Intel Inteligencia artificial

El término Inteligencia Artificial (IA), para muchas personas, podría evocar básicamente dos cosas: por un lado, tecnología; por el otro, el futuro. Sin embargo, quizá no lo sepas, pero cada vez que tomas tu iPhone y le preguntas cualquier cosa a Siri, su asistente de voz, estás irremediablemente entrando en contacto con este concepto.

Lo mismo sucede cada vez que, mientras miras Netflix, esa plataforma te sugiere distintos tipos de contenido, de acuerdo con tus gustos personales de entretenimiento; o cuando Google, al momento de navegar por internet, te ayuda a ingresar más rápidamente a tus sitios favoritos.

Y es que, por más lejana que pudiera parecer, la IA ya está aquí, en medio de nuestras vidas. Así lo asegura Gadi Singer, investigador israelí que lleva prácticamente toda su vida dedicada al estudio de esta tendencia y quien, desde hace poco más de un año, se desempeña también como vicepresidente de Productos de Inteligencia Artificial de la firma tecnológica Intel.

“Por más que se quiera pensar que es el futuro, la Inteligencia Artificial ya está aquí, y su significado es muy simple: se trata de la habilidad de las máquinas para desarrollar cualquier tipo de tarea usualmente relacionada con la inteligencia humana, desde una simple percepción, hasta el entendimiento y el análisis”, dice, en entrevista con Forbes México.

La IA, sin embargo, no es precisamente un concepto nuevo. Singer afirma que, desde hace más de medio siglo, está siendo investigada por un buen número de personas en el todo el mundo.

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“Las primeras investigaciones en torno al concepto de Inteligencia Artificial datan de los años 50. Fue en esa década cuando se empezó a crear su definición. Sin embargo, con el tiempo, pasados los siguientes 10 años, la euforia por su exploración fue bajando; y así estuvo hasta fechas más recientes”, explica.

EL MOMENTO PERFECTO

¿Por qué volvió con éxito, entonces, en tiempos más recientes, la IA? Principalmente por el hecho de que hoy, a diferencia de lo que sucedía hace casi 70 años, tenemos un entorno mucho más propicio para su impulso y desarrollo.

“Desde hace poco más de 15 años empezó a resurgir la investigación, hasta llegar a principios de 2012, cuando, finalmente, esto volvió a despegar de una manera mucho más fuerte porque a diferencia de 1950, hoy tenemos tres elementos que nos permiten realmente avanzar”, afirma Gadi Singer.

El primero de ellos, sostiene, es la técnica de investigación que durante todos estos años se ha venido creando, seguido de la decena de avances en computación que se han ido consiguiendo paulatinamente; y, finalmente, la enorme cantidad de data de mil y un cosas que hoy tenemos a nuestra disposición.

“Estas tres cosas nos permitieron poder procesar ya cualquier tipo de hipótesis que tuviéramos en torno a la Inteligencia Artificial. Fue por eso que, desde ese momento, la investigación volvió a tomar un ritmo acelerado”, asegura.

Fue así como, comenta el directivo global de Intel, se establecieron las bases de todo lo que se tiene hoy al respecto, permitiendo a los investigadores replicar en sus trabajos el precepto más importante respecto a la IA: la posibilidad de que las máquinas se valgan del mismo proceso de aprendizaje que el ser humano.

“Todo está inspirado en la manera en que aprendemos nosotros. La información llega a nuestros ojos; luego, avanza hacia nuestras neuronas, y cada capa de ellas va fragmentando lo que tiene enfrente. Una vez que lo procesa, pasa a identificarlo. Así sucede con cada cosa con la que nos topamos, cruzándose poco a poco la información dentro de nuestro cerebro. Todo este movimiento lo estamos haciendo de manera artificial en las máquinas”, señala Gadi Singer.

Sin embargo, conseguir que funcione la IA no es tarea simple. El investigador señala que, para lograr que las máquinas repliquen esta función, al igual que cuando nacimos, también sus sistemas deben ser entrenados para que puedan funcionar de manera adecuada.

“El entrenamiento consiste, básicamente, en alimentar la máquina con un sinfín de ejemplos, dependiendo de la tarea que se quiera realizar. Por ejemplo, si quieres que la computadora aprenda a identificar qué animal es un perro, pues, la llenas de cientos de imágenes de perros. Verás que, después de un tiempo, cuando le pongas una [imagen] de un gato, ella misma te va decir que existe un error [para identificar al can]”, expone.

A esta práctica se le conoce como “deep learning” (aprendizaje profundo) y la clave para que se pueda lograr esto está determinada por una serie de cuatro capacidades de las que ha sido dotada toda tecnología de IA.

La primera es la posibilidad de contar con una memoria que brinde a la máquina la oportunidad de identificar patrones; después está la posibilidad de que construya mapas secuenciales que le permitan adelantarse a lo que viene; seguido de la competencia de generar cosas nuevas. Finalmente, la última de ellas es que prácticamente esta tecnología puede utilizarse para cualquier tema.

“Lo que hoy podemos afirmar es que la aplicación de todo esto, junto con lo que estamos viendo en los avances del día con día, nos dan la certeza de que la Inteligencia Artificial no tendrá límites; no se podrá detener su avance y alcanzará, poco a poco, una utilidad en un mayor número de cosas”, dice, sonriente, Singer.

¿DÓNDE ESTAMOS HOY?

Pero, más allá de los ejemplos del iPhone, Netflix y Google citados en un inicio, la IA, detalla el ejecutivo e investigador de la firma tecnológica, tiene ya un buen número de aplicaciones que bien vale la pena destacar hoy.

Tan sólo la consultora Tractica ubica ya, para este 2020, los ingresos generados por el mercado de software de IA a nivel global en 22,590 millones de dólares (mdd), una cantidad muy superior a los 14,690 mdd registrados en 2019, y a los 10,100 mdd de 2018.

Pero la perspectiva hacia adelante es mucho más prometedora, toda vez que, para 2025, estima que esta tecnología rozará los 126,000 mdd. Entre los usos que se le están dando a la IA, explica el directivo de la firma de tecnología, destacan distintas aplicaciones médicas. En Asia, una de ellas, señala la revista de salud JAMA Dermatology, está logrando, por medio de un algoritmo de “deep learning”, predecir el desarrollo del cáncer de piel en la población, con hasta un 89% de efectividad.

Por otro lado, en Estados Unidos, detalla Gadi Singer, diversos institutos se encuentran generando análisis de resonancias magnéticas en tiempo real, pudiendo dar a sus pacientes sus resultados inmediatamente y sin la necesidad de tener que esperar varios días, como pasaba antes.

Asimismo, en un ámbito científico, investigadores de la Universidad de Oxford, según la publicación Science Advances, cuentan con un programa apoyado por esta tendencia que les permite, en Guinea (África), analizar el comportamiento que tienen en su propio entorno distintos grupos de primates.

También han existido avances importantes con la IA en el ámbito de la seguridad. Es así como 75 países del mundo, de acuerdo con el estudio “AI Global Surveillance”, aseguran que ya están usando esta tecnología para proteger a su ciudadanía, destacando que la mayoría de ellos han usado sistemas de reconocimiento facial.

La comunicación, igualmente, registrará cambios importantes derivados de este desarrollo. En el terreno de la traducción de idiomas, expone Singer, se está trabajando en la creación de herramientas que permitan a personas hablantes de diferentes idiomas platicar en tiempo real sin que sus respectivas lenguas imposibiliten la conversación.

Por si esto fuera poco, la innovación ha entrado ya al mundo del emprendimiento y las startups. Un ejemplo relevante: Tan sólo en 2018, las compañías enfocadas en la generación de soluciones con IA recibieron inversiones superiores a los 19,500 mdd.

Dentro de este grupo existen desde compañías que, por medio de chatbots están facilitando la relación entre empresas y clientes, hasta proyectos que ayudan a mejorar la eficiencia en los procesos de exportación e importación.

En general, las compañías de todo tipo están cerrando filas en torno de esta innovación tan prometedora. Un estudio hecho por KPMG sobre el tema, para el cual se entrevistó a 30 compañías del índice Global 500, detalló que un 30% de estas grandes firmas ya están utilizando distintas soluciones de IA para favorecer sus procesos productivos.

“Éstos son sólo algunos casos que nos demuestran lo que está sucediendo con la Inteligencia Artificial en el mundo y el potencial que tiene con miras a los próximos años. Estoy seguro de que esta herramienta seguirá creciendo, hasta conseguirse la democratización de esta innovación”, dice Gadi.

 

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