Por Rafael Enrique Maciel Martínez* Debido al envejecimiento de la población, a las limitaciones presupuestarias y a la falta de prevención de los mexicanos, los costos de la asistencia sanitaria en nuestro país enfrentan presiones sin precedentes y cada vez mayores. Si partimos de que México es uno de los países de la OCDE con menor inversión en salud como porcentaje del PIB (5.4% vs. 9% promedio a diciembre 2016) y que hoy en día se podría dar acceso a medicamentos que no cubren estándares regulatorios de seguridad y eficacia elevados, el sistema sanitario de nuestro país podría comprometerse aún más ante la posibilidad de tratamientos más prolongados, efectos adversos o incluso ingresos hospitalarios por falta de eficacia en los medicamentos. Como mexicanos debemos hacer algo para salvaguardar el acceso de la población a la salud y que ésta sea de calidad. Si bien con nuestros impuestos estamos fondeando el sistema de salud, gobierno e iniciativa privada deben colaborar acercando tecnología, innovación e investigación y desarrollo en beneficio de la sociedad bajo un riguroso marco regulatorio. Del total de gasto en el sector salud, el 13% corresponde a medicamentos. Este siempre tendrá una posibilidad de ahorro, pero la visión para maximizar los recursos debe ser integral. Reducir el costo de los medicamentos es una alternativa “fácil” pero no resuelve el problema de fondo. Las eficiencias deberán ser desarrolladas por vía de capacitación, tecnología, concentración de entidades de salud, etc. En relación a una compra de medicamentos abierta y sin restricciones, se corre el riesgo de someter a la población a situaciones que hoy hemos dejado en el pasado. El rigor que hasta hace poco la Cofepris imprimía en la aceptación de medicamentos nacionales o importados, nos colocó muy cerca de estándares internacionales, poniendo siempre la salud y seguridad de los pacientes como su más alta prioridad. México ha ido desarrollándose con los nuevos tiempos. Nos convertimos en una potencia exportadora industrial y agropecuaria, en uno de los mejores destinos de turismo del mundo y una de las mayores economías del planeta. El comprensible deseo de reducir costos en los medicamentos debe equilibrarse con la necesidad de garantizar la seguridad, eficacia y calidad de estos. Sin una política y un entorno normativo justo y riguroso, la industria no podrá invertir y seguir ampliando la oferta de productos bioequivalentes como los usados hasta ahora en México y en países más desarrollados. Es deseo de todos que las políticas públicas aseguren el bienestar de los ciudadanos, objetivo primordial establecido por el actual gobierno y mencionado constantemente en su discurso, sin perder de vista que reducir costos a cualquier precio, sería una victoria pírrica. *Presidente de la Asociación Mexicana de Fabricantes de Medicamentos Genéricos.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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