Tras el anuncio de mantener sin cambios el programa de alivio cuantitativo, expertos señalan que el panorama para el próximo al frente del organismo se enfrentará a grandes incertidumbres en los mercados financieros.   Reuters NUEVA YORK/SAN FRANCISCO – El sorpresivo anuncio que hizo esta semana el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de que el banco central estadounidense no está listo para reducir su programa de estímulo, podría complicar la tarea de su sucesor para sacar a la Fed de su política monetaria extraordinariamente agresiva. Los economistas esperaban que Bernanke siguiera el plan que había dado a conocer en junio: reducir el programa de compras de bonos de la Fed antes de fin de año y ponerle fin a mediados del 2014, cuando preveía que la tasa de desempleo estuviera en alrededor de un 7%. Sin embargo, sólo dijo que el recorte de las compras de bonos “posiblemente” podría comenzar más tarde este año y que no había un “número mágico” para el desempleo que marque el fin del programa. La demora en la reducción de las compras mensuales de bonos por 85,000 millones de dólares de la Fed probablemente tendrá sólo un pequeño impacto en el tamaño general de la hoja de balance de la Fed, que ahora es de 3.6 billones de dólares, y sigue creciendo. Sin embargo, la decisión inyecta una enorme cantidad de incertidumbre en la ecuación y deja al sucesor de Bernanke sin un mapa de ruta útil. “Parte del motivo por el que pensé que la Fed se comprometería con algún tipo de reducción fue debido a que querrían establecer un curso para hacer más difícil que el sucesor (de Bernanke) se desviara de él”, comentó Eric Stein, administrador de carteras de Eaton Vance. Stein agregó que la Fed arriesga ahora nuevos desajustes entre sus intenciones y las expectativas de los mercados financieros, particularmente debido a que se espera un nuevo presidente del banco central para el 1 de febrero del 2014. El segundo mandato de Bernanke como jefe del banco central más influyente del mundo terminará en enero y el presidente Barack Obama ha dejado claro que está buscando a un sucesor. La vicepresidenta de la Fed, Janet Yellen, es ahora la favorita para ocupar el cargo y se prevé que podría haber un anuncio al respecto tan pronto como la próxima semana. Quien quiera que sea su sucesor heredará una enorme hoja de balance y una serie de promesas de política monetaria que abarcarán años. Esa persona también tendrá que enfrentar una recuperación económica decepcionante y una tasa de desempleo persistentemente alta después del fin de la recesión. “Deja un trabajo enorme para el próximo presidente”, dijo Scott Anderson, economista de Bank of the West en San Francisco. “Creo que existen grandes posibilidades de que la Fed ni siquiera haya comenzado la reducción (de su estímulo monetario) cuando llegue en nuevo presidente”, agregó. Entre las decisiones a tomar figuran cuándo comenzar a reducir las compras de activos, qué tan rápido desactivarlas y si reducir primero las compras de bonos o de activos respaldados por hipotecas. Además, el nuevo presidente necesitará garantizar a los mercados que una reducción de compras de bonos no significa que la Fed esté cerca de subir las tasas de interés. Para Randall Kroszner, que sirvió con Bernanke en el directorio de la Fed durante la crisis financiera, el presidente de hecho hizo un favor a su sucesor al probar las reacciones del mercado a potenciales cambios en el programa de compras de bonos.   Oportunidad perdida Muchos inversores pensaron que ya era el momento de iniciar el fin del respaldo agresivo de la Fed a la economía. El desempleo en Estados Unidos cayó a un 7.3% en agosto, el mínimo nivel en cuatro años; la más reciente lectura sobre el crecimiento del producto interno bruto (PIB) fue mejor a lo esperado y la posibilidad de una intervención militar estadounidense en Siria ha disminuido, borrando otra nube de incertidumbre económica. Pero una fuerte alza de las tasas de interés debido al comentario de Bernanke en mayo respecto a que la Fed esperaba reducir las compras de bonos en las “próximas reuniones”, proyectó dudas sobre la sostenibilidad del impulso económico y eso llevó al banco central a mantener su actual política monetaria. La inesperada decisión aplazó las expectativas del mercado para la primera alza oficial de las tasas de interés al 2015, que coincide con la opinión de la mayoría de los consejeros de la Fed. El banco central ha mantenido las tasas de interés a corto plazo en cerca de cero desde diciembre del 2008. Economistas que pensaron que era segura una reducción de compras de bonos este mes ahora están reevaluando. Muchos en importantes firmas de Wall Street ahora creen que la Fed no reducirá los estímulos hasta diciembre, pero una minoría sustancial aún no se ha decidido. “Estamos muy sorprendidos de que la Fed no haya aprovechado esta oportunidad ahora para reducir sus compras”, comentó la economista de Credit Suisse Dana Saporta. Esa decisión, dijo, “podría complicar la transición para el próximo presidente en el sentido de que lleva a más incertidumbre entre los participantes del mercado”, agregó.

 

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