Un único accesorio, un imponente collar ornamentado procedente de la tumba de una niña de ocho años en la antigua Jordania, revela la complejidad social de la cultura neolítica y una peculiar interacción entre arte, comercio, estatus y prácticas funerarias. La joya analizada tiene más de 2500 piedras y conchas.

Los adornos corporales son símbolos poderosos que comunican valores culturales e identidades personales, por lo que son muy valiosos para el estudio de las culturas antiguas. En este nuevo trabajo, los científicos escudriñan los materiales que adornaban el cuerpo de un niño -presumiblemente una niña- enterrado en una tumba de la aldea neolítica de Ba’ja, en Jordania, datada entre el 7400 y el 6800 antes de la era común.

Los materiales comprenden más de 2500 piedras de colores y conchas, dos excepcionales cuentas de ámbar -las más antiguas conocidas hasta ahora en Levante- junto con un gran colgante de piedra y un anillo de nácar delicadamente grabado, resume un comunicado la revista Plos One.

Su descripción se publica en la revista Plos One, en un artículo que lidera Hala Alarashi, de la Université Côte d’Azur (Francia) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España).

“Nuestro objetivo era desafiar la degradación del tiempo y reimaginar la composición inicial para explorar mejor el significado de esta categoría simbólica de la cultura material, no como un mero grupo de cuentas, sino como una creación ornamental con una estética más amplia”, explican los autores en su artículo.

Los resultados de la reconstrucción “superaron nuestras expectativas, ya que revelaron un imponente collar de varias hileras, de estructura compleja y diseño atractivo”.

Analizando la composición, la artesanía y la disposición espacial de estos objetos, los autores concluyen que pertenecían a un único collar compuesto de varias filas que se había deshecho desde el enterramiento. La niña fue enterrada sobre el lado izquierdo en posición fetal.

El collar del múltiples filas es uno de los ornamentos neolíticos más antiguos e impresionantes, y aporta nuevos datos sobre las prácticas funerarias de la época para individuos de estatus social aparentemente elevado.

La fabricación del collar parece haber implicado un trabajo meticuloso, así como la importación de ciertos materiales exóticos de otras regiones.

“Sugerimos que el collar fue creado en Ba’ja, aunque partes significativas de las cuentas estaban hechas de conchas y piedras exóticas, incluido el ámbar fósil, un material sin precedentes nunca antes atestiguado para este período”.

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El estudio de este collar revela una compleja dinámica social entre los miembros de la comunidad de Ba’ja, incluidos artesanos, comerciantes y autoridades de alto estatus que encargarían este tipo de piezas, que “sin duda merece una investigación más profunda de esta cultura neolítica”.

Como parte de este estudio, los investigadores crearon una reconstrucción física del collar original, que ahora se expone en el Museo de Petra, en el sur de Jordania. EFE

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