Si un personaje hace creer que gracias a él se pueden obtener beneficios de cualquier tipo, será seguido, aceptado y a veces amado. El que los demás deseen algo, le da poder.      

“El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo.”

Séneca

    El poder es un concepto ambiguo en el que caben todos los deseos y sus probabilidades. Es indefinido y se basa en las aspiraciones de los demás. De eso viven los políticos: de hacer pensar al pueblo que tendrá mayor poder adquisitivo, y a sus colegas en el servicio público los hace creer que si lo apoyan obtendrán beneficios económicos y profesionales. El poder es el motor más básico para el hombre porque tiene que ver con la supervivencia del ego.   Poder nefasto Seguimos a quien creemos que nos puede dar aquello que anhelamos: amor, seguridad, información y sentido de pertenencia. La estrategia de la ley del poder nefasto es esta:
  • Prometa: diga que habrá algo mejor si se hace tal o cual cosa.
  • Someta: castigue y limite en caso de que no se haga lo que quería.
  • Rompa: destruya reglas, instituciones, amistades, valores, con el fin de que se consiga lo que quiere.
  • Una: junte ideas, personas, enemigos, amigos. Establezca puentes de interés.
  • Aparente: tenga prudencia en lo que diga y haga; si es bueno, que parezca bueno; si no lo es, también.
  • Evidencie: tenga pruebas de que lo que hace, le conviene a los demás.
  Liderazgo: antítesis del poder nefasto La característica principal del líder innato es la fuerza que nace de sus ideas y convicciones. No puede fingirse, es parte de él mismo. Según nuevas estadísticas, cuatro de cada diez empleados renuncian por considerar incompetente a su jefe. En general, los jefes suelen confundir liderazgo con el hecho de poder despedir a un subordinado. Según un nuevo informe, este error hace que un tercio de los empleados piensen que su jefe es ineficaz y que está poco capacitado para su cargo. Este fenómeno se convierte cada vez más en causa de renuncias voluntarias. Recientemente, la empresa para gestión del talento DDI presentó una investigación realizada con 1,279 trabajadores de Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, China, Alemania, India y el sudeste asiático, para saber lo que los empleados piensan de sus jefes. Se descubrió que a nivel mundial existe un gran descontento entre los empleados y la actitud de sus jefes inmediatos. Por ejemplo, el 34%, afirma que sólo a veces o nunca se considera que su jefe sea eficaz, y el 37% de ellos no se sienten motivados a dar lo mejor de sí ante él. La falta de comunicación y empatía pueden ser las causas principales de esta situación. Sólo cuatro de cada diez empleados dicen que su jefe no daña su autoestima. A pesar de que la mitad de esos diez considera que podrían hacer mucho mejor el trabajo que su propio jefe, sólo la mitad querría ocupar su puesto. En la investigación, el 49% de los empleados aseguraron que pocas veces o nunca fueron tomados en cuenta por su jefe para solventar una problemática laboral que les concernía. El estudio señaló que los errores más comunes en el ejercicio de liderazgo son: no escuchar, la incapacidad para lidiar con el conflicto, favoritismo, falta de información y falta de consulta con el personal.   Las 48 leyes del poder El famoso libro de Robert Greene y Joost Elffers, Las 48 Leyes del Poder conjunta sabiduría, autores y personajes clásicos como Sun Tzu, Lidell Hart, Nicolás Maquiavelo, Confucio, Napoleón Bonaparte y Julio César, entre otros. Me permití ponerlas en una lista y comentarlas con frases en cursivas, en un esfuerzo de agregarles valor al matizarlas, aterrizarlas y, en algunos casos, contradecirlas:
  1. Nunca le haga sombra a su amo. No deje de ser asertivo.
  2. Nunca confíe demasiado en sus amigos; aprenda a utilizar a sus enemigos. Confíe cuando así lo intuya.
  3. Disimule sus intenciones. Tenga buenas intenciones que sí se puedan mostrar.
  4. Diga siempre menos de lo necesario. Sea prudente.
  5. Casi todo depende de su prestigio; defiéndalo a muerte. No mate ni muera por defenderlo.
  6. Busque llamar la atención a cualquier precio. Asóciese a algo positivo.
  7. Logre que otros trabajen por usted, pero no deje nunca de llevarse los laureles. Dé el mérito a quien lo merece, será más benéfico para usted.
  8. Haga que la gente vaya hacia usted y, de ser necesario, utilice la carnada más adecuada para lograrlo. No pesque tiburones.
  9. Gane a través de sus acciones, nunca por medio de argumentos. Si no gana, argumente porqué perdió.
  10. eligro de contagio: evite a los perdedores y los desdichados. Sin arruinarse usted, trate de ayudarlos.
  11. Haga que la gente dependa de usted. Genere gente independiente que le sea leal.
  12. Para desarmar a su víctima, utilice la franqueza y la generosidad en forma selectiva. Tenga más aliados que víctimas.
  13. Cuando pida ayuda, no apele a la compasión o a la gratitud de la gente, sino a su egoísmo. Cuide que al alimentar ese ego no acabe por comérselo a usted.
  14. Muéstrese como un amigo pero actúe como un espía. Casi siempre sabrán que no es sincero.
  15. Aplaste por completo a su enemigo. Hágase amigo de sus enemigos cada que pueda.
  16. Utilice la ausencia para incrementar el respeto y el honor. Cuando así le convenga.
  17. Mantenga el suspenso. Maneje el arte de lo impredecible. ¡Sorprenda!
  18. No construya fortalezas para protegerse. El aislamiento es peligroso. Conviva o muera.
  19. Sepa con quién está tratando. No ofenda a la persona equivocada. No ofenda a nadie, aunque no sea importante.
  20. No se comprometa con nadie. Comprométase con quienes se comprometen con usted.
  21. Finja candidez para atrapar a los cándidos. Muéstrese más tonto que su víctima. El arte de la guerra se basa en el engaño, pero el arte del amor también funciona.
  22. Utilice la táctica de la capitulación. Transforme la debilidad en poder. Resurja de sus cenizas.
  23. Concentre sus fuerzas. En el punto más débil del otro.
  24. Desempeñe el papel de cortesano perfecto. Sin prostituirse.
  25. Procure recrearse permanentemente. Sanamente.
  26. Mantenga sus manos limpias. Y su cabeza.
  27. Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales. Tenga fe.
  28. Sea audaz al entrar en acción. Entre hacer y no hacer, siempre haga.
  29. Planifique sus acciones de principio a fin. Cuando no pueda, improvise basado en auténtica intuición.
  30. Haga que sus logros parezcan no requerir esfuerzos. Si no se esfuerza, haga parecer que sí.
  31. Controle las opciones. Haga que otros jueguen con las cartas que usted reparte. Controle mejor repartiendo pocas opciones.
  32. Juegue con las fantasías de la gente. Cuando acabe el juego, cuídese de no provocar rencor.
  33. Descubra el talón de Aquiles de los demás. Cuide que Aquiles no se dé cuenta.
  34. Actúe como un rey para ser tratado como tal. Sea un rey justo.
  35. Domine el arte de la oportunidad. ¡Practíquelo!
  36. Menosprecie las cosas que no puede obtener. Ignorarlas es la mejor de las venganzas. Evite preocuparse por el qué dirán, así no tendrá que vengarse.
  37. Arme espectáculos imponentes. Y costeables.
  38. Piense como quiera, pero compórtese como los demás. O júntese con quien piensa y se comporta como usted.
  39. Revuelva las aguas para asegurarse una buena pesca. No se moje mucho las mangas.
  40. Menosprecie lo que es gratuito. Pague cuando deba pagar.
  41. Evite imitar a los grandes hombres. Súbase a sus hombros para ver más lejos.
  42. Muerto el perro, se acabó la rabia. Aun así, vacúnese.
  43.  Trabaje sobre el corazón y la mente de los demás. Y con los de usted mismo.
  44. Desarme y enfurezca con el efecto espejo. Cuando se lo hagan a usted, desármelo no enfureciéndose.
  45. Predique la necesidad de introducir cambios, pero nunca modifique demasiado a la vez. Cambie lo que se tenga y pueda cambiar.
  46. Nunca se muestre demasiado perfecto. Sepa que todos somos perfectos aunque nos equivoquemos.
  47. No vaya más allá de su objetivo original; al triunfar, aprenda cuándo detenerse. No quiera estar en guerra siempre, consiga la paz.
  48. Sea cambiante en su forma. Adáptese.
  Escoja entre ser Maquiavelo o Jesús, personajes que sabían manejar el poder. Dese cuenta que los dos fueron torturados: el poder siempre implica una responsabilidad y un costo. En ambos casos, las heridas fueron físicas, pero solo en uno tuvieron un significado trascendente. Por eso antes que el poder, primero busque el significado de lo que hace. Esa será la mejor guía para utilizarlo correctamente.     Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Alex_Llantada LinkedIn: Alejandro Llantada Toscano Facebook: Alex Llantada     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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