Ante el aumento en la esperanza de vida, es importante tener un plan para cuando llegue el momento del retiro, y los 50 es un momento más que ideal para poner manos a la obra si no lo has hecho ya.   Por Janet Novack   El tema del retiro es algo importante y delicado, por ello, durante una conferencia sobre el tema, el profesor de economía del MIT, James Poterba, reunió ocho preguntas que toda pareja en sus 50 años o más debe hacerse y le ayudarán a determinar si están ahorrando lo suficiente para su jubilación o si necesitan más o menos:   1. ¿Cuándo vamos a jubilarnos? ¿Tendremos control sobre esa elección? La buena noticia es que la tasa de actividad de las personas de 65 a 69 años de edad ha estado aumentando de manera constante desde 1985. Los cálculos de Poterba muestran que gran parte del aumento de la esperanza de vida promedio a 65 en realidad se está usando en años extra de trabajo, no en la jubilación, pero la segunda parte de su pregunta sobre el control también es crucial. Aquellos a punto de jubilarse normalmente dicen que van a trabajar más de lo que en realidad terminan haciendo. Así que un poco de variación en los plazos es normal. Pero  verse obligado, por despido o por mala salud, a dejar el trabajo años antes de lo planeado probablemente podría dejarnos en un terreno pantanoso durante la jubilación. Los cincuenta son un buen momento para echar una mirada a la industria en la que nos desempeñamos y a nuestras perspectivas de carrera. Si no son tan halagüeñas, aumenten sus ahorros. (Sí, compañeros periodistas de medios impresos, les hablamos a ustedes.) También es un buen momento para actualizar sus conocimientos y sus contactos e iniciar un trabajo alternativo que pueda ayudarles a cambiar de carrera o trabajar por cuenta propia si pierden su empleo.   2. ¿Cuánto tiempo viviremos? Olvídense de la esperanza de vida promedio. Una de las diapositivas más impactantes de Poterba mostraba lo mucho que variaba el ingreso frente a la esperanza de vida masculina. Para aquellos hombres que cumplieron 65 años en 1977, la mitad de los asalariados que tenía un mayor ingreso podía esperar vivir un promedio de 15.5 años más después del retiro, frente a 14.8 años de la mitad inferior. Para el 2006, la esperanza de vida masculina para la mitad de mayor ingreso ha aumentado seis años completos a 21.5 años, mientras que la mitad inferior había ganado menos de un año y medio, llegando apenas a 16.1 años en promedio. Pero no sólo generalicen basándose en sus ingresos. La expectativa de vida personal es el número esencial para la planificación de la jubilación.   3. ¿Qué haremos cuando nos hayamos jubilado? Algunos de los estudios más interesantes tienen que ver con los patrones de gasto de los jubilados. El gasto tiene una caída de alrededor de 10% en el momento de la jubilación, señala Erick Hurst, profesor de economía en la University of Chicago Booth School of Business. No es sólo que los costos relacionados con el trabajo (de transporte, ropa nueva, tintorería) vayan a desaparecer. La investigación de Hurst muestra que los jubilados sustituyen el tiempo por dinero; por ejemplo, compran más ofertas y pasan más tiempo cocinando. En pocas palabras: viven igual de bien, o mejor, pero con menos. Sin embargo, no todas las parejas gastan menos. Michael Hurd y Susann Rohwedder, del Centro Rand para el Estudio del Envejecimiento, han encontrado que el cuartil más rico de los jubilados en realidad aumenta su gasto entre 7% y 18%, mientras aumentan la frecuencia de sus viajes y hacen otros usos caros de su tiempo libre. Sin embargo, tengan en cuenta que incluso los jubilados que empiezan gastando en grande reducen sus gastos con el paso de los años, y no porque se hayan quedado cortos de dinero.   4. ¿Cuánto de nuestro retiro debemos esperar vivir juntos? ¿Cuánto menos necesitan las viudas? Las mujeres tienen una mayor esperanza de vida, ello, unido al hecho de que los hombres son por lo menos cuatro años mayores en un tercio de los matrimonios, se convierte en un gran problema para muchas parejas. Piensen acerca de las estrategias para maximizar el bienestar del cónyuge sobreviviente, sin que ello les impida disfrutar de sus años de jubilación anticipada juntos. Presten especial atención a las estrategias de solicitud de prestaciones en materia de Seguridad Social. Si planean mudarse a los suburbios o al campo, consideren cómo hará una persona de 80 o 90 años para cobrar su pensión si deja de conducir o disminuye drásticamente su movilidad.   5. ¿Nuestros hijos nos apoyarán? ¿Nosotros los apoyaremos a ellos? Para la gente con ingresos más altos, dijo Poterba “ésta puede llegar a ser una pregunta muy importante, porque lo que les gustaría hacer por sus hijos podría ir mucho más allá de lo que harían por sí mismos”.  Bueno, tal vez estén listos para dejar ir a sus millennials. Sin embargo, algunos boomers, advierte Poterba, todavía también preguntan “¿Qué pasará si mis padres necesitan cuidados a largo plazo a los 90 años?” De hecho, los boomers que ganaban y ahorraban cantidades iguales podrían enfrentar perspectivas de jubilación muy diferentes en función de si tienen que ayudar a mantener a sus padres o reciben de ellos una herencia.   6. ¿Cómo vamos a pagar por la salud o los cuidados a largo plazo? Éste es un tema mayor. La edad de 50 años es un buen momento para empezar a pagar la cuota de ingreso a una casa de retiro. Prever con anticipación suficiente esa clase de servicios, o ahorrar para el pago de cuidados especializados en casa, puede hacer la diferencia a su capacidad de hacer frente a los gastos de cuidados a largo plazo en caso de que sean necesarios. En esencia, comprarán una póliza de seguro de longevidad.   7. ¿Qué retornos ganaremos con nuestras inversiones? Incluso después de haber considerado todas las cuestiones personales mencionadas con anterioridad, el retorno de sus inversiones decidirá si sus ahorros producirán el estilo de vida que esperan. Aunque no se pueden alterar las expectativas de rentabilidad de los mercados de acciones y bonos, tómense un tiempo a los 50 (y periódicamente a partir de entonces) para entender la relación entre riesgo y rentabilidad y su propia tolerancia al riesgo. Para obtener ayuda, hablen con un profesional. Independientemente de cómo lo hagan, busquen una asignación de activos que les permita dormir por las noches y manténganse constantes.

 

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