Brasil debe preparse para enfrentar cualquier amenaza, incluso terrorismo. Las alertas están encendidas. Se sabe que hubo viaje de tres combatientes brasileños para apoyar al Estado Islámico en la guerra de Siria e Irak, así como existió una red de sirios que falsificaron su ciudanía, y otros amenazaron con cometer atentados terroristas en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. “Ningún país está a salvo de los llamados terroristas lobo solitario, que actúan de manera individual e inspirados por grupos radicales”, revela Henrique Roder Silva, investigador de la Universidad Estatal Paulista Júlio de Mesquita Filho (UNESP) de Sao Paulo, Brasil. “En Brasil existen sólo lobos solitarios y no unidades organizadas de militantes del Estado Islámico”, asegura el investigador en relaciones internacionales a Forbes México. El 14 de diciembre de 2015, las autoridades brasileñas concluyeron una investigación de ocho meses en Río de Janeiro —sede de las Olimpiadas—, la cual descubrió un plan para que sirios y otros extranjeros se nacionalizaran como brasileños con el uso de actas de nacimiento falsas. “Alrededor de 20 sirios consiguieron el pasaporte brasileño con documentación apócrifa”, recuerda el investigador de la universidad Paulista. Durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el gobierno brasileño dispuso que serán empleados 1,936 militares. Los investigadores encontraron en las redes sociales que muchos de ellos viajaron a París, Nueva York y Londres, y desde esas ciudades “comparten textos que defienden los actos terroristas”. El consulado de Estados Unidos en Río de Janeiro comunicó que cinco sirios con documentos brasileños falsos solicitaron visa para entrar a Estados Unidos. “De ese grupo, al menos tres son ex soldados de las Fuerzas Armadas de Siria”, declara Roder Silva, autor del estudio El Estado Islámico, en que junto con otros investigadores analizan el poder de este grupo que controla Irak y algunas regiones de Siria. Pero desde años antes el Estado Islámico había llegado a Brasil. “Hay 23 combatientes de países de América del Sur, como Argentina y Brasil”, integrados a la lucha del Estado Islámico por controlar Siria e Irak, asegura un reporte de The Soufan Group. Los datos recabados por la empresa que provee servicios de inteligencia y seguridad a gobiernos y organizaciones determinan que tres combatientes de ISIS son brasileños y 23 son argentinos. La población islámica ocupa un papel importante en suelo brasileño, pero tampoco a todos se les puede vincular a grupos radicales. La última encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en 2010, encontró que hay 35,166 brasileños que se identifican como islámicos. Brasil alberga actualmente a cerca de 1,600 ciudadanos sirios reconocidos como refugiados desde 2011, según la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare). “Brasil se ha convertido en el principal destino de los refugiados sirios en América Latina”, expresa Roder Silva. “Esa entrada de refugiados no permite discernir si militantes del Estado Islámico también entran en el territorio brasileño”, comenta. El gobierno brasileño está atento a todo movimiento de islamistas. La Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) detectó el interés del Estado Islámico por captar jóvenes brasileños para que actuarán como lobos solitarios. Los representantes del Ministerio de Justicia, la Oficina de Seguridad Institucional, Abin y la Policía Federal, según los informes, se reunieron para discutir el asunto y descubrieron que poco más de 10 brasileños convertidos al islam fueron reclutados en redes sociales para influir a otros brasileños a unirse al grupo radical. “Pero debido a la falta de una legislación específica sobre el terrorismo en Brasil, los sospechosos están sólo en observación”, comenta el investigador brasileño. En agosto de 2015, la Operación Mendaz, realizada por la Policía Federal en Sao Paulo e Indaiatuba, encontró que un grupo de libaneses enviaban remesas ilegales al extranjero. Los sospechosos movieron más de 50 millones de reales en cinco años. “Esta operación encubierta no admite la conexión directa de este grupo con el Estado Islámico, pero hay indicios fuertes, ya que se hace casi imposible para investigar adónde va el dinero cuando sale del país”, dice Henrique Roder Silva. Brasil se prepara desde 2011,  porque le tocó organizar otros eventos como la Copa del Mundo de 2014 y el Día Mundial de la Juventud 2013 “Tenemos el Táctico Integrado de Grupos de Represión Especial (TIGRE), de la Policía Civil de Paraná, creado en el año 2011”, comenta el investigador. Fue el primer grupo de la policía estatal para obtener una formación contra el terrorismo en Brasil. Hay otros equipos antiterroristas, que incluyeron grupos de tareas, tales como las Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y la División de Operaciones Especiales (DOE). Para enfrentar que la insurgencia global del Estado Islámico ataque se formó el Centro Integrado Antiterrorista (Ciant), integrado por policías brasileños y de otros países (principalmente los representados en los Juegos Olímpicos). Esta acción se da para combatir posibles ataques terroristas y otras situaciones que afecten la seguridad de los Juegos. Otros órganos estarán trabajando de manera integrada también como la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin). En noviembre de 2015, el ministro de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional de Francia, Laurent Fabius, ofreció a la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el intercambio de información sobre el terrorismo y la disposición de todos los servicios de inteligencia para reducir los riesgos.

 

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