Al mes, esta empresa realiza 300 cirugías gracias a una alianza con Fundación Cinépolis que les permite operar en grandes volúmenes. Por Lourdes Contreras La crisis de los 30, que a muchos jóvenes pega, no atrapó las conciencias de Javier Okhuysen y Carlos Orellana. Todo lo contrario. Cuando llegaron a esa edad, pensaron en su futuro y se fijaron un propósito: regresar a México y crear una empresa rentable, pero que al mismo tiempo permitiera mejorar la calidad de vida de las personas. Javier Okhuysen y su amigo Carlos Orellana habían pasado algunos años en ciudades como Nueva York, Londres y Madrid trabajando en bancos de inversión y fondos de capital de riesgo. Al regresar a casa, descubrieron un problema inocultable: “Nos dimos cuenta que la ceguera es la segunda causa de discapacidad en México y que, del total de casos, 50% es por cataratas, una afectación completamente reversible que no se practica porque es costosa”, comenta Javier. Fue así que en agosto de 2011 inauguraron Sala Uno, una clínica dedicada a realizar cirugías para desaparecer las cataratas entre la población de bajos recursos. Son un hit, ya que una intervención en Sala Uno cuesta en promedio 6,300 pesos, mientras que su precio en el mercado es de 17,000. Al mes realizan 300 cirugías gracias a una alianza con Fundación Cinépolis que les permite operar en grandes volúmenes. Y ya están pensando en abrir su segunda clínica.

 

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