Snowden no es Pierce Brosnan, no es un espía, es un técnico en informática que apenas terminó el colegio.   Antes de empezar a leer esta entrada ponga la suite de James Bond escrita por John Barry . Bien, ahora abra las fotos (#NSFW) de Anna Chapman, la ex espía rusa que le propuso –vía Twitter– matrimonio a Edward Snowden, el ya famoso ‘espía’ estadounidense que ha puesto de cabeza al mundo y cuya historia hizo que retuvieran de manera ilegal (por algunas horas) a un jefe de estado: el boliviano Evo Morales. Y que ha puesto en un predicamento al gobierno ruso comandado por Vladimir Putin. ¿Listo? ahora quítese todas esas ideas románticas de la cabeza porque Snowden nos lo jodió todo. De entrada partamos del hecho de que Snowden no es Pierce Brosnan y ya ni pensemos en Sean Connery, lejos está de ser un caballero inglés, es más, ni siquiera se asemeja a Vladimir Putín quien se formó en los servicios de inteligencia de su país durante la guerra fría y bien podría ser considerado un muñeco de acción, eso sí con un doctorado en economía. De hecho, Snowden no es un espía, es un técnico en informática que apenas terminó el colegio, más allá de que ganara por año 122,000 dólares. Además y aunque trabajó en la CIA finalmente era contratista de Boz Allen Hamilton, una empresa dedicada a seguridad informática y que provee el servicio de outsourcing a diferentes empresas y cuyo principal cliente es el gobierno de los Estados Unidos. El millonario vicepresidente de la empresa, Micke McCoonnel dirigió la National Security Agency (NSA) y de acuerdo con el New York Times, introdujo a su país a la era del espionaje cibernético de gran escala. Además fue de los impulsores de la tercerización de los servicios de inteligencia lo que se suma a la industria de las Empresas Militares Privadas que por su comportamiento han llegado a ser consideradas mercenarios por la ONU, y a pesar de ello contrata sus servicios y estuvo a punto de otorgarles el contrato de las misiones de paz. Así Snowden jodió a una industria que se movía en las sombras entre investigaciones profundas y teorías conspiranóicas. Al final, hay decenas de libros y artículos serios, incluso The Washington Post tiene un portal llamado The Top Secret America donde se monitorean los contratos que por parte del gobierno reciben estas empresas lo cual si se contrasta con el Opensecrets.org que monitorea el gasto de diversas industrias en cabildeo y apoyo a campañas políticas nos daremos cuenta de la fuerza que tiene este sector. Así que lo jodió, no porque no se supiera sino porque se hizo escándalo. Lo del espionaje es normal entre los estados, de hecho la gente no se debería preocupar porque suceda sino porque no suceda, de ello puede depender la seguridad de un país, su gente y su territorio. De ahí que los discursos de los europeos y otros países pidiendo explicaciones al gobierno de Obama parecieran suaves. Es como si algún banco le exigiera a otro explicaciones por cobrar comisiones. La propia Anna Chapman fue condecorada en su momento por el gobierno Ruso luego de haber sido capturada en 2010 por EU y encontrada culpable de conspirar contra un gobierno extranjero. De hecho Snowden se ha vuelto un personaje incómodo para el mundo porque se convierte en un mal ejemplo. Pregúntese usted mismo qué Estado va a querer ensalzar a un ciudadano que revela secretos de seguridad nacional, de ahí que nadie quisiese darle asilo político. El propio Putin se encuentra en una encrucijada donde por imagen interna no pude ceder ante las presiones de EU pero tampoco pude confrontarse con el país que les ganó la Guerra Fría. Claro que a él, como ex espía, no debe simpatizarle alguien como Snowden ni que uno de los suyos lo tomara de ejemplo. Ya lo dijo Tucídides en el Diálogo de Meliá: ‘No son los que ejercen el imperio los temibles para el vencido. Sino son los súbditos si atacan ellos solos y derrotan a sus dominadores’.   Contacto Twitter @Sur_AAA

 

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