Por Philippe Waechter* Las anunciadas sanciones de Donald Trump a Irán están demostrando ser un dolor de cabeza para los negocios europeos que se habían expandido hacia dicho mercado desde el acuerdo de julio de 2015. Es crucial distinguir entre un posible acuerdo político en materia nuclear entre Irán y las otras naciones firmantes del acuerdo anterior del 2015 (además de EU, por una parte, y el tema de las sanciones económicas por la otra, lo cual afectaría severamente el crecimiento económico de Irán ya que las compañías extranjeras que tienen negocios con el país estarían sujetas a graves penalizaciones por parte de EU. Antes del 2015, presenciamos el alcance de tales penalizaciones en los bancos que intentaron evadir las sanciones, y múltiples bancos que habían de hecho continuado alejándose se Irán, incluso después del acuerdo del 2015, ya que no estaban muy convencidos de que duraría. A este respecto, la noticia del caso de la empresa ZTE no podía haber llegado en mejor momento. La empresa china que opera en el sector de telecomunicaciones y se especializa en tecnología 5G depende en gran parte de las refacciones de EU para lograr su expansión. Después de declararse culpable de enviar componentes estadounidenses a Irán y Corea del Norte en 2016, ahora enfrenta acciones legales por no cumplir con las medidas que se suponía debía emprender contra sus ejecutivos involucrados en el asunto. ZTE ya no podrá comprar componentes de EU, por lo que no podrá continuar su operación regular ya sea en la fabricación y venta de smartphones, o en la investigación en telecomunicaciones. El momento del anuncio de lo anterior es perfecto, ya que el impacto de las sanciones puede ser grave para ZTE, y la importancia del caso se refleja en la relevancia y prominencia de los participantes en las negociaciones – Xi Jinping y Donald Trump. ¿Qué empresa querría correr el mismo riesgo? Las preguntas clave para las empresas son ahora:
  • ¿Dependen éstas de proveedores de EU?
  • ¿Tienen acceso al mercado de EU? ¿dependen de financiamiento en dólares?
Analizando el primer punto, para aquellas empresas que dependen de proveedores de EU, el caso ZTE es una razón suficiente para adoptar una actitud defensiva. En cuanto a la segunda pregunta, el caso incluso afecta más directamente a las empresas que tienen acceso al mercado de EU y a toda la esfera de influencia estadounidense, que es enorme. ¿Pueden las empresas europeas que buscan la expansión del negocio prescindir realmente de estos mercados? Por último, en cuanto al financiamiento en dólares, cabe destacar que dos terceras partes de las transacciones internacionales se realizan en dólares. Sería fácil evadir las sanciones si el dólar no fuera su divisa principal, por ejemplo, si el euro fuera la divisa de referencia, ya que su área de influencia también es considerable en todo el mundo. Pero este no es el caso, por lo que EU aún mantiene una fuerte presencia en el mundo y cualquier compañía que necesite dólares deberá cumplir con el mandato de Washington. Emitir una respuesta colectiva de Europa para limitar las sanciones y salvaguardar la independencia de las empresas europeas en Irán, como mencionamos en semanas pasadas, es una reacción política con un limitado impacto económico. ¿Puede entonces un acuerdo en la Unión Europea confrontar a EU en este tema? Esto es cuestionable, e incluso si en principio se llegara a un acuerdo, debemos preguntarnos cuáles serán las implicaciones en la práctica. Los países deberán abordar una serie completa de detalles que por mucho tiempo han obstruido los acuerdos en otras negociaciones, por ejemplo, garantías de depósitos como parte de la unión de sistemas bancarios. En el corto plazo, parece poco realista esperar una respuesta integral y satisfactoria de Europa antes de que se implementen las sanciones este otoño. Y tampoco tenemos una varita mágica para convertir al euro en dólar. En otras palabras, las sanciones seguramente serán restrictivas para las empresas europeas en Irán, a menos de que se dé un posible cambio de postura en EU. *Economista en Jefe de Ostrum Asset Management,   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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