Establecer una política clara de retribuciones a familiares y personal ayuda a resolver conflictos y diferencias que podrían obstruir la finalidad de la empresa y la armonía familiar.      

“No confundas el tener menos con ser menos, tener más no significa ser más.

No confundas lo que posees con quien eres”.

Noah BenShea.

    Establecer una política de sueldos en las empresas familiares implica todo un reto. Primero, las políticas exigen una permanente actualización de objetivos y estrategias con la finalidad de enfrentar contextos cambiantes y altamente competitivos para obtener una alta productividad, y lograr el eficiente desempeño de toda la organización. Segundo, para afrontar los retos de manera exitosa se requiere prestar especial atención al recurso más valioso con que cuenta la empresa: su gente, quienes sin distinción de niveles jerárquicos constituyen el eje vertebral y estratégico para el logro de los objetivos empresariales. Y tercero: en las políticas de sueldos todos los trabajadores deben ser compensados justa y equitativamente mediante sistemas de remuneración racional de su trabajo y de acuerdo a los esfuerzos, eficiencia, responsabilidad y condiciones de trabajo. El salario no debe ser solo justo, sino que se tiene que convencer al colaborador (y familiar) de esa justicia. En las empresas familiares estas políticas deben ser muy claras, ya que menos de una de cada 10 pequeñas y medianas empresas en México tiene una política equitativa de sueldos y compensaciones respecto a familiares y trabajadores. Al no contar con dicha política se corre el riesgo de generar un índice de rotación en su personal bastante elevado, puesto que una de las principales causas de rotación es la inconformidad con los salarios bajos y las inequidades percibidas. Por el contrario, equidad es pagarle a cada quién según le corresponde a su aportación y posibilidades reales dentro de la empresa, independientemente si es empleado o miembro de la familia.   Equilibrio entre la familia y el negocio Desde esta perspectiva, el sistema de remuneraciones y compensaciones consiste en garantizar que las retribuciones se establezcan de manera que los empleados sientan que la relación entre lo que aportan y lo que reciben a cambio, está equilibrado dentro de la empresa. Esto posibilita que el personal asuma el sentido de pertenencia y compromiso. Para lograr el éxito de dichas políticas, es necesario analizar las descripciones de los puestos para cada una de las posiciones de la compañía, del tal forma que si dos puestos tienen el mismo valor, deberán recibir la misma retribución. Es recomendable separar el concepto de empleado del de accionistas y familiares para efectos de sueldos. Así, los familiares pueden recibir de la empresa tres tipos de compensaciones: sueldos, prestaciones y dividendos. La remuneración global que recibe el trabajador debe ser adecuada a la importancia del puesto, su eficiencia personal, las necesidades del empleado y las posibilidades de la empresa para el reconocimiento de diversas experiencias, de tal forma que no entren en conflicto con las percepciones del trabajador ajeno a la familia. El rol de los familiares con mandos altos o medios de la empresa es fundamental a la hora de generar confianza y fidelidad por parte de los empleados. Este sueldo, incluso, deberá ser comparable con el de un colaborador no familiar que se encuentre en la misma jerarquía. En el caso de las prestaciones, éstas deben ser equitativas para familiares y colaboradores ajenos a la familia. En general, a los empleados familiares se les otorgan sueldos y prestaciones entre 30% a 40% arriba de los tabuladores del mercado o inclusive en muchas ocasiones más de ese porcentaje. Es en los dividendos, cuando los familiares ejercen su valor como accionistas. En este rubro se les retribuye por el hecho de tener la propiedad de la empresa. La política de dividendos evitará además que las futuras generaciones sangren el negocio por encima de sus posibilidades.   En busca de la justa expectativa En general las empresas de tercera generación con frecuencia se llenan de familiares que tienen altas expectativas con respecto a estándares de vida, hecho que puede afectar el buen funcionamiento de la empresa familiar. La justicia salarial entre familiares no necesariamente significa igualdad, sino equidad. Pareciera que se necesita sabiduría salomónica para implementar todo lo anterior. Lo único que se requiere es cabeza fría y un corazón grande que sepa entender lo que se necesita para todos, en especial para la familia… Como menciona Jasmine Gillman: “No esperes por el momento preciso. Empieza ahora. Hazlo ahora. Si esperas por el momento adecuado, nunca dejarás de esperar”.     Contacto: Twitter: @mariorizofiscal       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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