Uno de los principales efectos económicos que ha tenido la guerra entre Rusia y Ucrania ha sido el repunte de los precios de las materias primas, principalmente de las energéticas. El pasado 7 de marzo, las cotizaciones del petróleo West Texas Intermediate (WTI) y Brent alcanzaron niveles no vistos desde el 2008, en $130.50 y $139.20 dólares por barril (dpb), respectivamente. Esto debido a las preocupaciones sobre posibles interrupciones del suministro ruso a Europa, después de que Estados Unidos y sus aliados occidentales impusieron fuertes sanciones económicas contra Moscú.

Rusia es el tercer mayor productor de petróleo del mundo, por detrás de Estados Unidos y Arabia Saudita. En enero de 2022, su producción total de crudo fue de 11.3 millones de barriles diarios, de los cuales, 10 millones fueron de petróleo crudo, 960 mil de condensados ​​y 340 mil de gas natural licuado. En comparación, la producción total de petróleo de Estados Unidos fue de 17.6 millones de barriles al día, mientras que la de Arabia Saudita fue de 12 millones.

Además, hasta antes de la invasión, el gas ruso representaba cerca del 40% de las importaciones de gas natural de la Unión Europea, lo que hace a la región muy vulnerable, especialmente a Italia y Alemania. Ante ello, el bloque planea disminuir en dos tercios las importaciones de gas de Rusia para finales de este año y cortar su dependencia de forma definitiva para 2030. Mientas que Reino Unido anunció que eliminará gradualmente sus importaciones de petróleo para fines de 2022.

Debido a que buena parte de los ingresos del gobierno de Moscú provienen de la exportación de estos productos energéticos, Estados Unidos ha implementado una serie de medidas que buscan debilitarlos. Si bien, únicamente el 3% de su petróleo importado procede de Rusia, el pasado 8 de marzo, Joe Biden anunció la prohibición total e inmediata de las importaciones estadounidenses de petróleo, gas natural licuado y carbón de Rusia. 

Adicionalmente, el elevado costo de los combustibles se ha convertido en un tema político importante en todo el mundo, el cual ha retomado importancia en Estados Unidos, ante la proximidad de las elecciones intermedias, que se celebrarán en noviembre, pues los demócratas tienen una mayoría muy pequeña en el Congreso que buscarán mantener. Frente a ello, el 31 marzo, la Casa Blanca anunció que liberaría 1 millón de barriles por día de petróleo durante los próximos seis meses de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR por sus siglas en inglés), en un esfuerzo por calmar los precios del crudo y el gas.

Esta será la liberalización más grande de la historia por un factor de 3.6 veces. La segunda más grande se realizó en noviembre pasado y fue por 50 millones de barriles. Según el Departamento de Energía, la reserva contenía 568.3 millones de barriles al 25 de marzo, por debajo de su capacidad máxima autorizada de 714 millones de barriles. En comparación, el 27 de diciembre de 2009, los inventarios sumaron 726.6 millones de barriles, el nivel más alto jamás registrado en la SPR, con lo que alcanzó su capacidad máxima autorizada en aquel entonces de 727 millones de barriles. 

La SPR es un complejo del Gobierno estadounidense formado por cuatro emplazamientos con cavernas de almacenamiento subterráneo profundo creadas en cúpulas de sal a lo largo de las costas del Golfo de Texas y Luisiana. Fue creada en 1975, después de que el embargo petrolero árabe disparó los precios de la gasolina provocando una crisis económica.

Ante el anuncio del uso de las SPR, el petróleo WTI terminó ese día en $100.28 dpb, lo que implicó una caída de 7.0%, y el Brent en $107.91, con una reducción de 4.9%. Aun así, las cotizaciones del petróleo siguen siendo más de 60% mayores que las de hace un año. Pues, aunque las acciones anunciadas ayudarán a contener los precios en el corto plazo, no son una fuente persistente de suministro para los próximos años. Por ello, se necesitará un aumento en la producción mundial para provocar una caída sostenida de los precios, pues es poco probable que el uso de las SPR sea suficiente para compensar la posible pérdida de suministros de Rusia, el segundo mayor exportador de petróleo del mundo, después de Arabia Saudita.

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Janneth Quiroz Zamora es Economista y Financiera por profesión y pasatiempo. Cuenta con más de 15 años de experiencia analizando la coyuntura mundial y local de los mercados. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de la autora.

Twitter: @Janneth_QuirozZ

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