Bucarest, Rumania.- Ileana, una de las 63 mexicanas que volará en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana desde Bucarest, Rumania cuenta que su huída de Jarkov, Ucrania, fue entre bombardeos y ataques del Ejército de Rusia.
“Nosotros venimos de Jarkov y ha sido un viaje y una aventura casi de Rambo”, cuenta la mexicana, quien está casada con un ucraniano que fue llamado por el Ejército de su país a combatir y hacerle frente a la milicia rusa.
La pareja tiene un hijo de 20 años, quien está estudiando pedagogía en la Universidad de Jarkov: ” Una ciudad que está totalmente devastada, destruida y padecimos desde el inicio de los bombardeos”.
La invasión de Rusia a Ucrania hizo que los connacionales se conocieran y compartieran una única misión: Huir como pudieran a la frontera y así ponerse a salvo del conflicto bélico.
Durante los días que vivieron los bombardeos del Ejército Ruso en carne propia le dieron apoyo psicológico y mental para superar el trago amargo en una de las ciudades ucranianas, que vivía en paz y tranquilidad.
Desde el 24 de febrero de 2022, la vida de Ileana, su hijo y esposo fue diferente por la invasión de Rusia a Ucrania. Hoy está en la lista de los pasajeros que llegarán la medianoche del miércoles al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
“Yo vivía en una área que recorre toda la parte circundante de Jarkov, que es como si fuera Tlatelolco, pero es muy grande y con edificios entre 10 a 18 pisos bombardeados”.
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“No había manera humana de salir de Jarkov, porque ya había infiltrados en el Ejército contrario ruso y disparaban a matar, así como no podíamos ir corriendo a la estación de tren o tomar un autobús o tomar un taxi por la falta de gasolina”, apunta Ileana desde la sede de la embajada de México en Rumania.
La mexicana, quien no tenía un automóvil, decidió tomar el riesgo y poner su vida de por medio para conseguir primero las llaves del vehículo y después conducir entre las ruinas de Járkov y de ahí emprender su viaje hasta la frontera con Rumania.
“A mi marido le prestaban el automóvil que estaba en el centro de la ciudad, en ese momento estaban bombardeando y entonces teníamos que decidir si salíamos en ese momento o quedarnos y tomamos el riesgo”, agrega.
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