Donald Trump siguió su línea como escéptico del calentamiento global y anunció que retira a Estados Unidos del Acuerdo de París. El presidente argumentó que su decisión protege al país, ayudará a crear empleos para los estadounidenses y con ella cumple su promesa de campaña de eliminar las regulaciones que restringen la economía. “El Acuerdo de París socavaría nuestra economía, ahorcaría a nuestros trabajadores, debilitaría nuestra soberanía, impone riesgos legales inaceptables y nos pondría en desventaja permanente con otros país del mundo”, declaró. Trump aseguró que con el acuerdo podrían perder hasta 2.7 millones de empleos hacia 2025; en contraparte, el pacto ambiental le da ventajas a otros países, como China e India. Por ello, afirmó que trabajará de inmediato para renegociar la entrada al acuerdo bajo condiciones más justas para su país, pues desea tener un ambiente limpio, pero no a costa de la pérdida de empleos. En su discurso, el mandatario destacó varias veces su eslogan de Make America Great Again, así como su política de America First. “Fui electo para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París”, expresó. Trump criticó también que su país tenga que destinar recursos millonarios a países en desarrollo, por ello abandonará también el Fondo Verde Climático (Green Climate Fund) —un mecanismo de apoyo para economías emergentes para mitigar los efectos del cambio climático que fue firmado en la Conferencia de Cambio Climático celebrada en Cancún en diciembre de 2010–. De acuerdo con Trump, el fondo cuesta a su país “una basta cantidad de dinero”. A principios de este año, la administración de Barack Obama donó 500 millones de dólares adicionales al fondo. La aportación de Estados Unidos al Fondo es la más importante en términos monetarios, con 3,000 millones de dólares comprometidos —del total de 10,300 millones—, de los que se han pagado efectivamente 1,000 millones. Por medio del Acuerdo de París, la mayoría de los países del mundo se comprometió en 2015 a contener el cambio climático e impulsar acciones para revertirlo, así como a destinar recursos para ello. El presidente estadounidense se ha caracterizado por criticar la limitación de las emisiones contaminantes y desde que inició su mandato ha tomado decisiones para impulsar las energías fósiles, como el carbón y el petróleo, las cuales abonan al calentamiento global. Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases contaminantes, sólo por detrás de China, que tomó el primer lugar en años recientes con el crecimiento de su economía.

 

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