Aunque el sector del turismo ha sido el verdadero protagonista de la recuperación económica de la República Dominicana en el último año, la inversión extranjera y el comercio internacional están jugando un papel fundamental.

En la isla tuvieron lugar las primeras elecciones en Latinoamérica al inicio de la pandemia. El nuevo gobierno impulsó rápidamente una estrategia de vacunación que resultó eficaz para sanar la economía. Los resultados que obtuvieron los situaron entre los países de la región con un mayor crecimiento en 2021.

Hoy, tratan de encontrar un equilibrio entre la estabilidad macroeconómica y la paz social, como explica el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, en entrevista para Forbes. Actualmente, el Banco Central mantiene unas reservas históricas de 14,250 millones de dólares, que representan aproximadamente el 13% del PIB dominicano.

Sobre esta base más estable, una de las actuales prioridades del gobierno es buscar un mayor encadenamiento con industrias que están saliendo de Asia, para establecerse en lugares más cercanos al mercado de Estados Unidos. Para eso, encontrar nuevos aliados entre los países que son complementarios se ha convertido en la nueva hoja de ruta.

¿Qué objetivos tiene la Alianza para el Desarrollo en Democracia con Costa Rica y Panamá?

Bajo el gobierno del presidente Trump se impusieron aranceles a los productos chinos. La UNCTAD hizo un análisis y encontró una diversión de comercio desde Asia hacia el resto del mundo por unos 21,000 millones de dólares y esto se aceleró con la pandemia. Hace apenas un año, decidimos crear la Alianza para el Desarrollo en Democracia, junto a Costa Rica y Panamá, bajo 3 ejes: político, de cooperación y de comercio e inversión.

Uno de los aspectos fundamentales fue la creación de un consejo empresarial de alto nivel, compuesto por empresarios de los tres países, y nos acercamos a Estados Unidos.

En julio, los ministros de comercio firmaron en Washington el “Diagnóstico consultivo conjunto sobre las cadenas de suministro para el crecimiento económico”, para identificar qué empresas ya establecidas en nuestros países encajan con la actual estrategia comercial del presidente Biden.

El objetivo es ver dónde podemos corresponder y promocionar inversiones nuevas de calidad. Los tres tenemos un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, eso lo ha facilitado.

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¿Están pensando incluir también a Ecuador?

En la Cumbre de las Américas, ya teníamos un diálogo con Ecuador y estamos en proceso de integrarlo a la Alianza. No fue parte de este acuerdo ahora, porque ya lo veníamos trabajando desde hacía tiempo. Además, Ecuador no tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos, pero es un país que suma.

Si los tres países fundadores de la Alianza, Panamá, Costa Rica y República Dominicana, con apenas 20 millones de población total, fuéramos un solo país, seríamos el tercer socio comercial de Estados Unidos en Latinoamérica y el Caribe, después de México y Brasil. En cuanto a México, seríamos su quinto socio comercial. Estas son cifras importantes porque muestran el dinamismo de nuestras economías.

¿Cuál es su perspectiva sobre el proceso de integración en la región?

Tenemos acuerdos comerciales con 49 países que incluyen a los Estados Unidos, la Unión Europea, Centroamérica, los países del CARICOM. Hay que recordar que el ALCA no funcionó, se truncó en 2004 o 2005, y se crearon acuerdos comerciales individuales sin cruce entre sí. Ahora nos deberíamos estar enfocando en eso. No tenemos un acuerdo con México. Aunque podríamos beneficiarnos mutuamente todavía está en ciernes.

Estamos tratando de negociar tratados parciales con otros países, como Chile y el Mercosur, y explorando la posibilidad de negociar con países de ALADI, donde nuestros productos pagan hasta un 25% de aranceles. Lo mismo les sucede a los productos mexicanos que nos llegan a nosotros. Un Jeep fabricado en México paga un 20% de arancel en República Dominicana. El mismo Jeep fabricado en Estados Unidos no paga nada. Todos estos son aspectos que tenemos que profundizar y no existe una hoja de ruta única en el continente. México podría tomar el liderazgo en este sentido, tiene toda la capacidad para hacerlo.

Gran parte del atractivo de los países para la relocalización de inversiones es su capacidad logística. ¿Qué estrategia tienen para convertirse en un hub?

Estamos en el centro del Caribe, equidistantes entre América del Sur y del Norte, eso es sumamente beneficioso para nuestro país. El turismo ha ayudado a la conectividad, que es fundamental para poder desarrollar lazos comerciales y atraer inversiones de calidad. México es el segundo país con mayores inversiones directas en República Dominicana, después de Estados Unidos.

En el Banco Central aparecen unos 2,000 millones de dólares registrados de inversiones, pero hay empresas mexicanas que han adquirido acciones de empresas de otros países y no aparecen registradas como tal. La embajada mexicana tiene registrada una inversión total de 10,000 millones de dólares.

Uno de los motivos por los cuales han buscado a la República Dominicana es por esa capacidad de distribución regional, como hub logístico. Con México -y este es uno de los aspectos de esta visita-, queremos crear una mayor conectividad entre nuestros países porque, para mejorar la balanza comercial, es un aspecto esencial.

¿Qué aplicaciones prácticas e inmediatas se contemplan en beneficio de ambos países?

Hay dos palabras que describen la situación actual, volatilidad e incertidumbre. La invasión de Rusia a Ucrania, que se prolonga a través del tiempo, ha creado más dislocación y dificultades para obtener productos básicos, commodities como trigo, soja, combustibles.

La inflación que ha generado para nuestros países es algo realmente preocupante. Ese es otro gasto adicional para los gobiernos, por los subsidios que tienen que dar para fertilizantes, combustibles y a la población en general.

Con México, estamos explorando cómo expandir sus inversiones en nuestro país y potenciar el comercio. No estamos satisfechos con el nivel de comercio bilateral que tenemos. Estamos buscando formas de mitigar este impacto global que están provocando estas dislocaciones.

Desde la experiencia de República Dominicana, ¿cómo cree que puede la comunidad internacional aportar para mejorar la situación económica de Haití́?

El primer orden de trabajo, en el caso de Haití, se refiere a la inseguridad reinante en ese país, donde más del 60% de la ciudad de Puerto Príncipe está controlada por pandillas. Es imposible pensar en un desarrollo o inversiones hasta que no se tome control. En julio pasado, se le pidió al secretario general de las Naciones Unidas presentar informes en octubre sobre dos aspectos: uno es la adopción de posibles medidas punitivas en contra de personas o empresas que financien a las pandillas, otro es la posible creación de una fuerza regional de asistencia a la policía nacional haitiana.

A medida que se trata de pacificar el país, debería llevarse a cabo un acuerdo con las fuerzas sociales más importantes para crear un gobierno más amplio, que lleve a unas elecciones. Solo después de eso es posible pensar en un plan de desarrollo para el país y el capital internacional estaría más que disponible si existiera un gobierno legítimo.

Con información de Roberto Aguilar

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