Nuevos nichos de negocio se abren con las reformas energéticas, quienes quieran participar tendrán que “preparar la casa”.   Por Reyna Isabel Ortega   Hace poco más de diez años, pensar en invertir para hacer negocio con la industria energética de nuestro país, principalmente con Petróleos Mexicanos (Pemex), era totalmente un sueño, las oportunidades eran casi nulas. A través de las empresas del Estado: Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el Gobierno Federal es el responsable de la exploración, extracción y transformación de los hidrocarburos, del gas, de la producción, transmisión y distribución de la electricidad. Esta situación está a punto de dar un vuelco. La nueva visión de negocio para este sexenio busca que el sector energético sea un pilar fuerte, eficiente y altamente rentable para la economía del país. Los cambios y ajustes fundamentales ya iniciaron con la Reforma Energética. Con las leyes secundarias se espera abrir el mercado a toda la cadena de valor y servicios que requerirá esta industria durante su expansión.   Las reglas cambian Para Guillermo Pineda, consultor y líder del sector energía de PWC México, la apertura de inversiones para participar en el fortalecimiento de la industria era necesaria. “Teníamos que adaptarnos al mercado global y extender la oportunidad hacia las empresas mexicanas, más allá de las 10 grandes que hoy trabajan con Pemex”. “El mercado está caliente”, menciona el analista; es decir, la oportunidad de negocio se abre a todas las compañías, sin importar que sean grandes, pequeñas o medianas; se podrán aliar, si así lo desean y les conviene. Podrán incursionar directamente en la comercialización de hidrocarburos, en la petroquímica y la generación de electricidad. También se abre la oportunidad para las empresas dedicadas al mantenimiento de refinerías, revisión y reparación mecánica, inspección, limpieza, mantenimiento a sistemas; a la construcción de plataformas, instalación de torres, parques renovables; fabricantes de insumos como tuberías, válvulas y soldaduras. De acuerdo con los pronósticos, los beneficios serán tales que de darse una adecuada instrumentación de la reglamentación secundaria a la reforma energética, se prevé una derrama económica aproximada de entre 50 mil millones de dólares a 60,000 millones de dólares al año. Aunque dependerá de la velocidad con que se otorguen los contratos, sobre todo en el caso de la proveeduría o contratos de suministro, que es en donde se verán los primeros efectos. Será un buen negocio participar en la industria, incluso para empresas de terceros sectores como el de telecomunicaciones, construcción, seguros y transporte. La clave estará en la preparación que tengan las compañías interesadas, las cuales deberán conocer las nuevas reglas secundarias, apegarse a los lineamientos de la Secretaría de Energía, estar comprometidas con la calidad y eficiencia, ser competitivas y transparentes en el rendimiento de cuentas. Quienes quieran participar en esta gran oportunidad tendrán que “preparar la casa”, desarrollar competencias bien estructuradas, capacitar su mano de obra, invertir y abrirse a la inyección de capital o financiamiento. Ptw-HSBC  

 

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