El resultado de la licitación para que la petrolera española pueda explorar y producir crudo en territorio mexicano se dará a conocer el 11 de julio.   Reuters   Un total de 16 empresas y consorcios, entre los que se encuentran la española Repsol y la china Sinopec, calificaron a la etapa final en una licitación de una nueva ronda de contratos para exploración y producción de crudo en México, lanzada por la petrolera estatal Pemex. La licitación, la tercera de este tipo que pone en marcha Pemex es para seis bloques del proyecto geológico de Chicontepec, donde se estima está el 40% de las reservas petroleras del país, pero que requiere cuantiosas inversiones para desarrollarse. Las áreas a licitar son Pitepec, Amatitlán, Soledad, Miquetla, Huamapa y Miahuapan y poseen en conjunto 3,195 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (bpce). La calidad del crudo es de mediana a ligera. Repsol Exploración México, filial de la española, concursará por los seis campos, mientras que Sinopec International Petroleum Service Mexico, brazo mexicano de Sinopec lo hará por dos: Miqueta y Pitepec, esta última la de mayores reservas 3P (probadas, probables y posibles) entre los campos a licitar, de 1,048 millones de bpce. También participa en consorcio Schlumberger Ltd, la mayor compañía en el mundo de servicios para campos petroleros, y Halliburton Co, la segunda mayor de este tipo de servicios. Ambas concursan por las seis regiones, según información de Pemex. Chicontepec, descubierto hace más de 80 años y ubicado a lo largo de la costa del Golfo de México, ha recibido millonarias inversiones pero la producción ha estado por debajo de las expectativas debido a la complejidad geológica del proyecto, que encarece significativamente la extracción. México, uno de los 10 mayores productores de crudo del mundo, busca apuntalar nuevamente su producción, que llegó a sus máximos de 3.38 millones de barriles por día (bpd) en el 2004 y luego comenzó a declinar. No obstante en los últimos años ha promediado unos 2.5 millones de bpd. Con ese propósito recurrió a los llamados “contratos incentivados”, producto de una reforma energética en el 2008 que abrió la puerta al capital privado bajo ciertas reglas y limitaciones, pero que ha sido la mayor apertura desde la nacionalización de la industria petrolera en 1938. El presidente Enrique Peña ha dicho que buscará sacar adelante una ambiciosa reforma energética que, entre otras cosas, dé mayor competitividad a Pemex, que a través del pago de impuestos aporta alrededor de la tercera parte de los ingresos del Gobierno.

 

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