Crecen las fortunas mundiales y con ellas el consumo en el sector premium. La consecuencia: una mayor competencia y una gran necesidad de capital… humano. Ya no basta con que cautive el producto: las firmas de lujo y sus rostros deben transmitir valores y emoción.         El mercado del lujo mueve, según la consultora Bain & Company, 200,000 millones de dólares (mdd) al año. Para 2015, anticipan un crecimiento en las ventas de 5 a 6%, lo que supondría 50 millones más. Los números van en ascenso y es tentador querer orientar la carrera profesional hacia este sector. Si además contemplamos que actualmente se encuentra en un importante periodo de reinvención —véase el e-commerce, por ejemplo— nos hallamos frente a un horizonte despejado con oportunidades brillando cual estrellas.   Nuevos millonarios, más negocio Este año hay más de 1,426 millonarios en todo el mundo, atesorando una fortuna de 5.4 billones de dólares (bdd). En América Latina y el Caribe hay más millonarios respecto al año pasado. Los primeros lugares, según nuestro listado anual de riqueza, son para Brasil (46), México (15), Chile (14) y Argentina (5). En nuestro país hay 148,500 mdd que se reparten sólo 15 personas. Las cifras varían desde los 73,000 mdd, que dejan a Carlos Slim como el hombre más acaudalado, hasta los 1,300 millones que Juan Gallardo contabiliza en su haber. Less is (not) more… Más millonarios suponen más clientes para firmas prestigiosas de retail, aviación, arte y hotelería, por mencionar algunos sectores. El índice de lujo Savigny (SLI) lo confirma claramente. Ha crecido un 3.7%, superando en más de un punto porcentual al índice msci mundial (Morgan Stanley Capital International). Oteando las marcas que reflejan el savoir-faire que recluta a devotos fieles en todo el orbe, comprobamos que las ventas de Kering (antes PPR) crecieron —según el índice para este año financiero— en un 4.0%, LVMH en un 7.5%, Richemont en un 9.2%, Hermès en un 9.3%, Prada en un 13,8%, Burberry en un 16.1% y Ferragamo en un abrumador 16.7%.   Expansión y búsqueda de talento Las estrategias tradicionales en las que las marcas se basaban para triunfar son caducas y obsoletas. Los consumidores se han vuelto más exigentes, más inconformistas y más diferentes entre sí. El cambio generacional está transformando la industria del lujo y, como consecuencia, apreciamos tendencias atípicas de reclutamiento en el sector. Son necesarios nuevos profesionales que aporten valor agregado a las cualidades del producto o servicio, que sientan verdadera pasión por la filosofía de la marca que representan, aparte de contar con un currículum multifuncional y sobradamente cualificado que dejaría petrificado a cualquier oficinista. ¿Cómo ganar la fidelidad de los nuevos millonarios? Para alguien con buen nivel de cultura, sensibilidad estética y obsesión por el detalle no debería ser un problema. Lourdes González, headhunter de AMROP Seeliger y Conde, afirma: “Las compañías del sector lujo exigen mejores candidatos, y no necesariamente han de venir de la competencia directa, sino de mercados similares o de empresas que tengan la misma cultura. Es vital que encajen con la filosofía de la firma y sean aptos para evolucionar y crecer junto a ella”. Averiguamos que ya no se buscan perfiles sólo para cubrir competencias, más bien para desarrollar las estrategias que consolidarán el futuro de empresas, principalmente en México y en nuevos mercados emergentes. “Son candidatos con amplias relaciones sociales, cultura, buena conversación e historia vinculada al sector. Además de buscar un perfil profesional buscamos un perfil personal”. Luis Morales, director de Comunicación y RRPP de una maison europea en México, apoya la tesis: “La personalidad es importante. Hay que contar con un juego de experiencias a la espalda y gran capacidad de adaptación. Saber tocar las fibras sensibles adecuadamente y establecer alianzas con el consumidor, con el ámbito gubernamental u otras marcas de lujo. El mensaje debe ser pulcro y debe llegar limpio a través de los diversos canales de comunicación”. Así, la persona que una firma busca para representarla se convierte en un asunto delicado y tan especial que adquiere las características propias del sector en el que está involucrada: un candidato “de lujo”.   Capital mexicano Y no económico, sino humano. En un mercado tan familiar era común guiarse con base a referencias y recomendaciones. Este patrón está cambiando. Ahora las empresas internacionales invierten fuerte para encontrar al candidato ideal. Contar en la trinchera con el tirador adecuado supone un costo inicial mayor, pero menor visto en perspectiva y diferenciación de marca. “Hace algunos años las posiciones claves estaban formadas por ejecutivos de Brasil, Colombia o Argentina”, puntualiza Lourdes, “ahora el 85% de talento que contratan nuestros clientes es nacional, sobre todo para posiciones base”. Lógico, porque entienden la cultura del país y tienen formación internacional. México es la puerta para la industria del lujo en Latinoamérica, como comprueba Luis en su día a día. “Está creciendo y somos el espejo en el que se miran otros países. Somos influenciadores del lujo”. Lujo… Ese concepto que nadie acierta a definir con exactitud, aunque todos coinciden en la transitoriedad que implica; es emocional, puntual y efímero. Como una deslumbrante estrella fugaz. amrop1

 

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