Forbes En 2008, Jim Whitehurst decidió darle un cambio a su vida. Llevaba poco más de seis años trabajando para la línea aérea Delta, pero le estaban ofreciendo el cargo de ceo de una compañía de tecnología, Red Hat, que había sido fundada en 1993 por los informáticos Bob Young y Marc Ewing. Poco se sabía, en esos tiempos, acerca esa compañía. Sin embargo, había dos focos por los que, en algunos momentos, había logrado atraer la atención de la gente. Uno era que estaba detrás de Linux, un sistema operativo libre y sin costo que comenzaron a empujar desde mediados de la década de 1990 y que había sido señalado por Microsoft como su peor amenaza. El segundo era que Red Hat había nacido del entusiasmo de un grupo de hackers. Whitehurst acabó por aceptar la oferta, sin imaginar que, 11 años después de dar el sí a esta aventura, seguiría embarcado en ella y que los números obtenidos serían satisfactorios. Sólo en su último año fiscal, Red Hat registró ingresos superiores a 2,900 millones de dólares (mdd), casi tres veces más de lo conseguido cinco años antes. Además, Red Hat dejó de ser el gran enemigo de Microsoft en 2014, para convertirse en su aliado para la consolidación de Azure, el servicio de almacenamiento y desarrollo de aplicaciones empresariales, que la compañía fundada por Bill Gates tiene hoy como una de sus principales banderas. La esencia de este crecimiento de la empresa, explica Whitehurst, radica básicamente en el hecho de que su equipo y él encontraron la manera de aprovechar un modelo de desarrollo de software que ellos mismos habían empezado a empujar cuando desarrollaron Linux: el código abierto, estilo que consiste en la creación de programas de manera colaborativa. Dicho de otra forma, en el modelo de desarrollo también llamado open source, lo que se prioriza es que la mayor cantidad de especialistas participen con el objetivo de crear un producto sólido, mismo que no acaba por ser registrado bajo la autoría de una compañía, sino que se coloca como software libre. “Red Hat empezó como un grupo de hackers que buscaban crear un movimiento enfocado en la libertad del software, tratando de que fuera accesible para todos, y esa esencia fue la que decidimos aprovechar para empujar a la compañía”, explica Whitehurst. Para conseguir este impulso, lo que paso a paso fue desarrollando el ejecutivo como eje fue convertir a la empresa en una compañía capaz de proveer a cualquier cliente la infraestructura digital necesaria para que éste pudiera, por sí mismo, desarrollar su propio software, con apoyo de cualquier persona. Te puede interesar: La gente desarrollará la siguiente gran innovación, dice Red Hat

Foto: Red Hat.

La siguiente gran innovación Hoy Red Hat tiene en sus filas 11,000 empleados, distribuidos en 35 países. Y la experiencia de Whitehurst en 11 años lo ha llevado a ser visto como uno de los principales impulsores en el mundo de esta manera de concretar la creación de software, sobre todo a la hora de pensar en el desarrollo de innovación. “Me parece que, por las cualidades que tiene el código abierto, éste es un espacio idóneo para generar la siguiente gran innovación del mundo, porque no es una única persona o sólo un equipo el que trabaja detrás de una idea, sino un conjunto grande de personas que están persiguiéndola”, señala Whitehurst. El ejecutivo valora como singularmente importante el hecho de que cualquier persona pueda llegar a participar en la creación de un programa o aplicación, compartiendo sus propias propuestas y señalando sus inquietudes sobre el trabajo que se está haciendo. “Creo que, en gran medida, el éxito del open source y la capacidad que tiene para generar innovaciones está determinada por el valor que la gente le está dando hoy al hecho de compartir sus ideas”, comenta. “La gente está viendo con muy buenos ojos dar sus conocimientos para aportar a una propuesta; y eso es muy importante”. De esta manera, Whitehurst aplaude que cada vez sean más sectores los que estén involucrándose con el código abierto para poder generar programas y aplicaciones fuertes, que tengan la capacidad de generar cambios considerables en la manera en que se hacen las cosas. Por ejemplo, explica, en los últimos años, el sector bancario ha venido interesándose cada vez más en resolver sus problemas apoyándose en el código abierto, permitiéndose considerar las soluciones que los desarrolladores van encontrando para mejorar sus servicios. También ve buenas oportunidades en temas como la salud o la educación, donde considera que la unión puede, igualmente, generar la fuerza para la innovación.   “Hace unas semanas, tuve la oportunidad de platicar con el CEO de una de las compañías de salud más importantes del mundo, y él me comentaba que tienen muchísima data que no utilizan”, relata. “Imagínate si esa información la pusieran a disposición de los desarrolladores para que ellos crearan cosas con ella; seguramente, obtendríamos soluciones muy buenas”. Por este potencial, Whitehurst considera que el software de código abierto ha dejado de ser propiedad de los hackers, los que, en su momento, lo impulsaron, para pasar a ser propiedad de la gente, que hoy también puede sumarse a la creación de innovaciones por este método. “Cuando llegué a la compañía, la mayor parte de los desarrollos de código abierto que se hacían sobre nuestras plataformas eran hechas por hackers y desarrolladores de grandes empresas, como IBM, por ejemplo. Hoy, sin embargo, son personas en general, además de empresas no ligadas a tecnología, quienes los están haciendo”. Acercar a la gente Para que este último punto pueda concretarse, el ejecutivo señala que es muy importante que, como sociedad, se trabaje fuerte en el involucramiento de los jóvenes en las carreras relacionadas con el concepto de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). “La manera en que se están moviendo las cosas en materia de tecnología, no sólo hablando del código abierto, sino de todo lo que engloba este tema, nos llama a fortalecer el involucramiento de los jóvenes en las carreras STEM. Esto es algo que debemos empujar y hacer accesible para todos”, indica Whitehurst. El CEO de Red Hat asegura que, si bien es muy posible que no todos los jóvenes lleguen en algún momento a ser desarrolladores de tecnologías como el machine learning, es muy probable que se topen con la necesidad de cumplir con tareas que los obliguen a tener, aunque sea, conocimientos básicos sobre esto. “Todo aquel joven que quiera ser exitoso en el siglo XXI deberá ser rápido en adaptación tecnológica, porque es muy probable que, dada la manera en que están evolucionando las cosas, tengan que relacionarse con robots, máquinas o sistemas con los que realizarán, prácticamente de la mano, su trabajo”, sostiene.   Un punto que Whitehurst considera relevante para conseguir que los jóvenes desarrollen su interés por la tecnología y que derive en un acercamiento con este mundo, es el trabajo en las escuelas, para hacer de los conocimientos matemáticos y de ciencias experiencias de la vida diaria y no únicamente ejercicios con números en los cuadernos. “Me parece que algo básico para empujar todo esto es que se les muestre a los niños y jóvenes la aplicación directa de estos temas, que hagan experimentos, que intenten desarrollar tecnología para que puedan, finalmente, tener un interés real por todo esto”, apunta. En particular, Whitehurst señala que, desde hace mucho tiempo, ha tratado de dejar en claro, incluso en sus propios hijos, una idea: “estudiar para ser desarrolladores los llevará no sólo a entender mejor el mundo que viene, sino también a tener más posibilidades de ganar buen dinero”. Cultura interna Por otro lado, el ejecutivo al frente de Red Hat expresa que este estilo de desarrollo de software, que tomaron como bandera en la empresa con sede en Raleigh, Carolina del Norte, acabó también por marcar su estructura organizacional. Más específicamente, señala que esta necesidad de compartir ideas, tal como sucede cuando se desarrolla software bajo el modelo de código abierto, se convirtió en un valor importante para la empresa, que hoy tiene como uno de sus ejes primordiales la comunicación, en todo momento, con y entre sus trabajadores. “Sabía que no iba a ser sencillo liderar una compañía prioritariamente compuesta por hackers. Inclusive, en un principio, cuando llegué a Red Hat, yo tenía la percepción de que todo lo que estaba frente a mí era caos; sin embargo, después me di cuenta de que lo que sucedía era que los colaboradores priorizaban, ante todo, el intercambio interno de ideas para desarrollar mejores productos, algo que me gustó”, apunta Whitehurst. Con este contexto entendido, el directivo asegura que su prioridad no fue, entonces, empujar procesos de trabajo rígidos en la empresa, sino tratar de aceitar todo este intercambio que consideró positivo, para, posteriormente, llevarlo a un nivel más alto. “Para mí, asumir este liderazgo no fue fácil, porque venía de modelos de trabajo más duros, por lo que me tuve que quitar esa máscara que tenía [compuesta] de métodos que había aprendido en la Harvard Business School, para asumir un liderazgo de la empresa mucho más enfocado en el desarrollo de una cultura interna que tuviera como eje este valor”, menciona el ceo. Presente y futuro De acuerdo con una estimación realizada por Statista, actualmente el volumen de ingresos que genera el negocio de desarrollar software de código abierto en el mundo es de alrededor de 14,000 mdd. Sin embargo, se prevé que, para 2022, esta cantidad no sólo se duplique, sino que inclusive acabe por acercarse a los 33,000 mdp. Es pensando en el auge que vislumbra en este estilo de desarrollo de programas y aplicaciones que Whitehurst se prepara, ya no para seguir manteniendo el 20% del mercado que ya tiene en sus manos, sino para incrementarlo cuanto antes. Para esto, asegura, explotarán lo más posible el hecho de que a su compañía, a diferencia de lo que sucede con otras firmas de tecnología, no se le asocia con un producto específico, sino que se le relaciona directamente con el modelo de código abierto. “Nosotros no somos una compañía que esté definida por uno o varios productos, como sí pasa con otras, sino que se nos identifica claramente con un movimiento, con una forma de trabajo, y eso es lo que planeamos seguir empujando”, sostiene Whitehurst. Asimismo, el ex ejecutivo de Delta Airlines señala que el otro eje de la estrategia de desarrollo en el que trabajarán será la capacidad que tiene la empresa para no encasillarse en uno o dos sectores. “Tenemos muchas capacidades para conseguir buena parte de este crecimiento que se espera que tenga el desarrollo de software de código abierto, porque tenemos capacidad de estar en todo tipo de sectores, porque podemos empujar cualquier tipo de desarrollo”, afirma. Sus planes parecen marchar bien, toda vez que, durante el primer trimestre del año fiscal 2019, Red Hat, que pasó de ser la iniciativa de un grupo de hackers a una compañía que cotiza en la Bolsa de Nueva York (siglas RHT), obtuvo ingresos por 814 mdd, 20% más que en el mismo periodo del año pasado. Para el caso de México, país en el cual Red Hat está presente desde 2007, Whitehurst prevé, además de seguir relacionándose con la mayor cantidad posible de compañías para vender sus soluciones de open source, colocar al país como plataforma desde la cual seguir acercándose a Latinoamérica. Te puede interesar: México requiere menos miedo para su transformación digital

Foto: Red Hat.

 

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