bravo, presidente de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM), que en los últimos años se ha encargado de asesorar y acompañar a los empresarios nacionales para que establezcan sus negocios en Estados Unidos. Se calcula que tan sólo en la ciudad de San Antonio se encuentran cerca de 40,000 casas de profesionistas y empresarios provenientes de México, de acuerdo con estimaciones hechas por la AEM en 2012. Esto es parte del poder mexicano en la frontera. Sin embargo, detonar el negocio en el sector energético es una apuesta que requiere la modernización de la infraestructura trasfronteriza, y en algunos casos enfrentarse al fantasma que merodea a los empresarios en el país: la delincuencia.   El boleto de regreso Hace una semana, el presidente Enrique Peña Nieto promulgó en Palacio Nacional las leyes secundarias de la reforma energética, la carta fuerte dentro de las reformas económicas de la actual administración federal. Ese día en Texas, no sólo las grandes multinacionales del sector escuchaban con atención el mensaje del primer mandatario, sino también los pequeños y medianos empresarios mexicanos ponían atención a la promesa de negocio dentro del sector de hidrocarburos. Eduardo Bravo, de la AEM, se encuentra convencido que la reforma que tienen enfrente los inversionistas nacionales avecindados en la Unión Americana es una oportunidad que no pueden dejar pasar, la cual podría significar un boleto de regreso para muchos de los inversionistas que hace tres años decidieron huir del asfixiante clima de violencia en estados como Nuevo León y Chihuahua. Negocios que van desde la extracción del shell gas hasta la alimentación de la cadena de suministros que se requerirá en la frontera con Estados Unidos, forman parte de la gama de oportunidades que seducen a los empresarios. “Estamos viviendo un momento histórico y realmente yo veo que el futuro de México se va a dar por ese lado”, dice Bravo. La AEM ya empuja reuniones y acuerdos con organismos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) y ProMéxico para impulsar los trabajos de los comités binacionales de energía en temas de cooperación entre compañías estadounidenses y mexicanas. “Los grandes jugadores entran solos, mientras los pequeños y medianos no lo hacen así, como lo es en temas de cadenas de suministro”, dice Eduardo Bravo. Y las oportunidades comienzan a surgir. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) anunció la licitación de 16 proyectos que requerirán una inversión superior a 4,000 millones de pesos (mdp), los cuales incluyen dos gasoductos en Texas. Pero no sólo las alianzas empresariales ocupan la mente de los mexicanos en territorio estadounidense. Existen baches en el camino en el retorno de las inversiones de los paisanos.   Un panorama oscuro Para la Alianza de Comercio Fronterizo (BTA, por sus siglas en inglés) –que agrupa a más de 150 empresas exportadoras e importadoras de América del Norte–, la frontera entre México y EU ha envejecido 40 años en temas de infraestructura. “Con la reforma energética pensamos que se va a saturar el comercio en la frontera y no hay suficientes fondos de los gobiernos para invertir en la modernización”, asegura Jesse Hereford, presidente del BTA capítulo EU-México. Hacer de la frontera un espacio competitivo requiere de una inversión superior a 6,000 millones de dólares (mdd) en territorio estadounidense, mientras que del lado mexicano el monto podría ser tres veces mayor, lo cual se traduce en 18,000 mdd. Actualmente, más de 24,000 vehículos pesados cruzan diariamente la frontera norte, y casi un millón de personas pasan por sus aduanas, así como 117,000 vehículos particulares. La AEM y la BTA coinciden en que los empresarios pueden ser el motor de inversión que requiere la infraestructura fronteriza, pero saben que los acuerdos entre las autoridades de ambos países es necesaria para accionar la modernización de puentes y aduanas. Dentro de los planes de la AEM se encuentra presentar este año un estudio que realiza la Universidad de Texas en San Antonio para mostrar de forma clara las oportunidades que pone sobre la mesa la reforma energética. El próximo 27 y 28 de mayo se llevará a cabo el foro NAFTA, The Mexican Reforms Remaining Competitive, que buscará afianzar los lazos de apoyo binacional entre empresarios y los gobiernos de los dos países. Emilio España, quien fuera también presidente de la AEM, reconoce que éste es un momento clave para que los empresarios mexicanos en su retorno al país tomen la batuta dentro de un panorama que puede resultar oscuro por ahora, pero también brillante frente a la reforma energética. “Es un momento histórico irrepetible que debemos aprovechar.”

 

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