Maggie Siff interpreta el personaje de una psicóloga llamada Wendy Rhoades en la serie Billions. El rol que tiene Wendy, es el de ayudar a mantener a los brokers de un fondo de inversión con la cabeza fría y con claridad en el objetivo. Este personaje pareciera jugar el papel de jefe impulsor, que entiende a los individuos, y que tiene la capacidad de guiarlos en tiempos de turbulencia para obtener su mejor desempeño. En muchos sentidos, el papel de líder informal a quien se le confía ciegamente por la conexión personal creada. Traído a la realidad de las organizaciones, en el más puro de los conceptos de administración, se espera que el jefe organizacional sea un líder, que impulse, y guíe a su equipo para obtener el resultado esperado. Sin embargo, hoy vemos a muchos jefes con autoridad jerárquica, más no moral. Vemos a jefes que entregan resultados y que están completamente desconectados de la gente que les reporta. Vemos a grupos de personas con un común denominador: su línea de reporte. Y vemos a pocos líderes, con gran influencia, que también son fuente de inspiración dentro de las organizaciones, y que, además entregan los resultados esperados. En pocas palabras, vemos a muy pocos jefes que son verdaderos rock stars en su rol. Podemos cuestionar nuestras “habilidades sobre el escenario”, sin embargo, necesitamos mejorarlas rápidamente, ya que la generación millenial, busca jefes rock stars. Para ser ese rock star, necesitamos convertirnos en el “coach de rendimiento” de nuestro equipo, de alguna forma aprender de Wendy. Ese coach que entiende a los individuos, inspira al equipo, y entrega los resultados a la organización. La fórmula inicial es muy simple: escuchar activamente + generación de empatía Nada más complicado que tratar de guiar a un grupo de individuos sobre los que nada conocemos, de quienes ni idea tenemos qué los hace vibrar, o con quienes falta una conexión personal. Esto solo significa escuchar activamente, y entender de dónde parte la persona, más no, jugarle al psicólogo. Equipo es la suma de capacidades individuales que se hacen cómplices para obtener el resultado deseado Ya con la conexión hecha, podemos fomentar el trabajo en equipo. Este trabajo de equipo que está lejos de la suma de las partes. Un trabajo en equipo que se complementa con las habilidades personales, y potencial de sus integrantes. Que llega a tal punto que podríamos pensar en la existencia de complicidad en el sentido positivo de la palabra. Para inspirar, hay que ser simplemente auténtico Para inspirar al grupo, necesitas ser tú; tu mejor versión de ti mismo para que, a partir de las conexiones personales comunes creadas, tengan nuestros mensajes alguna posibilidad de resonar con la gente. Los mensajes bien aplicados, pueden ganar mentes y corazones. Aprovecha a los millenials Convertirnos en coaches de rendimiento será cada vez más estratégico. Los millenials están dispuestos a hacer grande a la organización a la que pertenezcan, siempre y cuando aprender sea una constantemente, y tengan acceso a aprender de los mejores. Simplemente se espera, de acuerdo a estudios de PWC, que para el año 2020, los millenials representen el 50% de la fuerza laboral mundial. En corto:
  • Escuchar activamente + generación de empatía
  • Fomentar el trabajo en equipo
  • Inspirar al grupo para ganar mentes y corazones
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