Por: Eduardo Pérez*

Pocas notas hacendarias destacaron en el pasado Informe de Gobierno del presidente López Obrador. Pocas. Y es que en su contenido, la recaudación fiscal pasó a ser un tema secundario.

Sí, hubieron otros temas que sí sobresalieron. Por ejemplo: la reducción del robo de combustible en 94%; el aumento de remesas por 16,845,000 millones de dólares -mdd-; e incluso el ahorro, de 145,000,000 millones de pesos -mdp-, con las compras consolidadas del gobierno. ¿Pero qué hay de la política fiscal? 

En este rubro, repasemos algunos puntos mencionados: uno de los más importantes fue el de la reducción del ISR al 20% y el IVA al 8%, en la frontera norte. O también, el aumento en la recaudación de 2.6% en comparación con el año pasado. Pero de ahí, nada más. 

El informe de este año consta de 334 cuartillas, dividido en tres ejes principales del Plan Nacional de Desarrollo: Política y Gobierno, Política Social y Economía. Precisamente, en este último apartado, se refiere: “el enfoque que se propone se basa en la disciplina fiscal, el cese al endeudamiento, el respeto a la autonomía del Banco de México, la creación de empleos y el fortalecimiento del mercado interno”.

Si uno analiza este enunciado, se entiende que la recaudación sería un tema prioritario para referir; sin embargo, al menos en el mensaje dado por el presidente, no fue así. Situación que se acentúa con la ausencia de otro tópico que es fundamental para la agenda nacional: la reforma fiscal.

A México le urge un cambio de fondo en su política tributaria y la situación económica en el país así lo demanda. Por ejemplo, apenas en julio pasado y de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, el ISR cayó en -10.1%, mientras que el IVA disminuyó 7.9%. En este sentido, diversos especialistas coinciden en que estas cifras revelan un problema grave en la recaudación nacional.

Y es que esta baja en los ingresos fiscales ocurre en un contexto donde el crecimiento de la economía del país -al parecer- se encuentra estancado, lo que afecta la actividad productiva  y la captación de recursos, a través de las empresas y el consumo.

Para junio, un mes antes de la publicación de estos resultados, el ISR tenía aún balance positivo; mientras que en el caso del IVA, se registraba un índice estable. ¿Qué pasó entonces? Muy probablemente, el nulo crecimiento del segundo trimestre, tuvo mucho  que ver.

Veámoslo así: si las autoridades fiscales prevén ya una menor recaudación en los próximos meses, es lógico pensar que buscarán que el gasto público quede por debajo de lo aprobado por el Congreso y se enfoque en mantener -más o menos- los índices hacendarios. 

Las perspectivas económicas apuntan ya a urgir cambios en la administración tributaria. No hablamos ya de lograr para este año un superávit primario de 1% (prometido por el presidente) o un crecimiento de 1.3% para 2020, sino de nuevas prácticas de recaudación y manejo de impuestos que trasciendan a favor de la economía de México.

Para ello, es un hecho, queda poco tiempo.

  *es el director general de CONTPAQi® *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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