¿Se puede y se debe exigir transparencia a los medios y a los periodistas en su forma de trabajo, procedimientos y fuentes informativas?   Por Roberto Aguirre Vargas   ¿Cuántas veces hemos leído o escuchado como uno de los grandes problemas en nuestro país la necesidad de hacer mejorar y hacer tan transparente como sea posible la información de las dependencias de gobierno? Claro, nos fijamos en las dependencias oficiales porque los recursos con los que trabajan son públicos, esto es, una parte de nuestros dineros (para quienes pagamos impuestos) pueden estar involucrados en las operaciones de esta o aquella dependencia. No se salvan las empresas e instituciones privadas. Todas son o deberían ser sujetas a procedimientos de claridad informativa y transparencia. Por ello, existen firmas muy prestigiadas que realizan las auditorías financieras para, por ejemplo, las empresas que cotizan en la bolsa de valores y que por ordenamiento legal deben hacer públicas sus cifras y cambios relevantes. ¿Podríamos exigir lo mismo a la prensa y a sus periodistas? ¿Debemos aspirar a una transparencia en la información obtenida de alguna manera y exigir que se haga pública, ya sea para los organismos públicos o empresas privadas? La respuesta sencilla y obvia es que sí. Los medios de información debieran tener entre sus “valores” el culto a la verdad. Recientemente leí en la columna del periodista Samuel García un episodio que vivió en algún momento: un encuentro con un funcionario del Banco de México, quien le dijo que “la falta de cultura de transparencia y de rendición de cuentas en sus altos funcionarios era, en buena medida, culpa de los periodistas”. Ante la pregunta necesaria y esperada del periodista del porqué de esa afirmación, el funcionario respondió: “… porque son ustedes los que, debiendo preguntar, investigar, analizar y publicar sobre lo que ocurre aquí, no lo hacen, y eso le hace mucho daño al banco central”. No estoy del todo de acuerdo en el análisis posterior de Samuel, en el que parece confirmar como cierto este dicho, pues pareciera que ante la falta de investigación (periodística en este caso), le corresponde una ausencia de transparencia a las instituciones o empresas con respecto al compromiso social al que deben responder. Sin embargo, sí creo que un ejercicio más profesional, informado y responsable del periodismo traería como consecuencia un resultado más completo y abierto. Lo peor está en pensar y confirmar que las instituciones privadas y públicas se esfuerzan en hacer la comunicación lo menos clara posible, sobre todo aquella que se refiere a procesos económicos, inversiones, presupuestos, gastos, etc. ¿Cómo lograr que mejore el rendimiento de cuentas de manera transparente? Salvando, claro está, aquellos asuntos que legalmente estén impedidos a informar. Pues se deben implementar procesos en todas las aristas de esta encrucijada de varias caras. Mayor preparación y especialización periodística. Este factor ha sido seriamente atendido (en general) por los medios de comunicación, los cuales han dado muestra de responsabilidad frente a las exigencias propias del dinamismo. Por ejemplo, el periodismo financiero y de negocios. Auditorías anticorrupción. Las empresas y dependencias de gobierno tienen la obligación social de practicar estrategias de prevención de la corrupción, lo que llevaría a una mayor transparencia. Si no hay nada que ocultar, ¿por qué no ser transparentes? Existen en México empresas que ofrecen tanto el apoyo para crear políticas eficaces como formación sobre anticorrupción y programas de comunicación, con servicios como:
  • Evaluación de principales riesgos de soborno dentro de su empresa, mercados, países de operación, sectores de negocio o áreas de atención pública.
  • Evaluación de principales riesgos de soborno a lo largo de su cadena de suministro y comportamientos de agentes.
  • Servicios especializados de supervisión en consonancia con diversos programas, como el de revelación voluntaria del Banco Mundial.
¿Qué decir en los casos de fraude? Pues en México existen empresas que tienen amplios y probados sistemas de análisis de este tipo de prácticas en las que se puede:
  • Obtener una visión empresarial real del fraude, mediante la incorporación de alertas desde múltiples sistemas en un único entorno.
  • Aprovechar al máximo fuentes de datos externas, tales como bases de datos de consorcios sobre fraudes.
  • Mejorar la eficiencia en las investigaciones con una visualización única en red, consulta detallada de datos y otras herramientas de investigación.
  • Personalizar la solución según las necesidades
Digamos que por algún lado debe romperse el círculo vicioso de la falta de transparencia y la información confiable. La prensa y los periodistas tendrían acceso sin dificultad a la búsqueda profesional e informada de datos, que las empresas no tendrían empacho en ofrecer si cada quien hiciera su trabajo completo y sin cortapisas. ¿Le estaríamos dando la vuelta al famoso good news are no news? Quizá no, pues las buenas noticias también lo son, pero el enmarañamiento en el que nos encontramos con el ocultamiento informativo puede deberse, en muchos casos, a que algo huele y anda mal y no debe saberse…     Contacto: e-mail: [email protected] Twitter: @BricMx

 

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