El ser humano es el único animal que se relaciona con otros cambiando de jerarquía. Ese cambio de jerarquía es lo que le ha llevado a ser flexible, adaptarse y triunfar. 

Triunfar en comunidad, en sociedad y como último eslabón triunfar como humanidad. 

En un momento donde las relaciones van cambiando, no solo por las circunstancias de la pandemia, sino por la rapidez del mundo, los empresarios, los equipos, las instituciones miran a su alrededor para entender mejores prácticas para crear alianzas. 

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Como decía Steve Jobs, la creatividad sale de la “seredepity”. Esos encuentros casuales, maravillosos donde se eleva el objetivo individual para uno en común. Donde tan solo se comparte conocimiento y se intenta contribuir en algo. 

El Silicon Valley nos deja grandes ejemplos de como hacer networking. Donde los grupos se han convertido en cantera fructífera de talento. El renombrado, PayPal Mafia es un vivo testimonio de apoyarse en los compañeros sin tener en cuenta su jerarquía. Jerarquía que se ha hecho notoria con los años pero no en sus comienzos. El grupo de empleados y fundadores de Paypal en el año 1998 en Palo Alto, CA, contribuyeron a crear la plataforma para transferir dinero a la vez de crear una cantera de gente exitosa siendo en ese momento todos iguales. 

En Mexico, como en las culturas más latinas, todavía hay una distinción muy acentuada tanto de estratos dentro de la empresa como fuera. Los ejecutivos, CEOs y Consejos de Administración tienden a clasificar al talento por grupos definidos alejándose del potencial del individuo. Y de igual manera se relaciona con ellos. 

Con esta mentalidad es más difícil crear un círculo profesional diferente, más rico en contenido y en continente. Entendiendo el contenido como el aporte técnico y el continente las circunstancias que todos aportamos al interactuar con los demás. 

El ambiente, la cultura, las raíces, la perspectivas pueden enriquecer la diversidad. En definitiva todas las características que forman el conglomerado de los equipos. Hay que ser conscientes de que depende del liderazgo, potenciar, aminorar o neutralizar esas características. Cuando neutralizamos al individuo para tener un ambiente más homogéneo no se obtienen standards más claros sino que hay una generalidad más unísona. Es todo más igual, se repite lo esperado. 

De igual forma pasa cuando hacemos networking, tendemos a repetir lo que ya sabemos, conocer a la gente que ya entendemos y fijarnos en nuestros iguales. 

Cuando se sale de esos parámetros, se está apostando por algo nuevo. 

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Arriesgamos, conectamos y co-creamos. 

¿Cómo sería probar esta fórmula con nuestros equipos? ¿Y fuera, en nuestra próxima oportunidad de conocer a alguien fuera de nuestro entorno? La palabra clave es conocer. Lo que entendemos por conocer y lo que queremos llegar a conocer. 

Una de las premisas con las que me encuentro en mi práctica de coaching es, “no conecto con mis equipos, no se que hacer con ellos para que expresen más su opinión.” 

Para obtener esa meta, lo primero es tener la intención de acercarse sin tener una agenda predeterminada, escuchar al otro, no pensar que conocer a los equipos es saber de su vida privada. Sino se crea un ambiente de apertura, difícilmente vamos a expandir nuestras metas.

Requiere coraje entrar en una reunión con una agenda diferente. Con una agenda donde se profundiza en el por qué de los objetivos, en las definiciones de los conceptos más básicos, en el impacto del trabajo. Una agenda que se aleje de lo micro y se acerque a lo macro hasta llegar a la motivación más intrínseca de ese grupo. 

El llegar estando más presente, sin saber las respuestas, ni entender que va a pasar en la reunión, nos hace más valientes, más vulnerables y por ende mejores líderes. Líderes que conectan, que crecen y ayudan a crecer. Siendo la conexión nuestro segundo elemento. 

En la mayoría de los casos, entramos en las reuniones con el aplomo de tener las respuestas o sino las tenemos sabemos cómo conseguirlas. Con la mentalidad de jefe, de orientar, de marcar las pautas. 

Para conectar, debemos preguntar más, dejar espacio para el error y querer aprender de los demás. Por muy junior que sean los equipos podemos aprender de todos y de nuestras carencias. Podemos poner el foco en el objetivo, en el management, en la dinámica ellos, en cómo dar la vuelta al tablero. 

Y sobre todo tenemos que tener una mentalidad de innovación, de co-creación, de hacer algo con todos los integrantes del equipo. Algo que no sabemos la respuesta, ni tenemos todo controlado. 

Como todo proceso creativo, puede salir un producto de nuestro agrado o puede ser tan solo un ejercicio de relación e interacción. Crear confianza e innovar hará que nuestros propios equipos propongan nuevas propuestas y brinden su propio network. 

De igual manera y con estas premisas, se obtienen los mismos resultados cuando nos exponemos a otros stakeholders o profesionales fuera de nuestro círculos. 

Como siempre digo podemos Do Better. Get Better. Be Better

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Contacto:

Lucrecia Iruela, abogada, coach ejecutivo, empresaria. Liderazgo visión 360. Silicon Valley advocate. Marshall Goldsmith 100 coaches

Twitter: lucreciart

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/lucreciai/

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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