La amenaza de cierre de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que el año pasado transportó a 36 millones 56 mil 614 pasajeros, es la conclusión fatal del abandono, la falta de recursos, mantenimiento y la perpetua intención de un erigir un nuevo aeropuerto en la zona de Texcoco a lo que se debe sumar los tiempos políticos de tres administraciones federales.

La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López advirtió que la mala práctica en su construcción, entre 2004 y 2007, han provocado graves fallas estructurales en el edificio por lo que habría un riesgo latente de derrumbe si no se intervine.

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La Terminal 2 del AICM fue concebida como un parche ante el intento frustrado de tener un nuevo aeropuerto en los terrenos de Texcoco durante el gobierno de Vicente Fox. Su construcción se llevó a cabo a finales del gobierno del panista y pese a las advertencias sobre la inestabilidad del suelo, fue inaugurada en 2008 por su sucesor, Felipe Calderón.

Pero las alertas sobre una pobre ejecución del proyecto estuvieron presentes desde 2006. En ese entonces, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) alertó sobre los hundimientos de la Terminal 2 fundamentalmente por un sistema diferenciado de cimentación.

Los dedos sur y norte, donde su ubican las salas de espera, tienen pilotes de fricción los cuales se mueven en conjunto con los hundimientos que se generan en la zona de manera continúa. En tanto, el edificio terminal se realizó a través de pilas hundidas de 60 metros de profundidad lo cual ayuda a que el inmueble se mantenga con relativa estabilidad en su sitio.

De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y que realizó la firma Corporativo Aquacultura Profesional, la sobreexplotación de los mantos acuíferos de la cuenca del Valle de México provocaron que en la zona se registraran severos hundimientos del terreno.

“La extracción de agua subterránea junto con el desarrollo de obras para proteger a la ciudad de inundaciones han provocado la desecación de la zona lacustre de la cuenca de México, al producir el abatimiento continuo de los niveles piezométricos, induciendo con ello severos hundimientos del terreno, al comprimirse las arcillas del estrato superior del suelo”, alertó el estudio.

La primera alerta sobre el mal funcionamiento del complejo vino en 2014 a través del Fondo Sectorial de Investigación para el Desarrollo Aeroportuario y la Navegación Aérea —a cargo de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA)— donde se determinó que la Terminal 2 se hundía al año hasta 30 centímetros, 10 veces más que los 3 centímetros proyectados.

Con sólo seis años operando, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza dijo que para evitar un mayor hundimiento en la Terminal 2, que tuvo una inversión de 8,586 millones de pesos, el gobierno federal debería invertir alrededor de 1,000 millones de pesos.

“Se está hundiendo una parte de la Terminal 2, la parte que va hacia las salas de partida; la parte donde recibimos al público está en condiciones estables”, señaló el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz.

Con el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) echado a andar, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto limitó la inversión en el AICM a 1,250 millones de pesos de 2013, cuando se anunció la edificación de una nueva terminal aérea y hasta 2017, año de los sismos de septiembre que dañaron la Terminal 2.

Hundimientos en la Terminal 2 del AICM. Foto: Edgar Olivares.

Si se contabiliza la inversión total al AICM durante el sexenio de Peña Nieto el total asciende a 1,799 millones de pesos, en todos los casos de recursos propios del aeropuerto, para diversos trabajos, entre ellos el de mantenimiento.

“Los programas de inversión a la infraestructura fueron limitados y llevados a lo indispensable, mermando la calidad de los servicios ofrecidos por el AICM. Se le sometió a una intensa presión política que supuso la esperable presión operativa de sus instalaciones y procesos”, advirtió la SICT en el Programa Institucional del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México 2020-2024.

La precariedad en el presupuesto de conservación de las instalaciones del AICM contrastan con las ganancias que la terminal dejaron. Por ejemplo, en 2013 la administración, operación y explotación de la
concesión dejaron al gobierno recursos por 5,609 millones de pesos; en 2014, 11,118 mdp; 2015, 19, 244 mdp; 2016, 8,936 mdp; 2017, 9,441 mdp y 2018, 10,397 mdp, en total 64 mil 749 millones de pesos.

Aspectos de la Terminal 2 del AICM. Foto: Edgar Olivares.

“Se contó con recursos extraordinarios para lograr la modernización permanente de la infraestructura aeroportuaria, sin embargo, imperó el abandono del AICM, lo cual tuvo los resultados esperados por quienes planificaron el estado de deterioro, pues creció exponencialmente el número de inconformidades relacionadas con la calidad del servicio ofrecido en este recinto aeroportuario”, señala la SICT.

El problema de hundimientos en los terrenos de la Terminal 2 se agravaron con los sismos de septiembre de 2017 y que de acuerdo con diversos estudios elaborados por el AICM se detectó que el suelo se hundía hasta 30 centímetros por año. En ese año, apenas se invirtieron 120 millones de pesos en la terminal capitalina y en 2018 no se destinaron recursos fiscales.

“Los programas de inversión a la infraestructura fueron limitados y llevados a lo indispensable, mermando la calidad de los servicios ofrecidos por el AICM. Se le sometió a una intensa presión política que supuso la esperable presión operativa de sus instalaciones y procesos. Se le indujo un cuello de botella en aras de la propuesta de modernidad neoliberal que significó el NAIM”, señaló la SICT en un reporte elaborado en 2020.

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‘Un parche para tapar otro parche’

Una de las amenazas latente para el desarrollo optimo de la Terminal 2 del AICM son los tiempos políticos. Con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) construido, el gobierno de López Obrador planea una alternativa temporal para detener la hemorragia del edificio terminal.

Un parche más. Antes que reconstruirla, apuntalar sus cimientos para que el complejo sea seguro en el corto plazo y que sea otro presidente, otro gobierno, el que decida si destina recursos para su reedificación o un plan alternativo que garantice su viabilidad.

Aspectos de la Terminal 2 del AICM. Foto: Edgar Olivares.

“La Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) nació como un parche ante la imposibilidad de no contar con un nuevo aeropuerto en Texcoco. Irónicamente hoy está en desahucio y se la única propuesta es parcharla aún más. Es un claro ejemplo de la poca planeación que existe en México y su sistema aéreo”, expuso Antonio Sepúlveda, experto en infraestructura aeroportuaria.

La modernización del aeropuerto capitalino no fue ideada para resolver los problemas de fondo de demanda de transporte aéreo en la zona centro del país con el fortalecimiento robusto de los aeropuertos de Morelos, Toluca, Cuernavaca y Querétaro.

“Desde mi punto de vista, la Terminal 2 fue una solución cosmética a un problema de fondo como lo es el Sistema Aeroportuario Metropolitana, que sí, recibió inversión pero que hasta hace muy poco sólo hacían gala de su poca viabilidad”, agregó el experto.

Concebida durante el sexenio de Vicente Fox Quesada, la Terminal 2 del AICM tenía como meta la atención de hasta 10 millones de usuarios anuales y que en conjunto con la Terminal 1, con capacidad para atender 20 millones de pasajeros al año, podrían atender una demanda de 30 millones de pasajeros anuales hacia 2025.

Sin embargo, tan sólo 6 años después de su inauguración, la Terminal 2 fue declarada saturada por la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT). De acuerdo con datos recientes publicados por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), la Terminal 2 operó durante el primer semestre de este año 82 mil operaciones aéreas de compañías como Aeroméxico, Delta, Latam, Copa Airlines, Aeromar y Wingo.

“Proponer un cierre de la Terminal 2 para su reconstrucción es inviable por el volumen de operaciones que realiza. Claramente el gobierno tiene que idear un plan para parchar otra vez el edificio pero con amplitud de miras, nada estético ni para salir al paso sino este tema se volverá político antes que técnico”, señaló Sepúlveda.

Esta nota fue publicada originalmente el 2 de agosto de 2022.

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