O de cómo hacer las cosas de verdad y no permanecer despierto en cama a las 3 am.       Por Hollie Slade   ¿Alguna vez te has encontrado despierto a mitad de la noche pensando en el gran juego que te espera la semana entrante pero al mismo tiempo en que olvidaste comprar comida para tu gato? “Tu cabeza es para tener ideas, no para aferrarse a las ideas”, dice David Allen, autor del best seller Getting Things Done: The Art of Stress-Free Productivity (algo como Concretando las cosas: El arte de productividad libre de estrés). Pensar que tienes todo presente o que vas a recodarlo mientras vas de una cosa a otra inevitablemente implicará que esos pendientes se irán por una rendija y tus niveles de cortisol se elevarán.   Externa tus pensamientos “La mayoría de los emprendedores tienen entre 35 y 80 proyectos en los que están trabajando”, dice Allen. Por desgracia “tu cabeza es una pésima oficina”, así que tomar pluma y papel y escribir todo es el primer paso en la externalización de todos los pensamientos que compiten entre sí dentro de ella. “Captura todo lo que llame tu atención”, aconseja Allen. “Sé específico sobre la forma exacta en la que tienes que hacer las cosas y define tus resultados y acciones.” “Identifica los pasos involucrados en los procesos que atraviesas de forma regular para que puedas comenzar a optimizarlos, automatizarlos y externalizarlos. Esto se aplica a todo, desde el pago de facturas hasta redes sociales y la preparación de la comida en casa”, dice Ari Meisel, un emprendedor en serie y experto en productividad. Darte cuenta de qué es exactamente a lo que te has comprometido a hacer es un gran primer paso en la organización de tus pensamientos en una forma coherente. “Se trata de crear un inventario”, dice Allen. De esa manera tendrás un mapa de todas las cosas en las que estás enfocado. Estar despierto en cama a las 3 am se debe a que no estás siendo estratégico acerca de lo que estás y no estás haciendo, señala Allen. “La única manera de estar a gusto con lo que no estás haciendo es saber exactamente lo que no estás haciendo.” Una tarea simple como esta te será de gran ayuda para definir exactamente lo que es tu trabajo y sabrás lo que podrían tener que subcontratar de inmediato. “Las personas se aferran a las cosas en su psique”, dice Allen. “Pero su psique no piensa estratégica ni tácticamente. No se puede hacer nada al respecto mientras se está en cama.” “Crea un cerebro externo en el que escribas todas las ideas que tengas, independientemente de si crees o no que sean buenas”, recomienda Meisel. “Despeja tu mente. ¿Mi herramienta favorita? Evernote”, añade.   La regla de los dos minutos Si puedes hacer algo en dos minutos debes hacerlo en ese momento, dice Allen. De lo contrario vas a pasar más tiempo organizándola en otro flujo de trabajo. Si no puedes hacerlo en dos minutos considera externalizarlas a otra persona, pero no pierdas de vista lo que has entregado a otros. No esperes a “dar seguimiento cuando exploten”, dice Allen. “Consigue un asistente virtual”, dice Miesel. “Usa Fancy Hands o Zirtual para contratar uno. Es un proceso educativo para ti sobre cómo delegar y comunicar efectivamente una tarea.”   Mantenimiento A partir de ahí el siguiente paso es mantener en el mínimo el número de pendientes acumulados, asegurándote de que estas listo para la sorpresa y el cambio. Reservar un tiempo cada semana para la reflexión es crítico, dice Allen. Cierra la puerta y da un paso atrás, se trata de administrar el bosque, no de abrazar el árbol, dice. “Este no es un paseo por el parque”, dice Allen. Se trata de asegurarte de que estás enfocando tu energía en lo que debe ser. “Si no estás dispuesto o no puedes hacerlo, los síntomas son que, ni la cosa más fuerte ni lo más cercano emocionalmente lograrán captar tu atención”, dice Allen.

 

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