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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

En algún punto de la geografía del norte de México, cuyo sitio se mantiene, hasta hoy, bajo reserva, el conglomerado gigante estadounidense 3M ha edificado, paso a pasito, desde principios de la década de los 90, un pequeño imperio. Justo en el corazón de nuestro país, construyó la más importante planta de producción que la compañía, basada en Minnesota, Estados Unidos, tiene en toda la región de la América Latina de habla española.

Se trata de un conjunto de ocho edificios que a diario recibe a poco más de 1,200 trabajadores, quienes se encargan de elaborar hasta 8,000 de los casi 64,000 productos que la compañía comercializa a lo largo y ancho del mundo.

En el catálogo de la empresa hay todo tipo de productos clave. Tan sólo el año pasado, la firma alcanzó, de acuerdo con su reporte financiero de 2019, ventas globales superiores a 32,136 millones de dólares (mdd) y, al día de hoy, tiene en sus manos más de 118,000 patentes registradas.

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En semanas pasadas, Forbes México tuvo oportunidad de traspasar las puertas de entrada de este sitio, algo que, hoy, no resulta sencillo de hacer, esto por la gran cantidad de medidas de seguridad que la compañía ha establecido para evitar que en su interior ocurra cualquier tipo de propagación del nuevo coronavirus SARS-Cov-2.

“Por todo el trabajo que realizamos, nuestra planta fue, desde un inicio, considerada esencial, por lo que nosotros nunca dejamos de operar durante toda la pandemia. Establecimos una serie de protocolos de contención, los cuales nos han ayudado muchísimo”, explica, durante el recorrido por el lugar, Jorge Andrade, director general de la planta de 3M.

El ejecutivo se siente tan satisfecho con el trabajo de protección establecido, que incluso señala que ahora los trabajadores que laboran dentro de la planta están más seguros en el interior de ese lugar que afuera de él. Dentro de su territorio, no existe una sola persona que no utilice cubrebocas.

Además, se establecieron dinámicas que favorecen el distanciamiento social, con áreas comunes, como los comedores, bien segmentadas; también se habilitó el doble de autobuses de los que usaban antes de la pandemia; esto, para trasladar a sus trabajadores, desde sus casas hasta el lugar de trabajo, conservando la sana distancia unos y otros.

“Ha sido un esfuerzo constante de mejora. Hemos recibido hasta cinco auditorías de distintas instancias de gobierno y cada una la hemos superado”, dice Andrade.

DENTRO DE SUS PAREDES

Cruzar de un lado a otro la planta de 3M, que tiene presencia en México, como firma, desde 1947, exige caminar bastante. De los ocho edificios antes mencionados, cinco están dedicados, específicamente, a la producción, y se dividen de la siguiente manera: fibras abrasivas, automotriz, cintas, PSD y multipropósitos.

Más de un centenar de productos diferentes se rabrican aquí. Por ejemplo, dentro del edificio de producción de cintas, la compañía estadounidense manufactura desde cintas para empaque o eléctricas, hasta cintas que sirven para la sujeción de pañales (que son utilizadas por marcas como Chicolastic).

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Sin embargo, los dos productos estelares son la cinta canela, de la que se producen mensualmente hasta 1.2 millones de rollos, y los Post-it, que se manufacturan en bloques grandes, también conocidos como pads, que, posteriormente, se cortan al tamaño tradicional y de los cuales se generan hasta 900,000 unidades cada 30 días.

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Almacén del centro de distribución 3M. Foto: © Angélica Escobar/Forbes México.

Algunos metros más allá de este edificio está el del PSD, en el cual se elabora también todo tipo de cosas, que van desde enseres para la limpieza del hogar (como pueden ser recogedores para basura, jaladores de agua o cubetas con exprimidores), hasta distintos aditamentos especializados en temas de seguridad, como arneses de protección o lentes de uso industrial.

En esta base de la compañía se pueden producir hasta 200 tipos diferentes de arneses, dependiendo de las capacidades y características que las empresas compradoras estén buscando.

La producción de artículos de limpieza de este edificio es complementaria al trabajo que la compañía realiza dentro de su planta de fibras, ya que la mayoría de estos artículos forman parte del catálogo de su famosa marca Scotch Brite.

La mayoría de estos productos, que se desarrollan y se envían desde el propio centro de distribución que la compañía tiene dentro de la planta (un espacio de 30,000 metros cuadrados), sale de México. Alrededor de un 43% de la producción tiene como destino Estados Unidos y Canadá; el 6% va a Europa; un 3%, a Latinoamérica, y el 2% se exporta a la región de Asia-Pacífico. El 46% restante de los productos manufacturados se queda dentro de nuestras fronteras.

“Mucho de lo que producimos hoy tiene como destino el norte: Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, a futuro tenemos como objetivo incrementar también la producción para la región de América Latina, una zona donde creemos que existen muchas oportunidades de crecimiento”, explica Jorge Andrade.

JOYA DE VIDA

Pero, más allá de toda esta gigantesca producción, 3M ha puesto énfasis, especialmente en los últimos seis meses, en el trabajo de la planta… por una razón muy particular.

Y es que éste es el único lugar de México, y de buena parte de América Latina, donde la firma produce cubrebocas N95, una protección avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los cuerpos médicos que hoy hacen frente al nuevo coronavirus y su enfermedad Covid-19.

Nuestra producción de cubrebocas N95 se realiza desde nuestro edificio multipropósito, en el cual también se elaboran productos médicos, como, por ejemplo, la cinta Micropore, que también es muy conocida”, dice el director de la planta.

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La fabricación del cubrebocas en esa planta comenzó en 2018, y consiste en el acomodo de los distintos filtros que lleva el producto y su posterior sellado ultrasónico. Como últimos pasos, se le coloca el clip nasal, que permite su correcto ajuste en el rosto, y se le engrapan las ligas para sostenerlo.

Las cosas afuera no son sencillas: la pandemia desatada exige mayores volúmenes de producción de este artículo, lo que, eventualmente, podría hacer que la empresa se viera superada. La demanda de este utensilio protector ha llegado a crecer hasta en un 1,000%.

Por esta razón, desde principios del año, y una vez que se dio a conocer la expansión del virus por el mundo, la compañía estadounidense anunció que duplicaría, lo más rápido posible, toda su producción de “respiradores N95”, nombre con el que también se conoce a estos cubrebocas, buscando pasar, en menos de un año, de generar 1,100 millones a 2,000 millones de unidades.

“Hoy, esta línea de producción en particular es de alta prioridad para nuestra compañía, por lo que, aquí en la planta, se trabaja las 24 horas y los siete días de la semana. No se detiene nunca. Inclusive, si una persona llega a faltar por cualquier razón, hay una más ya esperando para tomar su lugar y que se siga generando producto”, menciona Jorge Andrade.

Es tan estricto el control que se tiene sobre la línea, que el propio titular del site de 3M señala que todos los días, sin restricción alguna, reporta (a las 7 de la mañana) el avance que tuvieron el día anterior. La mayor parte de los respiradores que aquí se confeccionan tienen como destino México, pero también hay una proporción que va a Sudamérica.

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Piezas de lentes protectores analizadas una a una para evitar imperfecciones. Foto: © Angélica Escobar/Forbes México.

De la región, sólo en Brasil se manufacturan también estos productos. La planta mexicana tiene previsto, en breve, elevar su producción 50%, con apoyo de una nueva máquina desarrollada por un proveedor local, lo cual fortalecerá el trabajo de su equipo de manufactura.

“Todos [los trabajadores de la compañía] sabemos muy bien cuál es la importancia que tiene este trabajo que estamos haciendo; porque no se trata de un producto cualquiera, sino de [uno que es capaz de] ayudar a salvar cada vez más vidas [en esta contingencia]”, asegura el ejecutivo.

 

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