Por Pablo Azorín*

Este contexto de pandemia nos deja, sin dudas, un gran aprendizaje: las industrias tecnológicas y la digitalización del trabajo son esenciales en las sociedades y economías actuales.

Todas aquellas compañías que se habían rehusado a avanzar en la economía 4.0 hasta este momento, ahora han comprobado que quedarán fuera del mercado en poco tiempo si no lo hacen. Por eso, esta emergencia ha revalorizado algunas tecnologías, planteó la emergencia por dominar otras, y dejó fuera de juego a todo aquello que no esté en la nube.

El ritmo de transformación se ha acrecentado forzosamente. Para empezar, habrá muchas personas que difícilmente quieran volver a gastar horas en viajes hasta las oficinas cuando ya comprobaron que pueden hacer sus trabajos desde la comodidad de su casa. Esto obliga a las empresas a multiplicar sus plataformas de trabajo, a capacitar a sus colaboradores y a revisar sus medidas de seguridad.

A esto hay que agregar que, sin dudas, explotará el potencial de tecnologías que hasta acá sonaban con fuerza, pero no todos se animaban a implementar. Así, la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático y el Big Data (inteligencia de datos) comenzarán a tener un rol protagonista en los negocios así como en los servicios de salud. Por ejemplo, la IA representa la posibilidad de tener diagnósticos más precisos e, incluso, procedimientos menos invasivos.

Del mismo modo, la educación se verá transformada. Las aplicaciones para las aulas virtuales (en todos los niveles, desde inicial hasta la universidad, pasando por capacitaciones corporativas) empezaron a democratizar el acceso al conocimiento. Su demanda creció exponencialmente en el último mes, así como las horas de webinar dedicadas a entrenar a los docentes en dichas herramientas.

La experiencia de vivir en un mundo dominado por el Covid-19 también impactó sobre los hábitos de compras. El uso de medios virtuales de pago se multiplicó y masificó. Al mismo tiempo, obligó a las empresas a mejorar sus canales de comunicación.

Esto evidenció que muchas tendrán que hacer foco en estos servicios, por lo que comenzarán a demandar soluciones que apunten a darle mejores y más rápidas respuestas a sus clientes.

Por último, la ciberseguridad llegó a su punto crítico: ya no es posible esquivar el tema. En la actualidad las compañías deben dedicar sus recursos para tener un diagnóstico claro sobre su infraestructura en materia de seguridad, pues los puntos de contacto se multiplicaron, y es preciso que conozcan la brecha entre lo que lo que poseen y lo que necesitan.

Aunque ardua de atravesar, el coronavirus es una experiencia que fortalecerá las comunicaciones y posibilidades tecnológicas.

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*El autor es CTO y co-founder de BairesDev.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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