Ucrania ignoró el ultimátum ruso de rendir la ciudad oriental de Severodonetsk en el inicio de esta jornada, mientras Estados Unidos anunció la entrega de más armas a Kiev e instó a sus aliados a no “perder fuelle” en la entrega de apoyo militar.

Severodonetsk, ahora en gran parte en ruinas, ha sido durante semanas el principal foco de la guerra.

Rusia había instado a las fuerzas ucranianas atrincheradas en una planta química de la ciudad a que dejaran “la resistencia sin sentido y depusieran las armas” desde estas mañana, aprovechando su ventaja en la batalla por el control del este de Ucrania.

Ucrania afirma que más de 500 civiles, entre ellos 40 niños, permanecen junto a soldados en el interior de la fábrica química de Azot, refugiándose de semanas de bombardeos rusos casi constantes.

El alcalde de Severodonetsk, Oleksandr Stryuk, dijo que las fuerzas rusas estaban tratando de asaltar la ciudad desde varias direcciones, pero que los ucranianos seguían defendiéndola y no estaban totalmente aislados, aunque todos sus puentes fluviales habían sido destruidos.

“La situación es difícil pero estable”, dijo a la televisión ucraniana. “Las vías de escape son peligrosas, pero las hay”. No hizo referencia al ultimátum de Rusia.

Moscú había dicho que dejaría evacuar a los civiles de la planta el miércoles, pero los separatistas respaldados por Rusia dijeron que los bombardeos ucranianos habían echado por tierra el plan, que habría implicado sacar a la gente hacia el territorio que controlan.

Serhiy Gaidai, gobernador de la región de Luhansk, donde se encuentra Severodonetsk, dijo que el Ejército ucraniano seguía defendiendo la ciudad y evitando que las fuerzas rusas tomaran su gemela, Lysychansk, en la orilla opuesta del río Síverski Donets.

Reuters no pudo verificar inmediatamente los relatos en el campo de batalla.

Luhansk es una de las dos provincias orientales que Moscú reclama en nombre de los separatistas. Juntas conforman el Dombás, una región industrial en la que Rusia ha centrado su asalto tras fracasar en la toma de la capital ucraniana, Kiev, en marzo.

Ante decenas de ministros de Defensa de la OTAN reunidos en Bruselas para debatir sus próximos movimientos, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, dijo que la invasión se encontraba en un “momento crucial”.

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“No podemos permitirnos aflojar y no podemos perder el ritmo. Lo que está en juego es demasiado importante”, dijo al inicio de las conversaciones.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la alianza estaba “muy centrada en intensificar el apoyo” a Ucrania.

Más tarde, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una ayuda armamentística de 1.000 millones de dólares para Ucrania que, según fuentes conocedoras del paquete, incluye sistemas de cohetes antibuque, cohetes de artillería y cartuchos para obuses.

Biden, que habló por teléfono el miércoles con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también anunció 225 millones de dólares más en ayuda humanitaria para Ucrania.

El bombardeo de la fábrica de amoníaco Azot de Severodonetsk recuerda el anterior asedio a la planta siderúrgica Azovstal en el puerto sureño de Mariúpol, donde cientos de combatientes y civiles se refugiaron de los bombardeos rusos.

Los que estaban dentro se rindieron a mediados de mayo y fueron puestos bajo custodia rusa.

Los que están dentro de Azot sobreviven gracias al agua de los pozos y a las provisiones de alimentos que traen, dijo el alcalde.

Kiev ha dicho que entre 100 y 200 de sus soldados mueren cada día, y que hay cientos de heridos en algunos de los combates más sangrientos desde la invasión rusa del 24 de febrero.

Rusia no da cifras regulares de sus propias pérdidas, pero los países occidentales dicen que han sido masivas, ya que el presidente Vladimir Putin busca el control total del Dombás y de una franja del sur de Ucrania. Putin califica la guerra como una operación militar especial contra los nacionalistas ucranianos.

El miércoles, Zelenski instó a Europa a imponer más sanciones a Rusia. También dijo que las ambiciones territoriales de Moscú se extienden más allá de Ucrania a una franja del este de Europa, desde Polonia hasta Bulgaria, sin aportar pruebas de su afirmación.

Los países occidentales han prometido a Ucrania armamento estándar de la OTAN, pero su despliegue está llevando tiempo. Zelenski dijo que no había justificación para los retrasos.

Su asesor, Mijailo Podolyak, dijo que los defensores de Severodonetsk querían saber cuándo llegarían las armas. “Bruselas, estamos esperando una decisión”, escribió en Twitter.

Las fuerzas rusas también están tratando de avanzar hacia el sur, hacia Sloviansk, dijo el concejal local Maksym Strelnik a la televisión, añadiendo que los militares ucranianos están “manteniendo la línea y están lanzando contraataques en los flancos del enemigo”.

En el Dombás, el sonido de los bombardeos se podía escuchar cerca de la ciudad de Niu-York, donde las fuerzas ucranianas dijeron que Rusia estaba lanzando todo a la batalla.

“Durante tres meses y medio nos hemos enfrentado al mayor país del mundo”, dijo un militar ucraniano de 22 años apodado “Vikingo”. “Han sufrido muchas bajas en vehículos y personal, pero no se retiran”.

Con información de Reuters.

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