La política monetaria, junto con la política fiscal, han jugado un papel crucial durante la pandemia del COVID-19. El esfuerzo oportuno y coordinado de más de 100 bancos centrales en el mundo desde marzo de 2020 ayudó a mitigar los terribles efectos de la peor recesión económica global desde la Gran Depresión de 1929. 

A poco más de un año de haber iniciado la pandemia, las señales de recuperación y los temores de mayores presiones inflacionarias han aumentado el debate en torno a la posible normalización de la política monetaria global. Esta situación ha tenido un importante efecto en los mercados financieros y ha influido en diversas estrategias de inversión. Este artículo tiene como fin analizar los aspectos más importantes de este debate.

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Estímulo monetario sin precedentes liderado por economías avanzadas

Tal como sucedió con la Gran Crisis Financiera de 2008-2009, la política monetaria ha tenido una función clave para la recuperación de las economías. Los bancos centrales se vieron forzados nuevamente en 2020 a reducir de forma rápida sus tasas de interés –en la mayoría de los casos a niveles mínimos históricos– para incentivar el consumo y la inversión, así como reducir el costo de financiamiento de diversos agentes económicos. 

Asimismo, llevaron a cabo una serie de medidas adicionales para aminorar los efectos adversos de la pandemia. Todo esto resultó en condiciones monetarias extremadamente laxas que han contribuido de forma importante a la recuperación.

2021 caracterizado por una recuperación con posibles presiones inflacionarias

El panorama sobre la actividad económica actualmente es más promisorio, especialmente en países como Estados Unidos o China. Los programas de vacunación aunados a los paquetes de estímulos fiscales y monetarios han coadyuvado a esta visión más optimista, tal como lo plasmó el Fondo Monetario Internacional el mes pasado en su documento de Perspectivas sobre la Economía Mundial. Sin embargo, uno de los grandes retos continuará centrado en una recuperación desigual entre países o sectores. 

Adicionalmente, dentro de este escenario, también se advierten posibles presiones inflacionarias que pudieran descarrilar el sendero de recuperación, producto de los mismos estímulos comentados previamente, así como el fuerte incremento en el precio de las materias primas (tal como lo describí en el artículo “Fuerte debate: el superciclo de commodities” publicado en Forbes el 5 de marzo de 2021), entre otros factores. 

Un ejemplo de esto último ha sido el más reciente reporte de inflación en EE.UU. al mes de abril, con una inflación anual alcanzando 4.2%, la más elevada desde junio de 2008, de un nivel de 1.4% observado en diciembre del año pasado. Si bien gran parte de este incremento en la inflación anual se explica por un efecto de base, también existen otros componentes que sugieren que la dinámica inflacionaria en EE.UU. continuará siendo compleja. Por ello, la inflación implícita del mercado en EE.UU. para los próximos dos años se ubica actualmente en 2.89%, en niveles no observados también desde junio de 2008, y por arriba del objetivo de 2% del Fed.

La normalización gradual ha comenzado en algunos países, pero todavía falta tiempo para el Fed

Ante este panorama, algunos bancos centrales han comenzado a retirar paulatinamente el estímulo monetario. En economías avanzadas, tal ha sido el caso del Banco de Canadá o el Banco de Inglaterra, se han realizado ligeras modificaciones a sus programas de compras de activos, o Dinamarca que ya inició subiendo tasas de interés. En economías emergentes, bancos centrales como los de Brasil, Rusia, Turquía y Ucrania  han tenido que empezar el incremento de sus tasas de referencia, al enfrentar un escenario de inflación más complejo y una situación más endeble de sus divisas. 

Aunque la política monetaria en el mundo sigue siendo expansiva, estos pocos ejemplos aunados a las expectativas de crecimiento e inflación previamente comentadas han generado un debate importante en torno a lo que harán otros bancos centrales. El mayor foco de atención de los mercados financieros es el Banco de la Reserva Federal en Estados Unidos. Es muy probable que el Fed continúe con una visión prudente y opte por esperar señalas más claras sobre la inflación para comenzar a normalizar sus condiciones monetarias. 

Posiblemente el Fed iniciará a reducir los montos de compras de activos (e.g. bonos soberanos y activos ligados a hipotecas) entre finales de este año e inicios del próximo y comience con el incremento de tasas hasta 2023. A pesar de esta prudencia por parte del banco central en EE.UU., los mercados probablemente reflejarán una mayor volatilidad conforme se incrementa el debate en torno a la normalización de la política monetaria global.

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Contacto:

Alejandro Padilla es Director Ejecutivo de Análisis Económico y Estrategia Financiera de Mercados de Grupo Financiero Banorte. *

Twitter: @alexpadillasan

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