El índice de gerentes de compra (PMI) de HSBC/Markit se situó en 49.6, lectura por debajo del nivel de 50 puntos que separa al crecimiento de la contracción, presionado por débiles datos económicos del país asiático.   Reuters   La actividad del sector manufacturero de China se contrajo por primera vez en siete meses en diciembre, mostró el miércoles un sondeo privado, subrayando la urgencia detrás de una serie de sorpresivas medidas expansivas adoptadas por Pekín en los últimos dos meses. El débil desempeño será parte del debate sobre si Pekín debe adoptar una política económica más expansiva o acelerar reformas al mercado para estimular la demanda, o ambas. El índice de gerentes de compra (PMI) definitivo de HSBC/Markit para el mes de diciembre fue de 49.6, justo por debajo del nivel de 50 puntos que separa al crecimiento de la contracción. La cifra fue levemente superior a la cifra preliminar de 49.5, pero representó una baja respecto a los 50.0 puntos de noviembre. El total de nuevas órdenes se contrajo por primera vez desde abril, aunque levemente, pese a que las nuevas órdenes de exportaciones aumentaron. Destacando la debilidad de la demanda, los precios de la producción cayeron por quinto mes consecutivo y muchas compañías consultadas dijeron que estaban reduciendo sus precios para aumentar su competitividad. Esto, a su vez, llevó a las empresas a reducir la producción por segundo mes consecutivo, aunque la tasa de contracción fue pequeña. El empleo siguió debilitándose, extendiendo la secuencia de pérdida de trabajos a 14 meses, aunque la tasa se desaceleró. El crecimiento económico de China, golpeado por un enfriamiento del mercado inmobiliario, exportaciones inestables y una menor demanda doméstica, se desaceleraría a un mínimo de 24 años de 7.4% este año, aunque un desempeño extremadamente débil en el cuarto trimestre ha llevado a algunos a pensar que esa cifra podría ser demasiado optimista. La serie de débiles datos, incluido un aumento de las presiones deflacionarias, menores ganancias industriales y un aumento de los préstamos no rentables, subrayan el desafío de política que enfrenta Pekín en el 2015, ya que no sólo necesita alentar los préstamos bancarios mediante una política monetaria expansiva, sino también hallar una forma de estimular una demanda genuina. El banco central recortó inesperadamente las tasas de interés a fines de noviembre por primera vez en más de dos años en un intento por reducir los costos del crédito y evitar una mayor desaceleración económica. También ha flexibilizado algunas restricciones a los préstamos.

 

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