Los esquemas tradicionales para pensar y garantizar la seguridad pública en el mundo sufrieron desgaste natural. Hay nuevas formas de interpretar y atender el tema.

Estrategias como la cero tolerancia o enfrentar la violencia, preponderantemente con la fuerza, han demostrado su fracaso al evadir el fondo del problema generador de delincuencia e inseguridad —las interacciones entre desigualdad e impunidad, corrupción y ausencia de oportunidades— y no considerar al principal afectado: ciudadanas y ciudadanos víctimas y colaboradores centrales en prevención, contención y denuncia.

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Es interesante observar cómo respecto de la capital nacional algunas voces prefieren callar y otras tendencialmente adversariales han comenzado a reconocer el avance en materia de seguridad respecto de otras entidades, donde ni siquiera la pandemia impactó en absoluto para la disminución de los delitos.

Ya en este incipiente 2022 podemos decir que existe evidencia de que la seguridad se construye en articulación con una ciudadanía participativa, empresas, autoridades locales y federales. Por supuesto, pasa por la dignificación de la vida policial, y de ello también da muestra la Universidad de la Policía, incrementos salariales, reconocimiento económico y a los casos emblemáticos de valor y disciplina policial que son distinguidos por el Gobierno local y el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la CDMX, por ejemplo. 

Garantía de bienestar personal y patrimonial son aspectos clave en toda concepción de seguridad pública.

En la Ciudad de México, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, impulsa un cambio en el paradigma de la seguridad pública, en el cual dos factores han resultado novedosos y estratégicos: la atención directa a las causas del delito y la coordinación interinstitucional con áreas que comúnmente no estaban consideradas y que despliegan la operación policial con inteligencia al grado de haber detenido, al menos, a 102 generadores de violencia. Dato revelador de una determinación política y policial deseable de verificar en cualquier otra entidad.

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La integración de Bienestar federal en los gabinetes de seguridad y paz de las alcaldías es la mejor muestra de una dinámica diferente de construir entornos seguros, en los cuales la presencia policial 24/7 es vertebral y debe, como lo es, ser complementada con evidencia de la coparticipación de los otros segmentos del gobierno.

Desde lo ciudadano, este 2022 debe mantenerse como parte del proceso de transformación sustantiva en la cultura cívica, basada en la construcción de armonía institucional y vecinal, conformadora de redes de apoyo comunitario que ayuden a proyectar, en política pública, las necesidades más universales por encima de agendas personales o partidistas.

En tres años, tenemos avances importantes en la reducción de incidencia delictiva de alto impacto, con hasta un 43% menos de delitos entre 2019 y 2021. Este 2022 es oportunidad de extender y profundizar los avances en materia de seguridad. Contundentemente, también, para todo el país.

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Contacto:

Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

TW: @guerrerochipres

www.consejociudadanomx.org

Twitter: @elconsejomx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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