El destino ha alcanzado a los viejos empresarios. Sus hijos han salido de casa y sus mansiones ya no son funcionales. Frente a eso, en uno de los municipios más prósperos del país, se levanta un desarrollo cuya arquitectura estuvo en manos del creador de las Torres Petronas. Ahí podrían vivir en paz.   Por Jennifer Juárez   San Pedro Garza García, Nuevo León.- Estamos en un sinuoso balcón sobre viejos terrenos de Vitro. En el interior, pisos de mármol y maderas finas, paredes de alabastro, mesas de cuarzo, chimeneas de ónix, acabados tapizados en piel y muebles de diseñador visten los 52 departamentos más exclusivos de Monterrey. Los desarrolladores de estas residencias saben que el precio no es el problema para los clientes del Edificio Sofía, donde el departamento más barato ronda los 30 mdp y el más caro, vendido hasta el momento, costó 39.2 mdp [algo así como tres millones de dólares (mdd)]. Los clientes son empty nesters de 55 a 60 años que viven en las tradicionales residencias de 1,500 a 2,000 metros cuadrados de San Pedro Garza García y tienen propiedades en ciudades como Miami o Nueva York, pero cuyos hijos ya no viven con ellos. César Pelli, el arquitecto que creó las Torres Petronas en Kuala Lumpur —ésas que miden 452 metros de altura y mantienen el récord como las más altas del mundo—, estuvo en uno de los municipios más ricos de México trabajando en este desarrollo residencial. Los millonarios que están detrás de este proyecto querían que el brillo de otros edificios que Pelli ha construido en México no los dejara en la sombra; querían lo mejor, al precio que fuera. Por eso también invitaron a los ingenieros de CBM, el mismo grupo que supervisó Burj Khalifa, en Dubai. La lista suma nueve más, entre éstos SFA Design, para el diseño de interiores (que se hizo cargo de los interiores del Four Seasons Los Ángeles); para la iluminación a Quentin Thomas Associates (iluminador del acuario más grande del mundo, en Atlanta), y para el diseño acústico a Cerami & Associates (Music Box Theatre de Nueva York) y a los diseñadores HKS Architects.   Clientes, en resguardo El presupuesto de este proyecto es de más de 820 mdd, que para tener una idea representan aproximadamente la mitad del presupuesto nacional destinado a ciencia, tecnología e innovación en materia de salud presentado por el gobierno del presidente de México, Enrique Peña Nieto. Eso costó el desarrollo inmobiliario Arboleda, junto al que se levanta la joya de la corona, el Edificio Sofía, un conjunto de edificaciones destinadas a convertirse en vivienda, oficinas, un centro comercial y espacios de recreación para los empresarios de la vieja escuela que quieren dejar sus mansiones, ante el crecimiento de sus hijos. Los desarrolladores mantienen el misterio de quiénes son los inversionistas y dicen que el presidente del Consejo de Administración es Patricio Garza Garza, bajo la figura de Capital Natural. “Son industriales de Monterrey. Todos son personas que han tenido inversiones en la ciudad desde inicios del siglo pasado a través de sus antecesores. Son familias conocidas, respetadas y reconocidas”, dice Luis Sada, socio y CFO de One Development Group (ODG), los desarrolladores del proyecto. “No somos una empresa familiar que fue fundada hace 40 años; es un grupo que comparte una visión muy clara, donde la mayoría estudió en el extranjero, tenemos maestrías, compartimos valores de cómo hacer las cosas de una forma innovadora y eso lo hemos tratado de permear dándole un empowerment a la gente para probar y hacer cosas nuevas”, explica Alfredo Marín, socio y CEO de ODG. Con 154 metros, Sofía no es la torre más alta de San Pedro. “Vendemos lo mejor, no lo más alto”, apunta Marín. Y al recorrer el edificio una y otra vez comprueba su dicho. La firma se aseguró de ser punta de lanza en todo, incluyendo la sustentabilidad. Contrataron a un desarrollador para lograr cumplir en Sofía con los lineamientos para obtener una certificación leed nivel oro, que hasta el momento no tiene ningún edificio habitacional en México. Esta certificación es un estándar internacional creado por el Consejo de la Construcción Ecológica de Estados Unidos, que avala el uso eficiente de recursos como agua y energía y las prácticas sustentables en la construcción. Para cumplir con los requisitos respetaron con ciertos estándares de uso de materiales reciclados y de proveedores locales, además de que se utilizó una mezcla de cemento creada por Cemex especialmente para el proyecto, con el fin de reducir la huella de carbono. La cementera utilizó más de 100 camiones revolvedores durante 36 horas continuas para lograr el fraguado de una losa monolítica que en su momento fue la mayor en su tipo en Monterrey, con 5,900 metros cúbicos de concreto, equivalente a un cubo cuyos lados miden 18 metros (unos siete pisos). Trasplantaron más de 2010 árboles de distintas especies como encino, mezquite y nogal que ya se encontraban en la propiedad (entre ellos un encino de más de 15 metros). Los extrajeron con cuerdas y grúas de distintos puntos del terreno cuidando llevarse también una placa perimetral de tierra para no afectar la raíz. La extracción se realiza en invierno, porque es cuando están “dormidos”, tienen menos actividad y son menos vulnerables a los cambios del entorno. Los recolocaron en invernaderos dentro del mismo terreno mientras se realizan las construcciones y finalmente los resembrarán en el predio, según ciertas especificaciones y requerimientos indicados por la firma paisajista OJB, que diseñó el Playa Vista Central Park, de Los Ángeles. En total se recuperarán mediante trasplantes 350 árboles de los 120,000 metros cuadrados del terreno y se proyecta que esta operación cueste 7 mdd, pero los desarrolladores aseguran que fue una inversión racionalizada con el propósito de obtener un producto con vista a largo plazo, de primera calidad, que aprovechara lo que había en el terreno. sofia1

Foto: Fernando Luna. 

  Fortaleza en construcción El municipio de Garza García, considerado el segundo de México en desarrollo humano, se urbanizó a mediados del siglo XX por iniciativa de empresarios y ejecutivos que comenzaron a construir sus casas en terrenos de más de 1,500 metros e impulsaron la construcción del campo de golf. “La gran mayoría son personas que ya casaron a sus hijos y que tienen propiedades muy grandes”, resume Bernardo Flores, socio y director de ventas en ODG. Un comprador que podría no ser nativo de Monterrey —recuerdan los socios— es un ex director técnico del equipo de futbol Rayados, quien compró dos departamentos en Sofía. “Cuidamos mucho el perfil de gente que entra porque queremos que sea pura gente afín, que tenga las mismas costumbres, la misma educación; se podría decir gente que pueda convivir sanamente en el edificio para poder compartir las amenidades. De alguna manera toda la gente a la que le hemos vendido hasta el momento es gente que conocemos nosotros o los consejeros o los inversionistas”, explica Flores. Además, a diferencia de la Ciudad de México, donde hay muchos extranjeros dispuestos a habitar departamentos en colonias residenciales destacadas como Polanco, Las Lomas y Santa Fe, en Monterrey la gente con poder adquisitivo tiende a concentrarse en San Pedro Garza García, según los desarrolladores. Entre los muchos consultores que participaron en el proyecto está HMA Consulting, quienes han asesorado a inmuebles como los aeropuertos JFK, en Nueva York, y Dubai International Airport, en Emiratos Árabes. En Sofía ayudaron a implementar una estrategia de seguridad que incluye: tubos de acero conocidos como bolardos que surgen del suelo para actuar como obstáculo cuando se desea impedir el acceso de un vehículo a la propiedad; un cuarto de armas para que cualquier elemento de seguridad, visitante o habitante en general tenga que entrar desarmado al edificio; un rayo perimetral que activa una alarma en caso de que alguien intente saltar una barda; protocolos de activación y desactivación automática de puertas de acero y elevadores en caso de emergencia, blindaje en las recepciones del edificio y más de 2,000 cámaras a lo largo de Sofía y Arboleda (aproximadamente una por cada 60 metros cuadrados). “Por la situación que hemos pasado en Monterrey, todo el mundo está más preocupado por la seguridad. Aunque ha mejorado mucho en los últimos dos años, ya nos dejaron lo suficientemente preocupados para siempre pensar hacia el futuro. La seguridad en este edificio está diseñada para generar una absoluta tranquilidad”, dice Marín. Flores explica que la respuesta al clima de inseguridad en Monterrey se ha convertido en un diferenciador en el caso de Sofía. “De alguna manera la inseguridad nos ayudó en Sofía porque los sistemas de seguridad que tenemos son tan avanzados y la gente se siente tan segura, que están mejor viviendo en este edificio que en sus casas donde estaban antes. Entonces desgraciadamente por la inseguridad, porque nadie quiere la inseguridad, sí nos ha ayudado a nosotros a vender un poco más”, finaliza. Sin embargo, Sada asegura que los involucrados en el proyecto sabían que el problema de la inseguridad se iba a solucionar, de la misma manera en que la ciudad ha superado otros retos. “Nosotros no llegamos a este proyecto a querer devolverle glorias o situaciones pasadas exitosas a la ciudad, porque la ciudad las ha tenido, las va a tener, las tiene y esto va a seguir en el futuro. La inseguridad pierde tanta relevancia cuando lo pones en un contexto histórico de la ciudad y de cómo se ha formado. Yo te haría la pregunta: ‘¿será que habrá gente que veía un México sin Monterrey?’ Yo creo que nadie lo veía.”  

 

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