El sabor original de la comida prehispánica y la pasión por alcanzar lo que se desea, son la clave en el éxito de esta empresa que prevé generar más de 350 mil dólares este año. Muy al norte de los Estados Unidos, un grupo de mexicanos irreverentes, pero ingeniosos, lograron triunfar con el tamal como estandarte.      Su cliente más reciente fue Bon Jovi. Abrirán en poco tiempo un local en el centro de Chicago y gracias a su afición a las películas de luchadores y las mascaras que utilizan, son tratados como estrellas. Pero lo que hace especial a The Tamale Spaceship, es el amor y el buen sazón de sus tamales. Es muy probable que este año, la empresa encabezada por Manny Hernández sea reconocida como la  mejor food truck  por el Chicago Journal, Chicago Magazine y el Time Out Chicago, como ha ocurrido ya en dos ocasiones. La vida de este negocio es corta, no así la historia de uno de los fundadores que llegó a Estados Unidos hace 25 años con un objetivo claro: mejorar su calidad de vida. En entrevista con Forbes México, Manny Hernández relata que se crió en la Ciudad de México, pero siempre tuvo la inquietud de conocer Estados Unidos, de experimentar la vida en el país del norte. Tras ejercer un año la carrera de electrónica industrial, decidió probar suerte en Chicago, aprendió inglés y consiguió su primer trabajo en un restaurante donde pasó de lavaplatos a gerente en poco tiempo, su buena dirección ayudó a que el establecimiento abriera cuatro restaurantes más en los ocho años que el mexicano trabajó ahí. La bonanza terminó con la crisis financiera de 2008, las dificultades alcanzaron al restaurante donde trabajaba y cerró. Así, él y su ahora socio Pepe Balanzar se enfrentaron al desempleo.

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  La salvación, los tamales No había vuelta atrás, Manny Hernández y Pepe Balanzar, decidieron no volver a lavar platos. Querían abrir un restaurante, pero el presupuesto era inalcanzable y los amigos o conocidos que tiempo atrás estuvieron con ellos, poco a poco iban desapareciendo o no confiaban en el proyecto. “Si trabajamos en cuatro de los mejores restaurantes, por qué no hacer de ese éxito, algo propio”, relata Pepe. Sin el dinero necesario y sin trabajo, decidieron arriesgarse y comprar una camioneta para convertirla en una food truck. Apostaron todo por los tamales. En enero de 2011, The Tamale Spaceship salió a las calles. “Nuestra mejor inversión, nuestra mejor herramienta, es nuestra experiencia”, enfatiza Manny. “Nos gusta la comida y nos damos cuenta de que vamos a representar a nuestro país y su comida. Lo vamos a hacer lo mejor posible, no importa que sea en cuatro ruedas”. Lo más complicado para empezar con una food truck en el centro de Chicago son los permisos del departamento de salud. En México, casi en cualquier parte, es común ver a los vendedores con sus tambos humeantes llenos de tamales casi en cada esquina, pero allá, el reto era encontrar la forma de venderlos y cumplir con los requerimientos de sanidad. La solución son empaques sellados que permiten despachar con rapidez y limpieza. Incluso los mexicanos desconfiaban, no era posible que un par de tamales costara más de cinco dólares. Pero el sabor venció y todos fueron cautivados, por eso ahora hay que formarse en largas filas para probar el famoso Picturesque, un tamal de cochinita pibil cocinada con salsa de habanero por ocho horas a fuego lento, o el de adobo de cerdo, rajas con queso de cabra o filete de res con mole. El menú incluye ocho diferentes tipos de tamales por día. El sabor mexicano es la pieza crucial que los distingue en un mercado altamente competido, pues se estima que la población latina que vive en Estados Unidos destina el 4% de su gasto a la compra de tamales, la mayor parte, preparados al estilo hondureño o salvadoreño.   Una nave de tamales  Los tripulantes de The Tamale Spaceship, son Manny, Pepe, Erick Arriaga, Electrodito y Liz Martinez, el nombre y la imagen de la compañía surgieron a partir de la influencia de películas de luchadores como El Santo contra los asesinos de otros mundos, el cine de naves y los monstruos espaciales. De ahí también las mascaras, que son un sello particular y han traído anécdotas a la aventura. “En una ocasión nos preguntamos por qué no vendíamos tamales también en la noche, decidimos hacerlo, entonces, como soy el que agarra la camioneta, llegamos a una calle y nos estacionamos. Y empezamos a vender. Después de un tiempo, se nos acerco un policía, preguntando qué hacíamos ahí. Yo le contesté que estaba vendiendo tamales. Me pidió que me quitara la mascara y me preguntó que si sabía que estaba enfrente de un banco, con el rostro cubierto. El vigilante ya le había hablado a la policía, al FBI y al SWAT, pensaron que íbamos a robar. No me había dado cuenta de que ya estaba rodeado”, platica Pepe.   Ahora, el éxito Hoy, todos los días del año, llueva, truene o nieve, Pepe puede manejar con la máscara puesta, estacionarse donde quiera, mientras sea legal, y vender. “Nos apasiona lo que hacemos”, dice. Manny prevé que cerrarán el año con ganancias mayores a los 350,000 dólares. (Donde un 70%, será inversión para el nuevo local, que piensan abrir en enero de 2014). Con sólo dos camiones y siete empleados, The Tamale Spaceship, es una empresa que tiene todo para continuar creciendo. “El trabajo no termina ahí, Hay que seguir mejorando”, afirma. El auge de la comida mexicana en Estados Unidos ha crecido los últimos 15 años. Las franquicias aumentan un promedio de 15% anual, con ventas de 8,000 millones de dólares. Existen 90,000 comercios de este tipo en EU, de los cuales 22,000 son propiedad de mexicanos, según datos de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) de 2007. Aparte de tamales, The Tamale Spaceship, ofrece banquetes y asiste a festivales, donde las especialidades de la comida mexicana son bien representadas elaboradas con tradición y paciencia. Las ventas y los clientes incrementan año con año. Las filas pueden llegar a cientos de personas, muchos aprovechan para tomarse la foto con los famosos “locos” enmascarados. Son tratados como estrellas por las revistas y sitios de Internet y hasta han sido inspiración para programas piloto de HBO y Univisión. “No hemos pagado un quinto de publicidad”, dice Manny. “Todo es gracias a que representamos bien a la comida mexicana, queremos hacer las cosas bien”, y la próxima apertura de un local en el centro de Chicago, es el primer paso, de un plan que no descarta seguir abriendo más y llegar, ¿por qué no?, a México. “Somos una aventura ambulante”.

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