Samsung, la compañía surcoreana que en 2016 enfrentó una de las peores crisis en la historia de la electrónica con sus Note 7 explosivos, por fin determinó la causa de la falla en sus equipos. “Durante los últimos meses, realizamos investigaciones exhaustivas junto con organizaciones expertas en la industria para halla la causa de los incidentes con el Galaxy Note7”, dijo Koh. Lee también: Ganancias de Samsung se reducen 30% por fiasco del Galaxy Note 7 A través de una conferencia de prensa encabezada por DJ Koh, presidente de la división de Comunicaciones Móviles de Samsung Electronics, la empresa detalló que su phablet mostró dos grandes problemas en la unidad de la batería:
  • Una desviación del electrodo y un posicionamiento incorrecto de la punta del electrodo negativo en la esquina superior derecha de la batería.
  • Un punto de soldadura defectuoso que motivó un cortocircuito interno.
La empresa contrató a 700 expertos e ingenieros, comparando cerca de 200,000 teléfonos y más de 30,000 baterías. Para evitar que el problema se repita en el futuro, Samsung anunció la implementación de nuevas medidas de seguridad “de varias capas”, aumentado la revisión de seguridad de sus baterías a ocho puntos y creado un grupo de asesores externos para mejorar sus baterías (incluyendo a académicos de las universidades de Cambridge, Berkeley y Stanford). Durante las pruebas, Samsung también buscó evidencia de errores en sus sistemas de resistencia al agua, carga rápida, puerto USB-C o reconocimiento del Iris para intentar determinar si tuvieron alguna influencia en la explosión, con resultados negativos. En septiembre de 2016, apenas unos días después de su lanzamiento oficial del Note 7, un teléfono de pantalla grande que encabezaría la oferta de Samsung en el año junto con el Galaxy S7 y el S7 Edge, comenzaron a proliferar reportes de explosiones de los equipos, lo que orilló a la compañía a recoger los 2.5 millones de unidades vendidas hasta el momento. Lee también: El teléfono que se incendia le costará 17,000 mdd a Samsung Lo que siguió, fue una debacle de relaciones públicas, con buena parte de las aerolíneas del mundo prohibiendo volar con el equipo (incluso apagado y documentado), que costó a la empresa alrededor de 17,000 millones de dólares. “Hoy, más que nunca, estamos comprometidos a ganarnos la confianza de nuestros consumidores a través de la innovación que redefine lo que es posible en materia de seguridad, y que es además un puente a posibilidades ilimitadas y nuevas experiencias increíbles”, dijo Koh, quien no reveló los nombres de los proveedores de las baterías y ofreció disculpas y agradeció a clientes, operadores, socios de distribución y minoristas y socio es de negocio por su paciencia y apoyo continuo.  

 

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