Para combatir la corrupción no dependemos de que haya métricas objetivas y cifras duras al respecto. Dado que la corrupción es clandestina, es virtualmente imposible llegar a medidas precisas respecto al tema de forma objetiva. Al mismo tiempo sería un error descartar el tema debido a que las mediciones que podríamos hacer caerían en algún tipo de incertidumbre, por su naturaleza subjetiva. Hay métricas de “ruido” en mediciones específicas respecto a la corrupción. Por ejemplo, una pregunta en alguna encuesta sobre corrupción en tribunales podría estar sujeta a errores de muestreo. Una valoración acerca de la corrupción realizada por una agencia de riesgo comercial puede no ser precisa. Incluso una auditoría detallada de un proyecto podría no distinguir conclusivamente entre corrupción, incompetencia y desperdicio, u otras fuentes de ruido en los datos. Además, las mediciones específicas de corrupción están relacionadas de forma inexacta con la corrupción general, o con otra manifestación de corrupción. Incluso si una auditoría arroja evidencia de corrupción en un proyecto, esto no necesita señalar la corrupción en otros proyectos, ni en ninguna otra parte del sector público. Los proyectos en sí podrían ser parte del ruido a la hora de realizar el análisis. El rastreo de determinadas formas de corrupción, y especialmente la corrupción general a nivel país, se encuentra inevitablemente en uno o ambos tipos de problemas de medición. Los esfuerzos para medir la corrupción deben tener como objetivo minimizar el error de medición y ser transparentes sobre lo que permanecerá, de forma inevitable, como error residual. Los usuarios de los datos de la gobernanza (y los medios de comunicación) deben ser conscientes y evitar confundir la ausencia de márgenes explícitos de error, con la precisión de los datos. También deben evitar confundir la especificidad de los datos y las métricas, con la precisión o fiabilidad respecto al proyecto que miden. Es a partir de lo anterior que algunos llegan a decir que las mediciones subjetivas de corrupción no son “accionables” y por lo tanto no pueden guiar a los responsables políticos en la lucha contra la corrupción. Eso no me parece correcto, varias encuestas de diferentes empresas e individuos hacen preguntas detalladas y desagregadas sobre la corrupción en diferentes áreas del gobierno. Por otra parte, el seguimiento de percepciones bastante generales sobre la corrupción también puede ser una forma útil de monitorear los programas anticorrupción. Los gobiernos en democracias alrededor del mundo dependen de los datos de las encuestas para establecer las prioridades de las políticas anticorrupción y seguir su progreso. Finalmente siento que existe una noción equivocada de que no hay necesidad de monitorear la corrupción estrechamente, ya que muchos países con alta corrupción también han tenido un rápido crecimiento. No hay que confundir este tipo de excepciones con la constatación empírica más general de que la corrupción afecta negativamente al crecimiento a medio y largo plazo. Hay estudios del Banco Mundial que han demostrado que un aumento de una desviación estándar en la corrupción disminuye las tasas de inversión en tres puntos porcentuales y reduce el crecimiento medio anual en aproximadamente un punto porcentual. Tenemos que entender que para las mediciones se tienen que considerar ambos sectores: el público y el privado. Como podemos ver en instituciones globales, la corrupción se está midiendo a través de una variedad de enfoques. Dadas las imperfecciones de cualquier enfoque individual, es apropiado confiar en una amplia variedad de indicadores, tanto subjetivos como objetivos, tanto individuales como agregados, a través de los países y específicos de cada país. Esto es importante para evaluar la realidad concreta de la corrupción y desarrollar programas anticorrupción. De acuerdo a Transparency International, los resultados de 2016 ponen en relieve la conexión entre la corrupción y la desigualdad, la forma en que se alimentan mutuamente para crear un círculo vicioso entre la corrupción, la distribución desigual del poder en la sociedad y la distribución desigual de la riqueza. Pueden leer más sobre esto en “Corrupción y Desigualdad: Como los Populistas Engañan a la Gente.” Mientras les dejo esta gráfica que correlaciona el Índice de Inclusión Social SGI, con la corrupción y exclusión social en países de la OCDE, y una tabla con el índice de percepción de la corrupción 2016 de Transparency International.

Fuentes: Transparency International, Bertelsmann Foundation

 

Índice de percepción de la corrupción 2016

(Transparency International):

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