Silicon Valley es más que un lugar físico. Es una idea que representa la innovación, entendida como formas alternativas de lidiar con problemas.     Por Federico Antoni   ¿Qué es lo primero que piensas cuando escuchas de innovación digital? Quizás en Silicon Valley, al sur de la bahía de San Francisco, donde se crearon importantes compañías y se fortalecieron grandes figuras del emprendimiento tecnológico. Es un espacio geográfico que concentra talento, dinamismo, oportunidades, inteligencia y recibe miles de millones de dólares (mdd) en inversión de capital de riesgo. Pero ahí también existe una nueva tendencia hacia el emprendimiento banal: proyectos ligeros, intrascendentes y sin un impacto verdadero. Ahora que México está desarrollando un efervescente ecosistema emprendedor, estamos en riesgo de copiar el modelo de emprendimiento banal de Silicon Valley. Representa un camino más fácil para los emprendedores porque no requiere resultados concretos. Por otro lado es seductor, inmediato, práctico y brutalmente atractivo para los medios de comunicación. Valora la fama y una aparente capacidad para generar ganancias, aunque el producto no implique un progreso real. Recientemente en México ha habido cambios estructurales que promueven la creación y el desarrollo de empresas. El optimismo permea el terreno de la innovación. Primero, por las condiciones macroeconómicas favorables. Segundo, por el boom demográfico. México es un país de jóvenes y la mayoría de la población está en edad laboral. Tercero, porque hay una ola de iniciativas públicas y privadas que busca impulsar la innovación. En el nuevo marco de política pública se puede detectar una serie de medidas que fomentan el emprendimiento. Ante esta ventana de oportunidad, la tecnología debe estar al servicio de la humanidad. La cultura tecnológica es una fascinación, sobre todo para las nuevas generaciones, pero ¿por qué no obsesionarse con la verdadera innovación?, la que resuelve efectivamente problemas, mejora las dificultades habituales, cambia la manera en que interactuamos con nuestro entorno y llevamos a cabo actos cotidianos. Puedo pensar en múltiples factores que afectan de manera negativa la realidad mexicana: desigualdad de oportunidades, tráfico, contaminación, obesidad, diabetes, desempleo, inseguridad, corrupción. México necesita mentes brillantes, nacionales e internacionales, que desarrollen nuevas soluciones a estos problemas, y el ecosistema debe estar preparado para recibirlos e impulsarlos. Bill Gates comentó en una entrevista que si la mitad de las nuevas empresas de Silicon Valley son tontas, esto no representa un riesgo para el mercado. En México no debemos permitir que este 50% sea el que ejerza influencia en el ecosistema. ¿Qué podemos hacer las personas e instituciones involucradas en el sector emprendedor para evitarlo? Primero que nada hay que actuar con seriedad, definir funciones claras entre los actores y llamar las cosas por su nombre. Una plataforma digital no es lo mismo que un fondo de inversión; una landing page no es una empresa y una intención no es una realidad. La coordinación y cooperación entre los actores activa el ecosistema y crea espacios dinámicos para la vinculación, pero no perdamos la energía que trae la competencia por la postura de la colaboración. El énfasis no debe estar solamente en resultados inmediatos. La mayor oportunidad de mercado consiste en resolver los grandes problemas de nuestro entorno y atender las necesidades no satisfechas de la sociedad. El marco del ecosistema debe estar más apegado a la realidad mexicana. Comencemos por cambiar México; del mundo nos ocupamos después. Imaginar no es suficiente. Los emprendedores no solamente deben pensar en grande, sino también en cómo hacer que suceda. Ahí está el reto. El emprendimiento impulsa el progreso. Innovación no es frivolidad, es creatividad en una de sus expresiones más puras y utilitarias. Innovar no es crear respuestas; es la respuesta. La creación de empresas innovadoras es una manera de acelerar el crecimiento económico de un país, generar empleo, satisfacer necesidades sociales, fomentar la movilidad social y resolver problemas no atendidos. Silicon Valley es más que un lugar físico. Es una idea que representa la innovación, entendida como formas alternativas de lidiar con problemas. De Silicon Valley tenemos que adoptar la actitud progresista, el optimismo, la pasión, la ebullición de nuevas ideas, la posibilidad de sobrepasar límites y crear lo inimaginable y la intención de resolver problemas reales, no sólo inquietudes frívolas. Tal vez este proceso sea más lento y complicado, pero definitivamente los resultados serán más útiles y trascendentes.     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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