Tras su suspensión como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff tiene 180 días para armar su defensa y evitar ser removida oficialmente del cargo. Pero, al parecer, su suerte ya está echada. “En la práctica, el voto para eliminar Rousseff parece una formalidad. Se requiere una mayoría ligeramente más alta que la votación de hoy (66% frente al 50%), pero es poco probable que esto sea un obstáculo importante”, dijo el analista de Capital Economics, Neal Shearing, en un documento. Tras la decisión del Senado, que emitió 55 votos a favor y 22 en contra de la suspensión de Rousseff en el cargo, los mercados recibieron optimismo la noticia. El índice Bovespa ganaba 1.2% a las 10:30, hora local. El vicepresidente y ahora mandatario en funciones, Michel Temer, prometió un “puente hacia el futuro” con políticas más amigables para los mercados y empresas. Aunque la lista de deseos es larga. Según el plan de Temer, el número de ministerios se reducirá de 32 a 22. La política fiscal se hará más estricta. Se va a reformar el sistema de pensiones, y las participaciones en empresas estatales serán vendidas al sector privado. “En pocas palabras, esperen una ráfaga de buenos titulares de Brasil en los próximos días y semanas”, dijo Shearing, de Capital Economics. No obstante, aún existe el riesgo de que Temer incumpla con las altas expectativas de los mercados.   Un contraataque feroz Temer aún tiene obstáculos para echar a andar sus reformas ante un Congreso fracturado. El Tribunal Supremo removió a Eduardo Cunha, archienemigo de Rousseff, como líder de la Cámara Baja y quien tiene cargos de corrupción en su contra. Esto ayudó a que el proceso de juicio político contra la mandataria, pero dejó más separados a los legisladores. Además, se espera que el Partido de los Trabajadores, al que pertenece Rousseff, dé un “contraataque feroz” después del golpe. “Esto va a complicar los esfuerzos para aprobar leyes en el Congreso. Pero también podría causar más perturbación económica inmediata, por ejemplo, a través de huelgas y protestas masivas”, espera Capital Economics. Por lo tanto, todo el gabinete de Rousseff será reemplazado. Medios locales han señalado que Temer nombraría al ex gobernador del Banco Central de Brasil, Henrique Meirelles. Durante su mandato como el jefe del banco central, Meirelles forjó una reputación de ser duro con la inflación y recientemente ha hecho una serie de intervenciones, pidiendo recortes al gasto del gobierno. Los mercados, por ahora, festejan la suspensión de Rousseff, pero también podrían estar subestimando su reacción y de su brazo político: los sindicatos. Un gobierno pro mercado podría surgir de las cenizas de esta crisis política, pero, tal como están las cosas, Brasil también podría dar un bandazo hacia el populismo económico”, alertó Capital Economics en otro análisis.  

 

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