Charlamos con uno de los pensadores que muchos de los líderes de las grandes corporaciones en Estados Unidos escuchan con atención, quien advierte que gritar fuerte o ser el más duro no caracteriza a los mejores.   Por Enrique Jiménez   Monterrey, Nuevo León.– Cuando cumplió 30 años le nació el deseo de escribir un libro y comenzó a redactar una serie de propuestas para las editoriales. “Mandé una propuesta, dos, tres, cuatro e incluso hasta siete propuestas. Pero me rechazaron. Escribí 19 propuestas del libro y lo plantee de diferentes formas y siempre me respondían: no.” Su esposa le dijo que rompiera el borrador de su libro y lo tirara a la basura. Así lo hizo, pero no se dio por vencido. Comenzó desde cero. Tenía su borrador número 20 en las manos, lo presentó y se lo compraron. “La lección aprendida fue: si tienes que romper todo lo que has hecho antes para hacer las cosas bien, hazlo”, dice Marcus Buckingham. Hoy es reconocido como autor de libros como First, Break All the Rules (1999); The One Thing You Need to Know (2005); Go Put Your Strengths to Word (2007); The Truth About You (2008); Find Your Strongest Life (2009) y StandOut (2011). Su primer libro, First, Break All the Rules (Primero, rompa todas las reglas) se basó nada más y nada menos que en 88,000 entrevistas alrededor del mundo realizadas por Gallup a directivos que mostraron ser exitosos a la hora de transformar el talento de sus empleados en alto desempeño. El maestro por la Universidad de Cam­bridge indica que el liderazgo no es tan complicado, ya que se trata de juntar a la gente para motivarla y luchar por un mejor futuro. “Pero hay líderes que están tan involucra­dos en su propio éxito que parece que no se pueden ver bien a sí mismos, es como aquellos que están dentro del marco y no logran ver el panorama”, dice. Puede creerle a sus libros o escuchar sus palabras, puede dudar de él si quiere, pero debe saber que sus consejos valen miles o millones de dólares. Y no todos pueden escu­charlos de primera mano. “Asesoro como a 20 líderes al año, y no quiero tomar una carga mayor de trabajo”, subraya el fundador de The Marcus Buckin­gham Company (TMBC), una empresa que nació en 2007, poco antes de que explotara la peor crisis económica gestada por la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers en Estados Unidos. Y trasciende que está detrás de las estrategias de negocios de Face­book, Toyota, Coca-Cola, Wells Fargo, Micro­soft, Disney, Intel, Cisco y Banana Republic, entre muchas otras compañías. Su biografía oficial nos recuerda que con First, Break All the Rules (su primer libro o el número 20, como se quiera ver) conquistó la lista de los libros más vendidos en 1999. Su petición de romper con la tradición no tiene nada que ver con rebelión, aclara su sitio oficial, al contrario, argumenta que las reglas deben ser rotas porque limitan la originali­dad y lo característico de cada persona, las fortalezas que nos permiten alcanzar nuestro máximo potencial. No debemos ser lo que no somos, resumen algunas de las reseñas del texto. Y siguiendo con su exitoso debut editorial, Marcus con­tinúa esparciendo el mensaje de que lo que hace única a una persona es su fuerza para desbloquear su potencial. Cada año, Buckingham le habla a más de 250,000 personas en eventos alrededor del mundo, tal y como ocurrió en Monterrey, Nuevo León, hace unas semanas. “Quizá no me vean como se ve un líder típico, pero encuentro mi forma de agregar valor a las compañías”, cuenta entre risas durante una visita relámpago a la Sultana del Norte, en donde dictó una conferencia a líderes empresariales principalmente de compañías regiomontanas como Alfa, Ba­norte, Cemex, Femsa, Maseca, Softtek, Vitro, Xignux, entre otras. “Los líderes son sofisticados, entienden con quién tratan, conocen cuáles son sus fortalezas y talentos, incluso juegan ajedrez y determinan si eres caballo, torre, alfil y ven cuál es tu singularidad. Algo muy importante es plantear las expectativas correctas, porque el sólo gritar fuerte o ser más duro no es lo que hace a los mejores líderes”, aclara a Forbes México. Es una estrella de las conferencias, a pesar de que en algún momento estuvo a punto de darse por vencido y guardar su intención de escribir libros en un cajón. “He tenido un viaje maravilloso y lleno de desafíos, ya que en 2007 fundé una empresa en plena crisis económica en Estados Unidos”, recuerda. “Estoy dirigiendo una empresa como cualquiera que trata encontrar los clientes y la gente correcta.” El hombre dice que nunca en la vida le habían cuestionado qué pieza del ajedrez es. Nos responde contento: “Soy más torre que otra cosa… más que caballito.” marcus_libro ¿Qué tan caro es construir líderes? En realidad no es caro. Los líderes se desarro­llan; tú formas las condiciones. No se trabaja uno a uno con los líderes, sino se llega a una empresa a ver cuál es la educación, la capacitación, así como las formas que necesitan establecerse para crear las condiciones donde los líderes locales puedan tomar decisiones. Si no cambias la buro­cracia del lugar, no vas a cambiar la empresa.   ¿Cómo inyectarle a los mexicanos el talento y el liderazgo? En México, el gran reto del liderazgo en las compañías es descubrir cómo las personas toman responsabilidad. Las compañías son un excelente lugar donde se puede ayudar a la persona a saber qué es lo que puede aportar, cómo puede hacerlo de manera inteligente. La empresa es un lugar ma­ravilloso para que las personas expresen toda su inteligencia y potencial.   ¿El empresario a quién deben atender para impulsar su negocio? A los empresarios más exitosos no es el dinero, ni el impulso, ni una buena idea o una economía amigable lo que los bene­ficia, sino el cliente. Entonces, si quieres fortalecer el negocio debes entender dónde están tus clientes actualmente y dónde estarán mañana, entonces cualquier negocio puede crecer como quiera.   ¿Cómo construir más líderes en México? Asignar responsabilidad a temprana edad. Un líder lo formas a través de la experiencia, así que tienes que colocar a las personas en posiciones de responsabilidad y darles la libertad de tomar muchas decisiones. Uno de los problemas de la economía mexicana es demasiado extractiva, es decir, los líderes que están en las cumbres de muchas organizacio­nes son buenos para extraer riquezas de los procesos o de las compañías para sí mismos, pero se necesita en México dar la oportuni­dad a todos los niveles de la economía para generar dinero.   ¿Sólo con eso basta para crear a los líderes? El corolario del liderazgo es bajar la toma de decisiones de nivel hasta llegar al cliente. Tratar de tomar las estructuras o jerarquías que impiden que una persona de nivel medio o bajo tome decisiones. Las patentes de Amazon por ejemplo, esas no son una prueba de que Jeff Bezos esté por ahí pensando al res­pecto, sino que provienen de las transacciones de los compradores. Y de la misma forma, los principales datos de inteligencia de negocios provienen de los clientes de una empresa, eso no va a venir de acá arriba, provendrá de niveles de abajo.   ¿Cuáles son las recomendaciones que le da usted a los empresarios mexicanos para convertirse en líderes? El empresario mexicano debe ver el mejor futuro, así como debe tomar en serio las fortalezas y habilidades como líder que está aplicando para encontrar y desarro­llar el talento de personas.   Buckingham recuerda que él, desde los ocho años de edad, formaba parte de los equipos deportivos y era el guía o líder, tal y como lo sigue siendo. “De niño era líder, pero soy ahora una versión un poco más inteligente de mí mismo, no es que me haya hecho más inteligente o me haya convertido en otra persona”, reconoce. Y agrega: “Tenía el deseo y anhelo de ser líder; eso es parte del liderazgo, y estoy tratando de aprenderlo a hacer eficazmente.” Pero siempre fue brillante y alguien se dio cuenta a tiempo de ello. Buckingham, quien se graduó de la Universidad de Cambridge, fue reclutado por el profesor Donald O. Clifton, el fundador de Selection Research Incorporated (SRI). La empresa estaba especializada en identificar talentos para ocupar puestos clave en grandes cor­porativos. SRI adquirió The Gallup Organi­zation en 1988 y se quedó con ese nombre. Clifton le dijo a Buckingham cuando se conocieron que quería que durante las vacaciones fuera a Lincoln, Nebraska, a trabajar con Gallup. “No sabía lo que quería, pero Clifton vio algo en la entrevista que le gustó”, recuerda Buckingham. Le comentó: “Tú tienes que tomar en serio tus habilidades y el primer obstáculo que tienes que superar es venir a Nebraska todos los veranos durante cuatro años. No estaría sentado aquí dando la entrevista, si no me hubiera dicho: ‘Oye, vente para acá con nosotros.’” Ni siquiera hubiera comenzado a escribir esos libros que hoy lo hacen un consejero muy cotizado entre los grandes magnates de los negocios, y un ídolo entre los ejecutivos que algún día sueñan con ser torres y reyes en lugar de peones o caballitos. marcus1

 

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