Este texto fue publicado originalmente el 17 de mayo de 2017.   Los primeros días de enero, previo a su toma de protesta como presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó desde su cuenta de Twitter advertencias a General Motors y Toyota: o construyen sus autos en ese país o pagan más impuestos fronterizos. En contraparte, en esos mismos días Trump celebró la cancelación del proyecto de Ford para construir una nueva planta en San Luis Potosí, México, y dos meses después se congratuló de nuevo de un anuncio de la compañía para invertir 1,200 millones de pesos en Michigan. ¿Por qué el interés de Trump en esas empresas? El declive en Estados Unidos del sector automotriz, el que alguna vez fue insignia de la industria de ese país, afectó principalmente a los estados que conforman el “rust belt” (cinturón del óxido), llamado así por haberse dedicado principalmente a las manufacturas. Estos estados, ubicados en el noreste y medio este del país, alrededor de los Grandes Lagos, otorgaron sus votos a Trump en la pasada elección presidencial, en gran parte por la promesa de una nueva industrialización. El sector automotriz estadounidense representa hoy en día 3% del Producto Interno Bruto y es la principal área que genera empleos de manufactura, seguida de la producción de electricidad y energía. Es por esa razón por la que el mandatario estadounidense ha presionado a las automotrices y por la que pondrá al sector en el centro de la próxima renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El gran objetivo de la administración de Trump será llevar a su país a las empresas que en los últimos años se han instalado en México, desde donde exportan sus productos a Estados Unidos libres de aranceles gracias al TLCAN, apuntó en entrevista José Romero Tellaeche, director del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México.   Auge en México La industria automotriz ha avanzado con paso firme en México en los últimos años. En el primer cuatrimestre de este año, se produjeron un millón 221,877 autos en el país, 13.6% más que en 2016, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). De ese total, el 80.12% fue exportado, equivalente a 978,972 unidades, 14.6% más que en el mismo periodo del año pasado. La surcoreana Kia Motors es el más reciente arribo de una automotriz al país y con su nueva planta en Pesquería, Nuevo León, ha proyectado grandes planes de producción y exportación. El principal país al que México exporta sus vehículos es Estados Unidos… y por mucho. Durante los primeros cuatro meses de 2017, los autos vendidos a Estados Unidos representan el 76.4% del total de las exportaciones; como segundo destino se tuvo a Canadá, con el 9.0% y en tercer lugar está Alemania, con 3.1%, informó la AMIA. Con esto, los autos exportados a Estados Unidos, bajo el marco del TLCAN, sumaron 748,033, lo que representa un aumento de 15.5% con respecto al primer cuatrimestre de 2016. La cantidad es tal, que de hecho los automóviles y otros tipos de vehículos, como camiones, además de autopartes, son los productos que más envía México a Estados Unidos y constituyen poco más de 25% de las exportaciones totales a ese país, con un valor de 79.5 mil millones de dólares en 2015, según el Observatorio de la Complejidad Económica. De ese tamaño es la manzana que Donald Trump busca arrebatarle a México y de lograrlo, México estaría en apuros.   Una renegociación limitada Tanto el gobierno de Estados Unidos como el de México están interesados en una revisión del TLCAN no muy amplia, limitada al segundo semestre de este año, a fin de que no se empalme con los tiempos electorales en ambos países, indicó Romero Tellaeche, doctor en Economía. En el vecino país se tendrán las elecciones intermedias, para renovar parte de su Congreso, y en México se vivirán las campañas para elegir al próximo presidente. Por ello, señala Romero Tellaeche, se buscará una renegociación mínima, centrada en el sector automotriz. “Si abren la caja de Pandora y se renegocia todo, el peligro es que brinquen los de los cítricos en Estados Unidos, el azúcar en Estados Unidos, todos los sectores que se sientan afectados van a brincar y ahí se va a hacer verdaderamente un kilombo (problema), como dicen los argentinos; lo van a tratan de contener al máximo en los sectores que se pueden renegociar. Van a tratar de abrir, pero con mucho cuidado”, apuntó el académico. Iliana Rodríguez Santibañez, doctora en Derecho e investigadora del Tec de Monterrey Campus Ciudad de México, detalló que en la negociación se podrían modificar las reglas que demandan cierto grado de componentes nacionales en los productos a exportar, a fin de librar los aranceles. “Gran parte de las autopartes que se generan en México tienen un componente de integración de mercados asiáticos, esta industria automotriz ha favorecido a otros bloques económicos por las reglas de origen o las reglas de integración de los productos; este tipo de área será de las más revisadas”, previó la profesora. El riesgo para México es que si la renegociación del TLCAN perjudica a las empresas, éstas migrarán eventualmente pues el país perdería su atractivo. “Toda la estrategia (del gobierno mexicano) ha sido que empresas extranjeras vengan para exportar a Estados Unidos, extranjeras me refiero a americanas, europeas y japonesas, cuya razón de ser es exportar a Estados Unidos. No es posible pedirles diversificar mercados porque no van a exportar desde aquí a Japón, a Europa, tal vez exportan una mínima parte a Sudamérica, pero es mínima”, subrayó Romero Tellaeche.   Otras áreas en la mira Los académicos no descartan que otros productos y servicios sean considerados en la renegociación del TLCAN, por ejemplo, los productos electrónicos, los cuales representan en su conjunto cerca del 20% de las exportaciones a Estados Unidos. Mención especial merecen las pantallas planas, en cuya manufactura México es líder a nivel mundial. Sin embargo, los sectores en los que habrá que poner atención son los que se han liberalizado recientemente, mencionó la doctora Rodríguez Santibañez, como el energético. “Aun cuando se está viviendo una crisis importante en el segmento de los energéticos a nivel mundial tendrá que ser un tema que entre, porque recordemos que cuando México celebra este tratado, en el segmento energético entra de manera muy pobre porque el artículo 27 constitucional que prácticamente le daba toda la regulación del petróleo al Estado, impedía que pudiera estar en cualquier negociación entre particulares”, mencionó. El sector de telecomunicaciones, agregó Rodríguez Santibañez, también se ha estado modificando en el país tras la reforma legal en la materia, la cual abrió las puertas para que en los servicios de este rubro puedan participar más competidores, incluso del exterior, bajo la regulación de nuevos órganos como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Otra área que podría entrar en un nuevo TLCAN es el del comercio electrónico, el cual hace 23 años prácticamente no existía.

 

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