En 1947, el fin de la colonización británica en Asia daba a Cachemira la libertad para decidir su anexión al territorio de la India o al de Pakistán una vez consumada la independencia de estos países del imperio británico. Fue el marajá Jari Signh, a cargo del territorio de Cachemira quien decidió unirse a la India, y con esto, Pakistán tuvo suficiente para iniciar acción bélica contra India. Este primer conflicto por el territorio disputado terminó en 1949. Sin embargo, una nueva guerra le siguió en 1965 y, en 1999 India también se vio envuelta en un conflicto de importante intensidad con tropas rebeldes apoyadas por Pakistán. Para este momento, las consecuencias bipolares de la Guerra Fría ya habían llegado a ambos países y la capacidad nuclear agregaba un componente de tensión al conflicto. La realidad de Cachemira se ha ido tornando más compleja con el paso del tiempo, hoy en día hay más población en contra del mandato indio y claman su derecho a la autonomía o en último caso a la anexión voluntaria a Pakistán. Más del 60% de los habitantes del estado indio de Jammu y Cachemira profesan el Islam, lo que lo convierte en el único estado del país donde hay una mayoría musulmana. La segregación y las brechas de desigualdad han traído a la población de esta región en la India pobreza y marginación, desempleo y represión. De manera constante las fuerzas de seguridad del país reprimen movimientos de insurrección que ante la escalada de violencia han buscado armarse con el apoyo de Pakistán. En 1989 empezó el fortalecimiento de la insurgencia en Cachemira con tintes violentos, la cual se ha recrudecido desde julio de 2016, con la muerte del líder de la insurrección. Desde entonces, cientos de personas han muerto como resultado del enfrentamiento entre las fuerzas armadas indias y la insurrección de Cachemira, y el reciente ataque en la ciudad de Srinagar atribuido al grupo terrorista Jaish-e-Mohammad ha originado la tensión más fuerte entre India y Pakistán desde 1947. Desde 2014, el cambio de gobierno indio trajo como resultado el endurecimiento de la postura de ese país respecto a la influencia paquistaní en Cachemira. A este punto, India responsabiliza a Pakistán de empoderar la presencia de Jaish-e-Mohammad en la región. Sin pruebas contundentes de la participación del gobierno de Pakistán, India amenaza buscar el aislamiento diplomático como sanción que eventualmente sea impuesta por la comunidad internacional a Pakistán. Sin embargo, no bastó la advertencia india de aislamiento, desde Nueva Delhi se orquestó un ataque preventivo para evitar que más ataques como el de Srinagar tuvieran lugar. La ofensiva aérea india, encontró la defensa aérea pakistaní y una nueva espiral de tensión se ha desatado en la región. Por décadas, la falta de solución a este conflicto ha sido uno de los grandes cuestionamientos al sistema internacional que, ante el desinterés de las grandes potencias en encontrar una solución pacífica a esta disputa, solo han dejado escalar las tensiones, resabio del proceso de descolonización. No obstante, la realidad es que este conflicto entre las dos potencias nucleares más pequeñas del planeta, pude tener repercusiones catastróficas para el orbe, no solo para la región. Se ha estimado, que, derivado de una guerra nuclear entre India y Pakistán, el mundo perdería entre el 10% y el 40% de cultivos de arroz, trigo y maíz; derivado del invierno nuclear consecuencia de la guerra. Esas mismas estimaciones indican que el mundo está preparado para alimentar a la población actual únicamente por 16 días, lo que conllevaría a la muerte por inanición de al menos 2 billones de personas. La intervención de la comunidad internacional para encontrar una solución pacífica a esta importante disputa es urgente. Las consecuencias del incremento desmedido en las tensiones entre India y Pakistán son un asunto global, que no pueden esperar.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ArleneRU Linkedin: Arlene Ramírez-Uresti Google+: Arlene Ramírez Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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