vice-news por Jamiel Clifton, Vice Son las 9 AM, es jueves y hay 300 jóvenes formados en una calle de Soho, una zona en Londres. El chico que está al principio de la fila, Nick, de 18 años de edad, bostezó cuando me le acerqué. Dijo que lleva 23 horas haciendo fila y tratando de dormir en una de las sillas de acampar que están en la banqueta. El chico al final de la fila, Werner, de 17 años de edad, viajó desde Finlandia hasta Londres esta mañana solo para formarse todo el día. En una hora se abrirán las puertas de la tienda Supreme en Londres y todos los que están aquí —el cansado Nick y el paciente Werner; los adolescentes de Newcastle y Canterbury; el güey que trae puesta una bolsa para dormir de Supreme como si fuera un mameluco— van a tener la oportunidad de entrar, pasar junto a la escultura de un fantasma blanco sonriendo y echar un vistazo el primer lote de gorras, chamarras, sudaderas y playeras de esta temporada. La mayoría de las personas en la fila van directo a la playera que tiene la foto del vegetariano triste Morrissey. La foto que Morrissey no quería que Supreme usara porque la marca una vez colaboró con una cadena de hamburguesas y también porque no le gustaba como salía. Werner sabe que no va a conseguir la playera de Morrisey porque, cuando entre, es casi seguro que ya va a estar agotada, igual que todas las otras cosas que quiere. Pero no le molesta. Está feliz de pagar un boleto de avión y un hotel —y esperar seis horas en una fila— con tal de encontrar algo de su talla, aunque sean unos calzones. Esto es totalmente normal. Cada vez que Supreme lanza productos nuevos en sus diez tiendas en Europa, Estados Unidos y Japón —es decir, cada jueves desde el inicio de una colección— cientos de personas faltan a la escuela o al trabajo para ser los primeros en adquirlos. Unas semanas después de mi visita, el gerente de la tienda en Londres dijo a los fanáticos de Supreme que si planean hacer un peregrinaje, tienen que empezar a hacer fila el jueves por la mañana —en lugar del miércoles por la noche— porque el flujo semanal de indigentes que visten pantalones de 5 mil pesos está irritando al gobierno local. Ninguna otra marca de ropa goza de esta clase de devoción. Ralph Lauren tuvo sus “Lo-Lifes”, un grupo de hombres de Brooklyn que dedicaron los primeros años de la década de los 90 a robarse todo lo pudieron de la línea Polo. Los coleccionistas de tenis tienden a ser fanáticos de Nike. Sin embargo, según los estándares de Supreme, todas las obsesiones antes mencionadas son pasajeras y sus seguidores son posers en comparación con los trues de Supreme: los chicos que hacen fila por días y los hombres adultos que pagan sumas ridículas de dinero por varas de incienso vintage con la etiqueta de Supreme. Los fans constituyen una subcultura. La página más grande de Facebook en Europa para comprar, vender, intercambiar y platicar de Supreme es SupTalk, con cerca de 60 mil miembros, una cifra que obviamente supera las tribus urbanas menos pobladas del continente, como los góticos. En este grupo hay muchos tipos de fanáticos de Supreme, desde los vejestorios obsesionados con la moda hasta los niños ricos de 13 años, desde los skaters hasta las celebridades de Instagram, y claro, los coleccionistas de estampas de la generación de la ropa casual: los güeyes —siempre son güeyes— que compran la misma gorra en todos los colores o el juego completo de chamarras de la colaboración entre Supreme y Stone Island, o todas y cada una de las playeras que traen el emblemático logo de la marca. Antes de cada “jueves de lanzamiento”, los miembros de SupTalk hablan sobre sus próximos artículos favoritos, como la playera de Morrisey, por ejemplo, o de los tenis piel de serpiente de la colaboración con Air Max que sacaron meses después de mi visita a la tienda. En internet, estas piezas se venden en milisegundos —por 130 dólares, puedes comprar un “bot” que aparta el artículo que deseas en cuanto aparece en la tienda en línea— y como Supreme produce una cantidad limitada de piezas, cuando se acaba un producto, estás perdido.   Lee el texto completo en Vice: http://www.vice.com/es_mx/read/por-que-hay-tantas-personas-obsesionadas-con-supreme  

 

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