Rappi

Para concretar la inversión más importante que el poderoso ceo de SoftBank, Masayoshi Son, ha hecho en América Latina, se necesitó de una visa exprés y un viaje de casi 24 horas de duración entre Bogotá, Colombia, y Tokio, Japón.

Era a mediados de marzo del año pasado, cuando los colombianos Simón Borrero, Sebastián Mejía y Felipe Villamarín, fundadores de Rappi, luego de semanas enteras de conversaciones, finalmente habían sido citados por el magnate. Quería verlos “lo antes posible”, en Asia.

Sin embargo (los tres emprendedores así lo recuerdan), cruzar el mundo no les resultaba sencillo en aquel momento, en especial porque no contaban con la visa para ingresar al país nipón, trámite que podría demorar hasta 15 días. Era un tiempo que no podían darse el lujo de perder, pues también perderían aquella cita.

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Los emprendedores, preocupados por la situación, avisaron a Marcelo Claure, hoy Chief Operating Officer (coo) de SoftBank, su principal contacto en la ecuación, sobre lo que les había impedido, hasta ese momento, subir a un avión rumbo a Japón.

Él, simplemente, les pidió que esperaran unos minutos. Así lo hicieron, pero estaban intranquilos. Apenas tres horas después, en sus pasaportes se podía ver el sello que les permitiría, finalmente, entrar al País del Sol Naciente.

Era claro que Masayoshi quería verlos y había movido rápidamente sus influencias para lograrlo. Cuarenta y ocho horas después, aún con el jet lag encima, los tres estaban sentados, desayunando a la mesa de Son, el ostentoso inversionista japonés que ha financiado el ascenso de grandes globales, como Alibaba, Uber, Didi o, inclusive, el problemático coworking WeWork, escuchándolo hablar en su majestuosa casa y cerrando la transacción más importante de sus vidas: una inversión de 1,000 millones de dólares (mdd), acuerdo que valuó a Rappi en 3,500 mdd, según personas familiarizadas con la transacción.

“En ese momento teníamos otras propuestas de inversionistas, pero llegó la de SoftBank y ahí nos quedamos”, dice el cofundador y ceo de Rappi, Simón Borrero, en entrevista con Forbes México. Del otro lado de la acera, la confianza en el modelo de negocio de Rappi está más que presente; así lo expresa Marcelo Claure, coo del banco japonés y cocreador del Innovation Fund de 5,000 mdd que la entidad japonesa creó para Latinoamérica.

“Creemos firmemente en las tendencias seculares que impulsan el negocio de Rappi: la digitalización de la vida cotidiana, desde los alimentos hasta los supermercados y los servicios financieros. También creemos firmemente en el modelo comercial de Rappi, [que consiste en] agrupar múltiples ofertas dentro del mismo producto y convertirse realmente en parte de la vida de sus clientes”, expone.

CRECIMIENTO

La inversión del banco japonés acaparó la mirada del mundo, que presenció, así, la coronación del desarrollo que la compañía de origen colombiano había comenzado desde finales de 2015.

Cuando echaron a andar la firma Rappi, los tres emprendedores eran aún bastante jóvenes; ninguno había superado los 30 años de edad. Sin embargo, ya contaban con experiencia abriendo empresas y, más aun, la tenían en temas relacionados con innovación.

El antecedente fue Grability, un estudio de software con el que desarrollaron una tecnología que licenciaron a grandes supermercados del mundo, como Walmart, en Estados Unidos, y Reliance, en la India; pero la lentitud con la que se activaban los procesos con este tipo de empresas los animó a aventurarse a trabajar en nuevas propuestas.

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Nos creíamos capaces de ser la nueva revolución en logística, pero el proyecto inicial de Rappi, en el fondo, se trataba de ser una tiendita de barrio, con 500 productos”, evoca Villamarín.

“Estábamos entre dos proyectos, así que nos fuimos a una finca, mes y medio, con 15 desarrolladores, a sacar el código, para no perder el tiempo”, agrega.

Fue de ese “cónclave” de programadores de software que resultó un desarrollo logístico para tres cosas: un supermercado, restaurantes y un botón de antojo. Justo con esta idea es que comezaron en Colombia y, posteriormente, apenas alrededor de cuatro meses después, saltaron a México, un país que consideraban esencial para concretar su crecimiento de cara al futuro.

“México siempre fue un país prioritario para Rappi. Desde que llegamos allá y comenzamos, siempre tuvimos esto en la cabeza. Nos decían que nos enfocáramos, primero, sólo en el mercado local colombiano, pero nunca fuimos buenos escuchando ese tipo de consejos”, afirma Sebastián Mejía, cofundador y presidente de la plataforma.

Incluso, hay una anécdota de sus primeros días por nuestro país. Cuando todavía no tenían tantas alianzas con restaurantes, a través de su botón Rappi Favor (que permite pedir cualquier cosa a domicilio), veían que surgía un pico de pedidos desde una esquina muy particular en la colonia Condesa: La Esquina del Chilaquil.

“Esto pasaba mucho orgánicamente, así que fuimos a visitarlos y les dijimos: ‘Ésta es su oportunidad de digitalizarse’. Luego de mucho platicar, integramos oficialmente [esta firma] a Rappi y empezaron a tener un crecimiento impresionante”, recuerda Mejía.

Pero, mientras todo este crecimiento en ambos países se gestaba, y muchísimo antes de que apareciera SoftBank en su horizonte, la compañía empezaba a visualizar también la posibilidad de levantar capital. Entrados en 2016, en su etapa más temprana, se propusieron entrar a Y Combinator, la aceleradora de startups más relevante del mundo, ubicada en Silicon Valley.

Las cosas salieron bien y, tras encontrarse cara a cara, en una entrevista de 10 minutos, con Paul Buchheit, el creador de Gmail, y otro grupo de especialistas, finalmente los aceptaron en su programa. Tras ese hecho, el fondo Andreessen Horowitz invirtió, en una ronda semilla, 9 millones de dólares en la empresa.

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“Volvimos a Latinoamérica creyendo que teníamos dinero para cuatro años, pero, como seguimos creciendo súper rápido, el dinero se consumió”, expresa el ceo de Rappi.

Después de esta primera inversión, y tras ser “bateados” por otros 42 fondos que les cerraron las puertas cuando buscaban una nueva ronda ya de serie A, la compañía consiguió una cita en Sequoia Capital, el legendario fondo que ha respaldado a Apple, Google, Youtube, Zoom y más.

El hecho culminó en una nueva inversión de 52.8 mdd del fondo, misma que les permitió saltar a los mercados brasileño y argentino. Fue este respaldo el que los llevó a convertirse en un imán para nuevos inversionistas.

Esto porque, posteriormente, la empresa concretó otras dos inversiones importantes: una de Delivery Hero, de 130 mdd, y otra de 200 mdd de DST Global. De esta manera, en total, la firma suma hoy 1,391.8 mdd en capital, ya incluida también la ronda de SoftBank.

Pero no sólo fue el aval de los inversionistas hacia la compañía, hoy con presencia en nueve países y 205 ciudades de la región, lo que hizo que las miradas voltearan hacia ellos, sino también el cómo la compañía fue acrecentando su negocio paulatinamente, el cual, de acuerdo con los emprendedores, cada año registra un crecimiento de 3x.

Y es que, si bien en un inicio la compañía llegaba, principalmente, a la mente de sus consumidores porque podía llevarles a cualquier lugar la comida de su restaurante favorito, a través del servicio de delivery proporcionado por sus Rappitenderos (nombre con el que se conoce a sus repartidores), a partir de la llegada del banco japonés la compañía pasó a hacer muchas otras cosas más.

Rappi apostó a la diversificación de su oferta, la cual hoy cuenta ya con una multivertical, desde la cual se ofrecen hasta 10 servicios… desde una misma aplicación. Así, la firma acabó por convertirse en una “Súper App”, como las que existen en Asia.

En ella conviven supermercados, farmacias, servicios financieros (RappiPay), tiendas de ropa (Rappi Mall), pedidos de dinero en efectivo (Rappi Cash), telemedicina y servicios como plomería (Rappi Care), videojuegos (Rappi Games), boletos de avión (Rappi Travel), eventos en vivo (Rappi Live), música (Rappi Music) y, en otros países, hasta juegos de azar (Rappi Apuestas).


Todo suena fácil, pero, detalla Simón Borrero, ceo de la compañía, esto ha sido un constante trabajo de comunicación y desarrollo entre diferentes partes de la compañía.

Por ejemplo, Rappi Cash se originó porque se dieron cuenta de que, a través de Rappi Favor, servicio con el cual se puede contratar a un Rappitendero durante un tiempo para una labor específica, mucha gente empezó a pedirles que les ayudaran a ir al cajero por dinero en efectivo.

“La base de todo es nuestra tecnología, la que desarrollamos desde un inicio, porque tiene la cualidad de adaptarse a lo que sea. Es también con ella que, silenciosamente, hemos contratado al mejor talento de Latinoamérica. Hoy, ya tenemos 700 desarrolladores con una cultura de clase mundial”, explica Felipe Villamarín, cofundador y director global de Producto y Tecnología.


Si queda duda de la capacidad innovadora de Rappi, cabe mencionar que, hace unos meses, le dio la vuelta al mundo un plan piloto que, junto a la startup KiwiBot, se implementó en la ciudad de Medellín, Colombia, con 15 robots que hicieron 120 entregas diarias de pizza.

“Creo que Rappi será, en un futuro, el Amazon de América Latina. En cuatro años se expandió a nueve mercados y creó un producto que los consumidores adoran profundamente; esto, en un mercado donde el ecosistema de venture capital y de startups aún se está desarrollando”, apunta Anu Hariharan, partner del Y Combinator Continuity Fund.

MÉXICO Y UNA INESPERADA PANDEMIA

Tal como lo mencionó al principio Sebastián Mejía, el primer integrante de Rappi en mudarse a nuestro país para iniciar operaciones, México ha sido uno de los objetivos primordiales para la compañía, lo cual hoy se refleja en que tiene presencia en un total de 31 ciudades del país, con 40,000 repartidores.

En nuestro país, el negocio es encabezado por Alejandro Solís, su Country Manager, quien relata que, además del desarrollo que ha tenido su rama tradicional de pedidos de alimentos (que ya cuenta hoy con 15,000 restaurantes registrados), también ha despegado notablemente en otras áreas donde ofrece sus servicios.

“México es muy relevante para Rappi. Tenemos aquí varias verticales que han crecido de manera importante, como lo es, por ejemplo, la parte de supermercados, que hoy la trabaja un 30% de nuestra flota de vehículos, principalmente autos, o la de farmacias, que cuenta con 2,000 puntos de venta. También estamos trabajando para brindar buena experiencia en Rappi Mall, tratando de generar entregas en menos de 60 minutos”, relata.

Es en medio de este crecimiento de los negocios adyacentes donde la compañía está empujando también el nacimiento de uno nuevo aquí en México: RappiBank, una solución fintech que nace tras una alianza con Banorte, con el objetivo de proveer servicios financieros.

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Foto: © Angélica Escobar/Forbes México.


“Lo que queremos es convertirnos en el banco digital más grande del país. Ellos [la gente de Banorte] tienen una gran experiencia; nosotros tenemos ese contacto con las nuevas generaciones. Entonces, hacemos un complemento muy bueno. Vamos a trabajar en la colocación de tarjetas de crédito, ofreciendo, inicialmente, una propuesta de valor y rompiendo con malos tratos administrativos”, dice Solís.

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La nueva apuesta en México llega en un momento muy positivo para la compañía. La pandemia de Covid-19 ha hecho que, tanto en nuestro país como en toda América Latina, se registre un crecimiento en la demanda de sus servicios.


En un estudio reciente, la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) advirtió que los servicios de solicitud de comida a domicilio, productos de supermercado o de farmacias fueron los que más crecieron durante la pandemia, alcanzando entre un 40 y 60% más de interés.

Por otro lado, Sensor Towers, una firma dedicada a rastrear datos de aplicaciones móviles, advierte que Rappi ha contabilizado 3.5 millones de nuevas descargas en México en lo que va del año, acumulando 13.9 millones de instalaciones a nivel mundial en 2020.

Las descargas alcanzaron su punto máximo en abril, con 602,000, casi el doble que en enero, cuando la cuenta de descargas marcó 317,000.

“Nosotros tuvimos una ventaja muy importante, y es que, desde que la pandemia comenzó a crecer, nuestros inversionistas en Asia nos fueron dando información sobre lo que estaba pasando; fue así como pudimos anticiparnos [y tomar las medidas pertinentes]”, menciona Borrero.

EL FUTURO

A partir de este notable crecimiento, fomentado en parte por el confinamiento de millones de personas en sus casa, ahora la pregunta ineludible es ésta: ¿Cómo se visualiza Rappi de cara a los próximos años? Simón, Sebastián y Felipe, quienes esperan que la compañía este año repita el crecimiento de 3x que históricamente ha tenido cada 12 meses (algo que cada año resulta más complicado, pero que siempre acaba lográndose), tienen varias ideas en mente. La primera es que seguirán trabajando para posicionarse como una empresa multivertical que permita a sus usuarios experimentar la compra de sus bienes y su recepción en un máximo de una hora.

Asimismo, comenta Simón Borrero, continuarán empujando sus verticales relacionadas con temáticas de entretenimiento, fomentando prácticas como live shopping, que permitan a las personas divertirse al realizar sus compras, apoyadas por la gama de servicios financieros que podrán tener en sus manos. Pero las cosas no se quedarán aquí.

Los fundadores del gigante colombiano ya han definido claramente que este crecimiento debe ir apoyado por una eventual salida al mercado de valores, con la mira puesta en Nasdaq.

“La idea es que el IPO sea para nosotros como una ronda adicional a las que ya hemos tenido. Nuestro plan es seguir construyendo valor; pero sí, Dios quiera que pronto podamos hacerlo”, dice Borrero, quien es secundado por Sebastián Mejía.

“Todavía no existen planes al 100%, pero es una acción natural por la que tendríamos que pasar. Lo tendríamos que hacer donde están presentes las mejores empresas de tecnología del mundo”, comenta a Forbes México.

Con todas estas acciones, la compañía está sólidamente apuntalada y ahora aspira a conseguir, en los próximos 24 meses, algo que la pondría en la cumbre: superar en Gross Merchandise Value (GMV, la métrica que mide el valor bruto transaccionado en las plataforma de comercio en línea) a Mercado Libre, con lo que pasaría a ser la empresa de tecnología más importante de la región.

Pero no todo es miel sobre hojuelas, y es que la firma aún tendrá que demostrar rentabilidad. A principios de este año, en un movimiento que coincidió con una ola de despidos en varias empresas del portafolios de SoftBank, luego que Son las incitara públicamente a crecer con eficiencia, la empresa despidió al 6% de sus empleados.

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También queda pendiente la discusión sobre su relación laboral con los Rappi-tenderos, que permea todas las plataformas de la economía colaborativa y que recientemente se ha agitado con protestas en diversos países.

Lo que es claro es que, a pesar de todo, la firma ya es un referente latinoamericano del emprendimiento, explica Santiago Zavala, partner de 500 Startups en la región.

“Lo que ha hecho Rappi, prácticamente desde que estuvo en el Demo Day de Y Combinator, es que abrió la mente de los inversionistas del mundo; los hizo voltear a ver qué es lo que está pasando al sur [del continente], ayudando a posicionar mucha atención en la región”, apunta.

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