Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto ya más de 5,000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior. Reuters Los rebeldes prorrusos bombardearon el martes a las tropas gubernamentales rodeadas en el este de Ucrania, mientras se estancaba un plan para que ambas partes retiren su armamento pesado, empujando el frágil acuerdo de paz más cerca del colapso. Un testigo de Reuters cerca de la línea del frente dijo que los ataques de artillería golpeaban la localidad de Debáltsevo cada cinco segundos, a pesar de la tregua que redujo los combates en muchas zonas desde que entró en vigor el acuerdo mediado por Europa el domingo. Los rebeldes aseguraron haber capturado partes de Debáltsevo, situada en un estratégico cruce ferroviario, y que algunos soldados ucranianos se habían rendido, aunque Kiev negó esta información. “Hay duros combates en las afueras de la ciudad y alrededor de la estación. Pero nuestras fuerzas están manteniendo sus posiciones y tienen todo el derecho a abrir fuego en respuesta”, dijo el portavoz militar ucraniano, Andriy Lysenko. Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado el pasado jueves pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto ya más de 5,000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior. Pero la ferocidad de los combates en Debáltsevo fue inesperada y aumentó la preocupación en Kiev y en Occidente de que los separatistas y el presidente ruso, Vladimir Putin, quieran consolidar los últimos avances rebeldes antes de que pueda establecerse la paz. Camiones militares y tanques iban y venían de la aldea prácticamente destruida de Nikishine, mientras los rebeldes bombardeaban la cercana Debáltsevo con misiles Grad, artillería pesada y bombas de mortero. Columnas de humo se elevaban sobre Debáltsevo, que tenía unos 25,000 habitantes en tiempos de paz y lleva varias semanas bajo el fuego de los separatistas prorrusos. Se esperaba que monitores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) intentaran llegar a la ciudad asediada, después de que Alemania dijo que había acordado pasos con los líderes de Rusia y Ucrania para asegurar que los observadores tengan “acceso libre” en el este del país. No obstante, un nuevo llamado de Berlín para el establecimiento de la paz y el comienzo del retiro de armas pesadas el martes, tal y como estaba previsto en el acuerdo firmado el jueves en la capital bielorrusa de Minsk tras duras negociaciones, pareció caer en oídos sordos. “No tenemos derecho (a dejar de pelear por Debáltsevo). Incluso es un asunto moral. Es territorio interno”, dijo Denis Pushilin, un destacado representante de los separatistas, al tiempo que estableció el objetivo de “destruir las posiciones de combate del enemigo”. El líder de la región de Luhansk, una de las dos controladas por los rebeldes en el este ucraniano, dijo que los combatientes separatistas habían empezado a retirar su armamento pesado. Pero no había señal de que estuviera ocurriendo lo mismo en las zonas que controlan en la autoproclamada República Popular de Donetsk. “No haremos nada unilateralmente. Eso convertiría a nuestros soldados en blancos”, dijo Pushilin a Reuters en Donetsk. El Ejército ucraniano reiteró que sus fuerzas tampoco retirarán sus armas pesadas hasta que no haya una tregua total. “En las últimas 24 horas han habido disparos, de modo que no hay cese al fuego y entonces tampoco hay una precondición para un retiro de las armas pesadas”, afirmó Lysenko.

 

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