El IFT busca controlar las tarifas de servicios finales a usuarios de América Móvil y Telmex para promover la competencia en el sector, pero la aplicación de esta medida al agente preponderante podría significar una amenaza a la competencia económica.     La obligación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de regular las tarifas finales del grupo empresarial con mayor participación de mercado de telefonía fija y móvil, como resultado de la declaración de preponderancia, busca revertir las pérdidas de los consumidores mexicanos por precios excesivos en los servicios del sector. Sin embargo, este instrumento del regulador puede convertirse en un arma de doble filo que atente contra los principios de competencia. América Móvil encendió en este tema el semáforo en amarillo para los analistas el viernes pasado, cuando la empresa que preside Carlos Slim Helú informó a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que ciertas tarifas para la prestación de servicios a usuarios finales estarán sujetas al control y autorización del IFT, con metodologías de precios máximos y replicabilidad como agente preponderante. “Lo ideal no es regular tarifas, eso es un intervencionismo mayor y no es recomendable. Regular las tarifas que vende Telcel al público no es lo mejor desde ningún punto de vista económico”, asegura en entrevista Miguel Flores Bernés, especialista en regulación y competencia económica. Los consumidores mexicanos habrían perdido 13,926 millones de dólares (mdd) por las altas tarifas en servicios de telefonía fija, entre  2000 y 2009, mientras que el promedio dentro del mismo periodo en telefonía móvil alcanza los 12,242 mdd, de acuerdo con el ‘Estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollos Económicos) sobre políticas y regulación de telecomunicaciones en México’, que se presentó en 2012. A pesar de la urgencia de la aplicación de medidas para promover la competencia, la sombra de la destrucción de incentivos para que las empresas de Slim inviertan, así como el peligro de colusión de sus competidores en las tarifas oscurecen un logro que es catalogado como histórico en el mercado de las telecomunicaciones.   IFT contra el Goliat de las Telecom El viernes pasado, los 7 comisionados del IFT dieron a conocer frente a las empresas informativas la declaración como agente económico preponderante al grupo de interés conformado por América Móvil, Teléfonos de México (Telmex), Teléfonos del Noroeste, Radiomovil Dipsa, Grupo Carso y Grupo Financiero Inbursa, empresas pertenecientes al empresario Carlos Slim Con una participación superior al 50% del mercado de telefonía fija y móvil, al Goliat de las telecomunicaciones se le han fijado condiciones que en su carácter de preponderante tendrá que resolver en los próximos meses, entre los que se encuentran la regulación de las tarifas de interconexión con metodologías de precios máximos y el establecimiento de un convenio marco de este rubro. Para jugadores como Grupo Salinas, que preside el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego, las tarifas de interconexión eran una de las demandas con mayor peso por parte de los competidores del segundo hombre más rico de la lista de millonarios de Forbes, con una fortuna de 72,000 mdd. “La decisión que toma el IFT esta semana se espera que siente las bases para una mayor competencia en el sector de las telecomunicaciones, pero no se encuentra exenta de riesgos que amenacen este primer paso importante del regulador”, opina Fernando Butler Silva, analista en regulación del sector de Telecomunicaciones  y ex presidente del Colegio Nacional de Economistas Para el especialista, es importante que las medidas que se cobijan en la bandera de la competencia no se vean mermadas por el riesgo de representar una amenaza para las decisiones de inversión de las empresas, como es el caso de regular tarifas finales. “No se deben sobrerregular los mercados e imponer cargas a las empresas que den servicios finales, tampoco habrá que abusar de esta figura, porque tampoco se trata de ponerle camisas de fuerza a la empresa e impedir que sea productiva, simplemente fomentar la competencia y la eficiencia”, comenta Flores Bernés, ex comisionado de la extinta Comisión Federal de Competencia (CFC). El control tarifario en los productos que se ofertan al final de la cadena de consumo mermarían las estrategias de venta para llegar a los diferentes estratos que tienen en la mira Telcel o Telmex. Para la OCDE, según el estudio expuesto en 2012, la práctica de los operadores de registrar precios ante el regulador no debe ser necesaria para más efectos que para precios al mayoreo de los operadores con poder sustancial de mercado.   La última llamada América Móvil aún se encuentra en el análisis de las obligaciones que le fijó el IFT como agente preponderante, y aún se espera que el tema de las tarifas pueda ofrecer mayores precisiones por parte del regulador. El fijar tarifas finales podría ser negativo para la empresa telefónica, por lo que es recomendable que la regulación en las tarifas se dé en los precios de interconexión que fijaba el preponderante, dice Butler Silva. Las acciones de América Móvil cerraron ayer la jornada en la BMV con un incremento porcentual de 0.39, al registrar un precio unitario de 12.98 pesos, contrario a la caída que los analistas esperaban del desempeño de la empresa. Los tiempos para que los consumidores experimenten los beneficios de la regulación es una moneda que se mantiene en el aire, pero que guarda un solo objetivo, dice el ex comisionado de la CFC: “Si la regulación es eficiente, el beneficio puede verse de inmediato. Se abre la competencia y eso hace que bajen las tarifas, pero sin trastocar los mecanismos de competencia.”

 

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